Diamantes en bruto y las vidas al límite

Una de las grandes ninguneadas por el Oscar fue Diamantes en bruto (Uncut Gems, 2019), el trabajo más reciente de Josh y Benny Safdie detrás de la cámara. La película, comandada por un sólido Adam Sandler, propone un viaje a los infiernos en Nueva York. un retrato de la caída de un hombre deseoso de vivir al límite. Un irredento adicto al juego, confiado de poder ganarle a la vida misma para tenerlo todo.

Dos de nuestros colaboradores discuten sobre la película:

Rafael Paz (@pazespa): Jorge, si mal no recuerdo, tuviste oportunidad de ver esta película en el Festival de Cine de Toronto (TIFF, por sus siglas en inglés), donde terminó opacada (al menos entre el público) por la displicente Jojo Rabbit (2019). Lo cual, tristemente, se repitió a lo largo de toda la temporada de premios. No sé tú, pero me parece que el trabajo de los Safdie retrata muy bien a nuestra sociedad actual (aun cuando esté ambientada unos años atrás), este mundo frenético donde importa poco el futuro y el presente se vive al límite, un tema que se potencia gracias a que los Safdie están poco interesados en crear un cuento moral o una lección de vida. ¿Qué piensas? ¿Qué recuerdas de esos días en el TIFF?

JJ Negrete (@jjnegretec): La cuestión con un festival tan grande como el de Toronto es que generalmente la conversación se vuelca sobre varias películas al mismo tiempo, en un ambiente que tiende a las que, justamente, como Jojo… buscan posicionarse hacia la temporada de premios. Ojalá la Academia existiese justamente para premiar a las más meritorias, pero creo que a los hermanos Safdie les interesa mucho más la captura de los dos tiempos que mencionas. Particularmente en Uncut Gems, el presente parece construirse de forma endeble y riesgosa, basándose en apuestas que, independientemente del resultado, terminarán con otra apuesta aún más arriesgada. Resulta curioso como los Safdie en esta película y en Good Time: viviendo al límite (Good Time, 2017), presentan la conducta compulsiva como un auténtico ethos, uno que describe no sólo el de sus personajes centrales, sino el de muchas personas en el mundo actual. Creo que por eso Howard (Sandler) es un personaje tan desagradable como atractivo. ¿Ves esta misma dualidad en el personaje?

@pazespa: Pienso que esa dualidad es la que hace al personaje tan empático entre el público, no es complicado identificarse con la forma en que se comporta. No porque todos apostemos continuamente o tengamos una amante en la ciudad (Julia Fox es todo un descubrimiento) mientras nuestra familia vive en los suburbios, sino porque todos tenemos esa capacidad de caer en el espiral, de perder el control y, me parece, comprendemos que cualquier persona que vive en un mundo como el nuestro puede experimentar lo mismo. Somos fragilidad. Uncut Gems no es una película de terror, pero genera una sensación similar a los mejores ejemplos del género. Una necesidad de alejamiento que se mitiga porque resulta imposible quitar los ojos de la pantalla. Es una lección que aprendieron los Safdie de algunos de los grandes maestros del cine neoyorquino: el primer Abel Ferrara –el de Corrupción judicial (Bad Lieutenant, 1992) o El ángel de la venganza (Ms .45, 1981)– y Sidney LumetUna tarde de perros (Dog Day Afternoon, 1975) y, en especial, Antes que el diablo sepa que has muerto (Before the Devil Knows You’re Dead, 2007)– o algo como El jugador (The Gambler, 1974). Hay una sensación febril a lo largo de toda la construcción de la película, ¿no te parece?

@jjnegretec: Sí, y no sólo febril, sino una de enajenación y hasta de un peculiar estado entre la excitación y la eyaculación, términos en los que el mismo Howard pone su relación con los diamantes. Creo que la respuesta a Uncut Gems es muy similar a la que muestra Kevin Garnett hacia el enigmático ópalo: la fuente de su encanto es un misterio por que nace de la tensión constante entre lo vulgar y lo sofisticado, así como entre lo violento y lo tierno. Parecería simple entender que la película trata sobre un compulsivo ludópata, pero orbitan alrededor temas relacionados con la familia, la religión, la ostentación y desde luego la ciudad misma. Considero también que los Safdie han desarrollado una forma distintiva de entender Nueva York, tan contradictoria, rala y vibrante como las que construyeron Ferrara o Lumet, cineastas a los que haces referencia. ¿Tú cómo encuentras esa construcción urbana en los Safdie?

@pazespa: Guardadas las distancias, siempre he pensado que Nueva York y la CDMX tienen más de una similitud, que también comparten sus habitantes. Ciudadanos que han aprendido a sobrevivir entre lo malo y lo bueno, son metrópolis tan grandes que la vida diaria te lleva a experimentar esa dualidad de manera permanente. Para los Safdie, Nueva York no es sólo el fondo de su trabajo, es uno de los personajes principales y no rehuyen a mostrar sus facetas más particulares. Esto me parece que se expresa de manera bastante elocuente en cómo eligen a los actores para los personajes secundarios, gente que vive en esas calles, las habita y las ha hecho suyas. Personas reales que dotan a la trama de ese sabor neoyorquino bastante particular.

Pienso, por ejemplo, en cómo contrasta Diamantes en bruto con Un día soleado en Nueva York (A Rainy Day In New York, 2019), de Woody Allen. Durante años se ha hablado de Allen como un cineasta que comprende su ciudad, uno que sabe cómo retratarla. Sin embargo, su mirada siempre carga cierto snobismo (no tiene nada malo, por cierto), que se enfoca en cierta idea de Nueva York, más bohemia y cosmopolita. Un día soleado… recorre esa misma vereda en gran parte de su metraje, hasta los minutos finales en que el protagonista descubre la primera profesión de su madre y Allen da a entender que Nueva York se construyó de manera similar, evolucionó hasta lograr cierta dignificación en el imaginario colectivo (impulsada por el cine). Los Safdie, como Ferrara, Lumet, Martin Scorsese (Pandillas de Nueva York, Vidas al límite) o Spike Lee (Haz lo correcto), no temen meter las manos al lado más oscuro de la vida citadina. Esta es una urbe donde las posibilidades son infinitas, pero los errores se pagan caro.

@jjnegretec: Me gustaría enfocarme en dos aspectos que comentas. Por un lado, la irrupción de actores profesionales en roles secundarios (Judd Hirsch, Eric Bogosian, Idina Menzel), junto a personajes que únicamente podrías ver caminando en las calles, algo que apunta a acentuar la forma en la que los Safdie construyen Nueva York. Eso crea un mosaico de tipos y caracteres que contribuyen a la riqueza de sus urbes. Como dices, contrastan fuertemente con la Nueva York aséptica y estilizada de Allen, un hombre que le demuestra mayor infatuación que amor a su ciudad.

Por otro lado, los Safdie evaden dicha estilización, pero tampoco aluden a un realismo impersonal, sino a la recreación de una urbe que, ahora que mencionas la CDMX, podría evocar a las calles de Gabriel Retes por ejemplo. Lugares hostiles, más no inhabitables, en los que la vida cotidiana es un riesgo en sí.

@pazespa: Y dicho punto se extiende al mismísimo Kevin Garnett. Un jugador que siempre daba el 110% en la cancha y en el vestuario, al que nunca le paraba la boca aun en sus peores partidos, y al que los Safdie logran capturar en ese estado de obsesión con el que vivía cuando era jugador de los Celtics de Boston. Garnett, como los otros actores que no son actores, ayuda a crear esta urbe que camina una línea muy delgada entre lo real y lo ficcionalizado, con la cámara bajo el influjo de un fuerte esteroide. No había pensado en Retes, aunque el hilo ahora parece claro. Uncut Gems se empata con algo como La ciudad al desnudo (1989), donde las acciones de los personajes crecen poco a poco, hasta que la furia de la ciudad es incontenible.

@jjnegretec Creo que más que la furia, ambas películas comparten el vigor como el motor de sus personajes, pero visto como una fuerza destructiva y hasta hipnótica. La crudeza y la audacia dominan la puesta en escena, basta con ese plano inicial que nos lleva de una mina en Etiopía a una colonoscopia para entender que toda apuesta que toman los directores relacionadas con la película es de alto riesgo. Aquí se juega todo hasta perder totalmente. La apuesta es legítima únicamente cuando se pierde. This is how we win.

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