Después de Oslo, 31 de agosto (2011), la audiencia esperaba con ansías el debut del danés Joachim Trier en la Selección Oficial del Festival de Cannes. Louder than Bombs, su nuevo trabajo, es un drama sobre una familia disfuncional y las consecuencias de la muerte de uno de sus miembros. La crítica apunta a una cinta ambiciosa, aunque con un par de fallas por lo mismo. A continuación les dejamos algunos de los comentarios que suscitó:
Luis Martínez, El Mundo: “El problema es que el propio planteamiento, tanto argumental como formal, corre en paralelo al asunto tratado: nada tiene sentido. La ambición acaba por convertir la película en una pretendida reflexión existencial tan abigarrada visualmente como finalmente desenfocada. Pomposa, sería la única calificación posible.”
Ángel Quintana, Caimán: Cuadernos de cine: “Podría haber sido la típica y enésima película en la que, tras la muerte inesperada de un personaje (la madre, en este caso), el resto de la familia se reúne y se prepara para vivir el duelo a la vez que empiezan a emerger secretos nunca antes conocidos. Por fortuna, el cineasta noruego de origen danés Joachim Trier (Oslo, 31 de agosto) consigue conducir su muy elaborada construcción narrativa (que por momentos recuerda a algo de los primeros filmes de Atom Egoyan) por otros territorios mucho más sugerentes y personales. El relato se articula a varias voces y abre la puerta a las perspectivas del marido y de los dos hijos, pero no solo para que todos ellos ajusten cuentas con los respectivos recuerdos que atesoran de la desaparecida, sino también para encarrilar sus propias vidas y reconocerse a sí mismos.”
Fabien Lemercier, Cineuropa: “Joachim Trier desata el gran poder de las fotografías de la madre de mundos devastados y personas en este retrato familiar, que flota en un desierto de verdaderos sentimientos bajo la tensión de la pérdida y el rol que la incertidumbre juega. También le da rienda suelta al poder de una narrativa que explota con miles de elementos arremolinados, sumiendo a la audiencia en los vórtices de la imaginación y la memoria. Esta significativa deconstrucción formal que incomodará a algunos a lo largo del año y ciertamente enojará a otros, tiene un efecto ligeramente perjudicial en la simpatía que sentimos por los protagonistas, que de ninguna manera convierten a Louder than Bombs en una película que deba verse dos veces.”
Dan Fainaru, Screen Daily: “Para examinar las relaciones en una familia disfuncional, el guión se mueve constantemente en el tiempo e incluye una o dos breves secuencias de sueño. Los puntos de vista son frecuentemente cambiados, los voiceovers algunas veces complementarios y generan contrapuntos con la imagen. Hay tanta efervescencia bajo la superficie que es fácil distraerse por la riqueza del lenguaje cinematográfico y olvidar de qué es de lo que trata la película. Escribiendo con Eskil Vogt, tal como hizo en sus dos primeros filmes, el éxito del engañosamente complejo guión se apoya en gran medida sobre trabajar con el mismo equipo técnico que han estado con Trier desde el inicio.”
David Rooney, The Hollywood Reporter: “Los temas de duelo, arrepentimiento y vidas dañadas en los que Trier y su co-guionista habitual Eskil Vorgt son manejados con su usual inteligencia. Pero la observación de personaje es tanto menos original como menos consistente de los usual, y aunque este es un drama contemporáneo, se siente como una incómoda pieza de época, por momentos evocando la superior Ice Storm de Ang Lee. Trier tiene cosas significativas que decir sobre la manera en la que una pérdida trágica e incomprensible puede volvernos híper protectivos, celosos e incluso deshonestos con nuestras memorias privadas y con la imagen que presentamos de un ser amado que se ha ido.”