¿Cómo entrarle a Kenneth Anger?

En más de una entrevista el boxeador mexicano Rubén “El Púas” Olivares declaró que pese a que le gustaba mucho el box, su máxima pasión en la vida era “lo prohibido”, lo sabroso. Para El Púas no había más sustancia de vida que la encontrada en el sexo a rienda suelta, la fiesta y el trago. Ese tipo de declaraciones no escandalizan mucho hoy en día; muchos somos viciosos, pero viniendo de un deportista el mensaje adquiere una dimensión más prohibida: salirse con la suya, el triunfo del indisciplinado, el guiño que sugiere que detrás de romper las reglas hay un premio para algunos.

En ocasiones, el tabú  y lo prohibido resultan tan seductores que uno no se puede resistir a rechazarlos sólo porque la lógica así lo marca. El mítico cineasta californiano Kenneth Anger (1927) es uno de esos artistas visuales que tiene todo para ser una apologista de lo prohibido.

Más de una vez se ha hablado de la influencia que Anger ha tenido sobre otros artistas, principalmente en el cine que hace Martin Scorsese o John Waters, sin que el de éstos se parezca mucho visualmente. También en el campo musical, artistas de la vanguardia sonora como Mikke Patton, Melvins o John Zorn se han declarado abiertamente fans de Kenneth, y de unos años a la fecha, los ciclos de clips de este artista han incrementado en número, sacándolo del underground en el que siempre estuvo, desde la década de los cuarenta hasta principios del 2000.

El cine de Kenneth Anger no sólo es transgresor por pertenecer en buena medida más a las artes plásticas que al cine comercial en forma, sin embargo el lenguaje audiovisual fue tan visionario pese a su precariedad de recursos, que la repercusión de Anger se logra ver hoy en día de forma más clara, pese a que pareciera más “normal”.

El cine del autor de la célebre Lucifer Rising (1970-1981, con banda sonora de un tal Jimmy Page) puede prestarse a análisis riquísimos por sus referencias culturales o por los signos que aporta al lenguaje audiovisual como herramienta discursiva, pero el corazón de Anger es claro: satanismo, cuero, sexo, sadomasoquismo, rock and roll, homosexualidad y violencia con cultura pop. Kenneth Anger es el antecesor claro de lo que se llegó a denominar Queercore, entendiendo queer no sólo como su traducción significa, marica, sino también en una acepción más amplia que define a lo raro, lo difícil, lo diferente en apariencia, pero que en conjunto no hace sino mostrar las partes más endebles y naturales del ser humano.

El trabajo de Anger es difícil para quien no está abierto a ver pequeños clips que están más cercanos al video musical y el cine experimental, que a una película convencional, con historia. Su obra comprende cerca de una treintena de trabajos, la mayoría debajo de la hora de duración, a lo largo de más de cinco décadas, por lo que también es complicado entrarle a todo su trabajo. Sin embargo, su trabajo sesentero es el más notable y sólido.

Justamente en 1963 hace una de sus piezas maestras: Scorpio Rising, filme en el que las reminiscencias a James Dean, Elvis Presley, Marilyn Monroe y muchos íconos y otros fetiches populares más, son trastocadas para convertirse en un manifiesto violento y opuesto al ambiente sofocante y moralino de la época, para atenuar los instintos más básicos y paganos del ser humano, un homosexualismo no sólo abiertamente aceptado sino intrusivo, caótico, sumamente erótico que por supuesto, y hasta la fecha, sigue trastocando las conciencias menos arriesgadas, y pone sobre la mesa no sólo un gusto por la mística y el lado oscuro del ser, sino que de forma subyacente monta toda una cosmovisión crítica que haría click con el clima social y moral de la época.

Pese al embate de los tiempos, cierta apertura ante este tipo de discursos, abierta justamente por ellos mismos, y la diversidad de pensamiento que permea en la sociedad de forma más asimilada en muchos estratos y sectores, el trabajo de Kenneth Anger no ha dejado de ser innovador y realmente provocativo como pocos. Vale mucho la pena entrarle al mundo de Anger, como una forma de experimentación con el lado más salvaje y muchas veces reprimido del ser humano, ese que sigue mandándose al baúl de “lo otro”.

En el mundo de la importación se pueden encontrar dos DVD con casi toda su filmografía, distribuidos por Fantoma de 2007.

Por Ricardo Pineda (@RAikA83)

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