Aunque obviamente todo puede suceder cuando abordamos un avión, los incidentes aéreos no han dejado de ser algo extraordinario. En consecuencia, el cine narrativo siempre le ha puesto atención a este tipo de historias que esperamos nunca vivir en carne propia, encontrando en ellas tanto la singularidad como la tensión necesaria para enganchar a la audiencia.
Tan sólo entre junio y julio del presente año tres películas sobre accidentes aéreos han emergido: Street Survivors: The True Story of the Lynyrd Skynyrd Plane Crash (2020), la versión no autorizada de la tragedia que terminó con la primera encarnación de la legendaria banda de rock sureño; 7500 (2019), original de Amazon Prime con Joseph Gordon-Levitt como un piloto que tiene que lidiar con un grupo de terroristas musulmanes; y The Captain (2019), esta última descrita por el Far East Film Festival como “la respuesta china a Sully: Hazaña en el Hudson (Sully, 2016)”.
Esa película, dirigida por la leyenda viva Clint Eastwood y protagonizada por Tom Hanks y Aaron Eckhart, es la adaptación de la historia real sobre el forzoso y arriesgado aterrizaje que el piloto americano Chesley Sullenberger hizo en pleno río Hudson, luego de que, insólitamente, una parvada destrozó los motores del avión que capitaneaba. Milagrosamente, nadie perdió la vida esa tarde de enero de 2009.
La historia igualmente verídica en la que está basada The Captain de Andrew Lau (cineasta mejor conocido en occidente por la trilogía de Infernal Affairs, inspiración para Los infiltrados, de Martin Scorsese) es similar al milagro del Hudson: en mayo de 2018, durante un vuelo comercial con rumbo a la región del Tíbet, parte del parabrisas de la cabina del avión se quebró, provocando la pérdida de presión y que el copiloto se saliera parcialmente por la ventana. La crisis se potenció porque estaban volando sobre una zona montañosa y por las condiciones climáticas (había una tormenta); entonces el piloto chino Liu Chuanjian se vio forzado a atravesar la tormenta para llegar a otro aeropuerto y lograr el aterrizaje de emergencia. Increíblemente, en este caso tampoco hubo pérdidas humanas que lamentar.
El filme de Eastwood explora lo que sucedió después del “milagro”, cuando se empezó a cuestionar oficialmente a Sullenberger. Más allá de la secuencia en el avión (que aparece en forma de flashback), el conflicto central está en la interrogante: ¿Sullenberger hizo lo correcto y es un héroe genuino o su carrera está arruinada porque una decisión errónea puso en riesgo la vida del crew y de los pasajeros? Para Eastwood es importante hacer énfasis en la precisa respuesta desde varias trincheras que garantizó el rescate de la gente estando ya en el río; siendo esto un homenaje fílmico a los ciudadanos de Nueva York, ciertamente con el eco del 9/11 en todo momento.
Si bien en la ejecución de The Captain podemos encontrar algunos paralelismos con Sully, estamos ante algo muy diferente. De hecho, dentro de su propia narrativa se mezclan diversos tonos. Lau parece que se apegará al tenor realista de acuerdo a los primeros minutos, cuando nos adentra a lo que sucede antes de un vuelo desde el punto de vista del capitán (sobriamente interpretado por Hanyu Zhang), la tripulación y el personal de las torres de control: así vemos, por ejemplo, cómo el crew revisa que todo esté en orden mientras los pasajeros aguardan el abordaje. Una vez en el aire, la película mantiene un tono ameno, hay tiempo para ponerle rostro a algunos de los viajeros (entre los más distintivos están un tipo soberbio que es grosero con las azafatas y un viejo veterano de guerra que visitará a sus colegas caídos) y para algunas interacciones de índole más personal entre el personal, aunque en realidad todo esto queda en el fondo.
Naturalmente Lau nos dirige a ese inusual momento de vida o muerte. The Captain se asume como un blockbuster grandilocuente, el ritmo se acelera, lo cual es obvio, pero aún así la ejecución es un tanto desconcertante y toma un minuto acostumbrarse a lo que estamos viendo en pantalla: el copiloto casi saliéndose por completo de la cabina, el piloto tratando de asimilar la intensidad de la situación, las azafatas “flotando” en el pasillo del avión… todo con efectos digitales con un nivel por debajo a lo que nos tiene acostumbrados Hollywood y, por ende, con un dejo de la desmesura (en ocasiones risible) del cine de serie B.
A pesar de que por momentos parece que habrá algo más para acompañar al conflicto principal –por ejemplo se introduce a un grupo de entusiastas de la aviación que están siguiendo de cerca las noticias sobre la emergencia y existen diversas tomas que nos muestran que, como en Nueva York durante Sully: Hazaña en el Hudson, también en China las autoridades estaban preparadas para ayudar en lo posible–, finalmente tampoco sucede algo relevante con esto. La clave aquí sólo está en el aire y ahí se gesta un producto con altibajos.
Por un lado no se puede ignorar cuándo raya en lo sermoneador para que los pasajeros y nosotros como audiencia entendamos la gran profesionalidad con la que laboran las tripulaciones aéreas (hay también guiños al gobierno chino). Tampoco el aspecto sensiblero que por un momento hace que la hija del capitán se aparezca en su mente durante el incidente. Ni que decir del tono híper heroico y de los enormes obstáculos (los relámpagos de la tormenta de tono morado, un ejemplo) cuya representación en pantalla parece sacada de una película de superhéroes de Hollywood pero de presupuesto no tan lujoso (esos efectos digitales “subdesarrollados” a los que ya me referí son una constante). The Captain sí entretiene y en general es efectivo como el blockbuster complaciente por excelencia en el que un grupo de héroes (aquí encabezados por el piloto) se erigen para salvar el día ante la creciente adversidad, pero por todo lo antes mencionado no logra evitar ser un filme sin mayor profundidad e irregular.
Por Eric Ortiz (@EricOrtizG)