Cannes 2018 | Día 4: Música social

La presencia de la música en contextos sociopolíticos cargados fue recurrente en la cuarta jornada del Festival Internacional de Cine de Cannes y dio forma a relatos tanto preciosistas, como revisionistas en los que destacaron tanto las crisis de antaño como las contemporáneas, vinculadas en más de un sentido.

Va nuestra revisión del cuarto día de actividades:

  • Cold War de Paweł Pawlikowski

Se presentó en: Competencia Oficial

El cineasta polaco Paweł Pawlikowski fue el responsable de entregar la primera película sobresaliente de la Competencia. Tomando como fondo la Polonia de inicios de los anos 50, Cold War expone el romance entre una cantante y un músico en un tono de pulcra sobriedad formal, velado cinismo a la Casablanca (1941) y un oportuno comentario sobre los peligros de las agendas políticas en el arte. Yendo de Polonia a Paris, pasando por Yugoslavia y Berlin, la película es estelarizada por una reveladora Joanna Kulig, quien se pone a la cabeza de las contendientes al premio de actuación femenina interpretando a Zula, una cantante cuyo talento se ve ensombrecido por presiones políticas y personales que vive al lado de Wiktor (Tomasz Kot).

La ominosa figura del socialismo persigue la historia de amor a lo largo de la breve duración de la película, compuesta con nítido rigor plástico y una sensibilidad afín a los personajes femeninos de Ingmar Bergman (Mi verano con Monika, 1951) que en conjunto crean una película que posee un refinado cinismo que se contrasta con una pasión contenida, tensión creada por la imposición de agendas políticas que coartan la libertad del arte. La guerra fría de la que habla Pawlikowski no ha sido superada, sino resignificada para nuestros tiempos.

  • Coup pour coup de Marin Karmitz

Se presentó en: Cannes Classics

Con el espíritu del mayo francés libre en el aire de la Croisette, el cineasta Marin Kamitz presentó una bella restauración de su película Coup pour coup (1972) en la que un grupo de mujeres trabajadoras de una fábrica textil se revelan en hilarante huelga y terminan por contagiar otros movimientos obreros con su abrumadora determinación. Kamitz, quien fuera asistente de dirección de Jean-Luc Godard, absorbe un estilo documental para abordar su historia, influenciado por las tendencias estéticas y políticas a inicios de los años 70 y crea un relato de fuerza y solidaridad humana, femenina y obrera (en ese orden).

Creando contrapuntos dramáticos con el incesante sonido de las máquinas de coser, Kamitz borda una elegante y potente pieza fílmica que reclama vigorosamente la necesidad de demandar mejores condiciones laborales en un contexto que gradualmente nos ha enseñado a resignarse a su omisión y enfatiza la noción del necesario silencio de las máquinas para hacer audibles las voces de los trabajadores.

  • 10 Years in Thailand

Se presentó en: Selección Oficial, Fuera de Competencia

La serie de antologías 10 Years busca obtener de un cuarteto de cineastas de diverso países visiones de sus países 10 años en el futuro. Para su primera incursión, el proyecto se movió a Tailandia obteniendo como resultado un muy irregular y anodino trabajo de especulación futurológica, coronado por un sólido, si familiar, trabajo a cargo de Apitchapong Weerasethakul.

Weerasethakul se adentra un poco más en temáticas exploradas en Cementerio de esplendor (2014), su película anterior, particularmente aquellos relacionados con la memoria colectiva y la anulación de la persona civil que lo obliga a refugiarse en mundos paralelos. En el corto del cineasta tailandés, agudo en su simpleza pero agudo en su puesta en escena, se llevan a cabo distintas conversaciones aparentemente simples pero que revelan una nación que se ha acostumbrado a vivir entre ruinas, lejos de toda estampa de progreso, contemplando con resignación monumentos históricos y refugiandose en mundos artificiales ante las sutiles presiones de una dictadura que en estas visiones a futuro, solamente inspiran imagenes de frustración, censura y paciente resignación.

  • Ash Is The Purest White de Zhangke Jia

Se presentó en: Competencia Oficial

La nueva película del cineasta chino Zhangke Jia juega bastante, quizá demasiado, al revisionismo, tanto de la misma obra del cineasta –particularmente Un toque de pecado (2013) y Las montañas deben de partir (2015)– como de otras figuras mayores del cine asiático moderno como John Woo y Johnnie To. La película toma como punto de partida la historia de una pareja conformada por la siempre enorme Zhao Thao (ya, denle su premio por favor) y Fan Liao, haciendo de forma simultánea un fino recuento de la historia de la China contemporánea, que acaba de pasar por un radical proceso político.

Retomando nociones relacionadas al baile y la música (en esta ocasión YMCA de Village People), Jia borda una historia que desarrolla con holgura y comodidad, con el riesgo de comenzar a repetirse a sí mismo y enfrascarse en ciertas temáticas que sin duda maneja como nadie, pero quizá ya sea momento de buscar otros puntos de exploración, aunque su país, aparentemente, elija la riesgosa perpetuidad de un sistema.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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