‘Abraham Lincoln vs. Zombies’: Desempolvar a los próceres

En el botadero la encuentras como: ‘Abraham Lincoln vs. Zombies’ o ‘Tercer Milenio Presenta: Guerra de Secesión, la verdadera historia’.

Pregunta por ella así: Voy a dar una clase de historia y mis alumnos no me creen que Abraham Lincoln salvó al mundo de los zombies, ¿tiene algún documental?

La Trama: Cuando Abraham Lincoln era un niño imberbe fue testigo de cómo su pueblo natal terminó arrasado por una plaga de muertos vivientes, además de dejarlo en la orfandad. Años después llega a sus oídos, ya como el hombre más poderoso del mundo, el rumor de que a mitad del campo de batalla una extraña enfermedad provoca que sus valerosos soldados actúen de manera extraña y adquieran gusto por la carne humana. El presidente es el único ser humano capacitado para erradicar la amenaza que se cierne sobre todos nosotros.

En muchas naciones alrededor del mundo el amor por tu país se mide en el respeto que un individuo profesa hacia sus símbolos patrios y el panteón nacional de héroes. Así, en un lugar como México burlarse o tomar a juego tales figuras públicas se considera una ofensa a la patria. Basta recordar el episodio aquél en que Manuel “El Loco” Valdés contó un chiste en referencia al primer bombero mexicano y de premio fue vetado por varios años; o los cientos de casos en que algún connacional olvida la letra del himno nacional de manera inintencionada y es vilipendiado por las autoridades.

Los habitantes de los Estados Unidos son un caso especial, se ubican exactamente a la mitad del espectro. No tienen problemas con que sus boxeadores usen la bandera como calzón o con Jimi Hendrix haciendo uno de los mejores covers de la historia con su himno nacional –aquí-; pero se encabronan si un medallista olímpico muestra su bandera junto a la mexicana como hizo Leo Manzano.

Imbuido en dicho contexto aparece Abraham Lincoln vs Zombies (2012), una película de bajo -bajísimo- presupuesto que muestra una faceta poco conocida del dieciseisavo presidente de los Estados Unidos. Además de que llega el mismo año que Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros, la mega producción de Tim Burton y Timur Bekmambetov.

Al tratarse de una cinta de serie B y un proyecto de The Asylum -el mismo estudio donde 2-Headed Shark Attack, Titanic II y Transmorphers, vieron la luz del día- lo que menos se puede esperar es exactitud histórica, pero el equipo de producción se las ingenia para aprovechar de manera ingeniosa las lecciones de los libros de historia.

De esta manera, la cruzada del mandatario contra los zombies da lugar al famoso discurso conocido como The Gettysburg Address, uno de los personajes principales es Theodore “Teddy” Roosevelt a la tierna edad de diez años y el asesinato de Lincoln no es lo que el relato oficial cuenta. Quizá la transgresión más grande sea una trama secundaria en que el protagonista resulta estar perdidamente enamorado de una prostituta, siendo ese el momento en que los puristas levantan las cejas.

Para ser un filme que utiliza una figura como Lincoln para cotorrear, el actor encargado de interpretarlo se lo toma demasiado en serio. Bill Oberst Jr. se desempeña de manera tan correcta como Abe que bien podría repetir papel en una biopic para el Hallmark Channel y su inclusión en el reparto parece obedecer más a un hecho fortuito que a un casting metódico y bien llevado.

Los zombies de Abraham Lincoln vs Zombies en realidad no agregan nada al género, su cualidad más impresionante es que duermen, lo que le resta diversión a la matanza de no muertos.

Es curioso comprobar que El desesperar de los muertos (Shaun of Dead, 2004) de Edgar Wright se ha convertido en un referente cultural tan fuerte en tan poco tiempo para el cine zombie -al menos- y comience a ser referenciado en múltiples proyectos, como esta producción de The Asylum o en la también reciente -y de manera más obvia- Juan of the Dead (2011).

Abraham Lincoln vs Zombies nos enseña que también podemos jugar con los héroes nacionales sin necesidad de que los sectores más conservadores de la sociedad se rasgue las vestiduras. Claro, el alcance del Serie B no se compara con un blockbuster hollywoodense pero es una buena señal que el humor pueda ser mezclado con la historia de los próceres de la patria.

Tomarse tan en serio nunca es recomendable, poner a Benito Juárez a combatir extraterrestres no significa que olvidemos lo que hizo por el país o si Jesucristo se dedica a cazar vampiros el Vaticano no debe excomulgar a todos los que disfruten la película. Apropiarse de los ídolos es quitarles las telarañas que se acumulan al vivir a perpetuidad en un pedestal.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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