‘Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros’: Sureños racistas y chupa sangre

El título de esta película tiene un timbre que remite a las mejores producciones de tipo B (ejemplo: Jesús Cazador de Vampiros). Nada más lejano de la verdad. Esta cinta es una superproducción de verano estadounidense basada en la novela de Seth Grahame Smith, con efectos especiales, actores profesionales, efectos especiales, una historia cumplidora, efectos especiales, sangre y efectos especiales.

Al principio, la trama no parece profunda y sirve para llevar al personaje principal, Abraham Lincoln, interpretado por Benjamin Walker, de una pelea a la que sigue. En el camino se va haciendo de un pequeño y variopinto grupo de compañeros, además de ir formando el carácter que lo definirá como persona y figura histórica.

La película se basa en puntos conocidos en el género de la fantasía: un tutor que transmite conocimiento a la vez que guarda un secreto, una relación amorosa que sufre por el entorno violento en el que se desarrolla, compañeros entrañables que a la vez parecen desechables y un grupo de enemigos acomodados en el camino del héroe por orden de dificultad.

Existen muchos elementos que se dejan a la imaginación del espectador, pero eso puede deberse a todas las cosas que se tuvieron que dejar fuera en la adaptación de la novela al guión y si bien hacen que la historia se sienta cortada o apresurada por momentos no le roban mucho impulso ni la hacen ininteligible.

Al parecer la película será una sucesión rápida de hachazos, hasta más o menos la mitad, cuando se da un salto en el tiempo. A partir de ese momento aparece la versión más conocida del famoso presidente de Estados Unidos: barba tupida, chaqueta larga, pantalón negro y, sobre todo, el sombrero alto.

En este momento la tragedia toca de manera más personal a Lincoln, se le ve en clara desventaja, peleando una guerra que quizá no pueda ganar y desgastado física, mental y emocionalmente. Está viejo y al borde de la derrota. Se sabe que al final el bien saldrá vencedor, pero aún no cuáles serán  sacrificios necesarios para llegar a ese punto.

La película se siente muy bien pensada en los momentos en los que la ficción se entrelaza con la historia. Las instancias históricas más conocidas de la vida de Lincoln y la forma en las que éstas son afectadas por los vampiros muestran una buena investigación. Vampiros confederados = un comentario no muy sutil contra el racismo. Una película cumplidora, con un par de giros inesperados en la trama que mantienen el interés y, probablemente, sorprendan al espectador.

Por Xavier R. Vera (@SoyXavito)

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