Mantener el mito: ¿Qué tan loco era el amor de Yves Saint Laurent?

El tiempo no acaricia, y los cambios de ritmo en la humanidad son cada vez más vertiginosos que antes. Ahora me parece que es más fácil olvidar algo o alguien, llámese conocido o persona cercana, hecho, o figura cultural, artista o personalidad destacada.

En este sentido, los documentales siempre serán un referente importante en cuanto a la documentación de la historia del ser humano y sus diversas variantes expresivas, insertas en un contexto histórico específico. Sin embargo, de un tiempo para acá hay más remakes que antes en el cine de historias, y los documentales no son la excepción; su mercado ha saturado la opción y entrega cada vez menos trabajos fílmicos memorables.

El caso de Amor Loco (L´amour Fou, Pierre Thoretton, 2012) es por demás atípico. ¿Les ha pasado que alguien o algo les produce la misma cantidad de repulsión y morbo simultáneo? Algo similar le sucede a este documental sobre la vida del célebre diseñador francés Yves Saint Laurent, trabajo que llega a la pantalla grande de nuestro país con dos años de retraso y que, para los amantes, entendidos o estudiosos de la moda y la cultura pop, resultará un documento de referencia, muy limpio, muy preciso, además de tener un gusto particular para decirnos las cosas.

Sin embargo, Amor Loco tiene ciertas carencias que lo hacen pisar el terreno del ‘un documental más’, o incluso por momentos se puede percibir como ‘un documental innecesario’. A saber: para quienes no conozcan mucho del diseñador de modas argelino Yves Saint Laurent (1936-2008), su importancia dentro del mundo de la alta costura y la cultura popular es innegable y de proporciones más que notables, tanto en su etapa como trabajador de Christian Dior como en la producción de su propia marca.

El documental narra la historia del célebre Saint Laurent a través de quien fuera su pareja sentimental de siempre, Pierge Berge. El tema por sí mismo tiene todos los elementos para ser un buen documental, precisamente tela de dónde cortar: una relación amorosa de cercanía y profundidad, la pasión por la colección del arte y su aplicación en la moda, la evolución de un trabajo que históricamente se ha debatido entre los límites de la industria del vestido y el arte, el proceso de una actividad sumamente criticada por su voracidad, su imposición de modelos estéticos, lo efímero y cruel de sus formas, etc. Esto sin contar las posibilidades narrativas y estilísticas que tiene el cine documental.

Y entonces sucede: en ocasiones tener una buena historia, los elementos adecuados y bastos y la intención de mostrarnos de una forma memorable la vida de un personaje tan emblemático, no nos garantiza en absoluto que tengamos un trabajo digno de recordar.

Como documento histórico, Amor Loco me resulta importante, casi didáctico y muy bien ejecutado. No obstante, parece que al director Pierre Thoretton se le van de la mano todos estos elementos y más o menos intenta equilibrarlos en el límite de tiempo que tiene, con un resultado precisamente proporcionado, sí, pero también parco y prácticamente carente de ritmo.

La inserción casi solemne del archivo fotográfico, lo sumamente obvio y lineal de la historia, y las acotaciones a veces comunes de Berge hacen que todo ese encanto del personaje, que sí apreciamos en videos, selección de pasarelas y momentos emotivos en las entrevistas, se opaque ante una convencionalidad casi soporífera y desprovista de algo que nos aporte más allá de un chapuzón con un video y la bibliografía adecuada.

La película tiene el tino de no revelar más allá del personaje, no es más sensacionalista de lo que la excentricidad del personaje permite, sin embargo el tiempo comienza a pesar en el testimonio de Berge, entendiéndolo como una pieza clave y emotiva en el filme, pero también como una voz que ilustra a parcos detalles aquellos elementos de la historia en la que pudimos ver algo más.

Con frecuencia la vida de las personas es menos interesante de lo que vemos en el cine, es menos emocionante y cruenta tal vez. No en todos los casos, pero sí existen procesos naturales, pasos lógicos y cambios de grados menos vertiginosos que en pantalla; hay roqueros que no se drogan y hay escritores a los que no les gusta Shakespeare. Y hay personajes interesantísimos que hubiéramos preferido dejar en la suspicacia y la especulación, mantener el mito que los hizo grandes y no abaratar la posibilidad de un documental sólo con el afán del homenaje o captar un mercado bien específico. Amor Loco es un ejercicio atípico de cómo lograr un buen documental a pesar de sí mismo, a medias, sí y no, tan equilibrado que no es sólido. Vale la pena verlo y equilibrar las preferencias y lecturas.

Por Ricardo Pineda (@RAikA83)

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