‘Tlatelolco, verano del 68’: ¿La espera valió la pena?

Luego de posponerse el estreno de la cinta desde noviembre del año pasado, finalmente llega a las salas nacionales Tlatelolco: Verano del 68, del director Carlos Bolado.

Una cinta que resulta atractiva desde que se mira en los posters promocionales que duraron meses en los pasillos de las salas de cine, y en los que aparece una pareja encarnada por Cassandra Ciangherotti (Ana María) y Christian Vázquez (Félix) en el momento en que se dan un beso con los edificios de la clásica unidad habitacional de Tlatelolco como fondo.

El contexto en el que ocurrieron los sucesos del 2 de octubre del 68 en Tlatelolco, lo que sabemos por los libros, nuestros abuelos, familiares y gente que posiblemente estuvo ahí siempre no remonta a un ambiente trágico, lleno de injusticia e impotencia donde el poder fáctico ejerció toda su fuerza en contra de los manifestantes en la Plaza de las tres Culturas.

El desarrollo del movimiento estudiantil de 1968 en la capital del país se adapta para ser el escenario perfecto y protagonizar una historia de amor entre dos estudiantes que bien cae en el cliché de los mundos opuestos, el clásico dilema de la joven rica y el hombre pobre al que sólo la une el anhelo mutuo de justicia y libertad.

Sin embargo, los papeles se contraponen, por un lado está la chica acomodada estudiante de la Ibero que se interesa por el movimiento, mientras su padre es un alto funcionario de la Secretaría de Gobernación y de quien dependen los trucos sucios de represión estudiantil, y por el otro, el joven que vive en un barrio popular y estudia en la UNAM. Ambos por casualidad coinciden en su apoyo al movimiento y enfrentan por ello dificultades en su relación.

La película tiene un buen manejo de la dirección de arte y fotografía,  por la forma en la que se recrean los escenarios, la mayoría de los elementos de la época en la que se sitúa y el uso de materiales de archivo reales que refleja la investigación que tuvo la cinta para darle una imagen más realista y apegada a los hechos.

También destaca la interpretación del entonces presidente de la república, Gustavo Díaz Ordaz, por parte de Roberto Sosa, quien hace una buena parodia del ex mandatario destacando su incompetencia para gobernar.

El filme se inspira en textos como: La noche de Tlatelolco, de Elena Poniatowska, El 68, de Paco Ignacio Taibo y El PRI y el Movimiento Estudiantil, de Salvador Hernández.

Veamos que tal recibe el público esta película que provocó expectación debido al retraso en su estreno y que de alguna forma llega en un momento en el que el clima político electoral parece aparentemente tranquilo tras el regreso del PRI al poder, principal actor en los sucesos del 2 de octubre del 68.

Por Ángela Mariana Ávalos Pérez (@elvientosabe)

 

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