‘Pixeles’: El videojuego invasor

Son tiempos de mallas y grandes hazañas. Alienígenas con martillos salvan la galaxia y súper humanos evitan que ciudades caigan del cielo. Pareciera no haber lugar para el hombre común, ese que brinca del anonimato al heroísmo sin pedirlo ni buscarlo. Pero así sucede en Pixeles (Pixels, 2015).

Siguiendo la línea de la comicidad que poco se toma en serio y del hombre común enfrentado al destino del mundo, Pixeles propone una comedia ligera con grandes dosis de nostalgia. Uno de los tópicos recurrentes en la filmografía de Adam Sandler es el del niño/adolescente que vivió el mejor momento de su existencia en dicha época y gasta sus días lamentando no poder revivirlo. Es un pobre diablo que mira al pasado con permanente añoranza (su otro tema favorito es el del imbécil que nunca madura, pero ese es asunto de otro texto) y recibe la oportunidad de redimirse.

En esta ocasión el protagonista es Brenner, quien siendo un infante descubrió tener un talento especial cuando se trataba de jugar en las maquinitas. Sin embargo, su derrota en las finales del campeonato mundial de la especialidad lo dejaron resentido y temeroso de alcanzar su potencial. Como adulto, vive soñando con glorias pasadas e instalando equipo de audio. Es un verdadero fracaso. Pero una invasión extraterrestre lo cambiará todo: los conquistadores han tomado la forma y métodos de los videojuegos más populares de los 80 y quedará en las manos de unos pocos salvar al mundo.

Los trabajos más recientes de Sandler habían fallado en encontrar apoyo entre el público y la crítica. Antes contaba con audiencia así que poco importaba la segunda. No hay necesidad de ser adivino para encontrar las razones de dicho alejamiento: fórmulas repetitivas y genéricas sumadas a un lógico desgaste después de tantos años en la cima cobrando por chistes de pedos. Pixeles se beneficia de reducir las flatulencias al mínimo junto a la efectiva mano de Chris Columbus, quien sabe un poco sobre llevar a buen puerto comedias familiares (Mi pobre angelito, Los Goonies, Papá por siempre).

La trama entiende la ridiculez de alienígenas tomando forma de videojuegos para dominar el planeta. Buscar errores de lógica o disciplina narrativa sería exigirle a la película algo que no es.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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