‘Luna de miel en familia’: Safari salvador

Lauren acaba de divorciarse y se quedó sola a cargo de sus dos hijos. La esposa de Jim falleció y él hace todo lo posible por sacar a sus tres hijas adelante. En un intento por mejorar sus vidas, Jim y Lauren salen en una desastrosa cita a ciegas. Tras el fiasco vivido, ambos acuerdan no volverse a ver nunca, pero cuando coinciden en el mismo safari donde pasarán el verano, sus familias no tendrán más opción que pasar el tiempo juntas durante toda una semana.

Adam Sandler y Drew Barrymore vuelven a compartir crédito tras sus anteriores colaboraciones en La mejor de mis bodas (The Wedding Singer, 1998) y Como si fuera la primera Vez (50 First Dates, 2004). En su tercera colaboración, al igual que con sus predecesoras, la historia mostrada en la pantalla grande es una comedia romántica.

Los trabajos “cómicos” más recientes de Sandler parecen haber caído en un bache creativo. Si bien es el tipo de actor del cual esperamos simplemente que nos haga reír, los gags y las situaciones en sus historias dan la impresión de irse por el lado fácil y seguir la fórmula ya probada durante toda su filmografía; el problema es que dicha fórmula ya está muy gastada y difícilmente logra sostener sus películas.

Luna de miel en familia gira en torno a una pareja dispareja; Lauren es la madre cariñosa pero preocupona e insegura que no sabe cómo enfrentar su divorcio ni qué hacer con sus hijos. Jim es el padre también cariñoso pero irresponsable y desatento que trata de la mejor manera posible llevar el duelo de su pérdida junto con sus hijas. Durante la convivencia vacacional los dos se dan cuenta de que pueden ayudarse mutuamente: él, con su actitud infantil, a mostrarle que cuidar a dos hijos no debe ser algo aterrador, y ella, con su lado femenino, a mostrarle que no tiene nada de malo el no querer estar solo. Durante esa convivencia familiar es donde se pretende insertar la comedia, pero en ningún momento tiene éxito. La mayor parte de los gags se limitan a hacer chistes de la forma de vida en Sudáfrica tan diferente a la de Estados Unidos, o en comentarios “ocurrentes” que hacen los torpes y estereotipados empleados del safari cuando ven a Jim y compañía disfrutar de sus vacaciones.

El recurso que utilizaron hasta el cansancio (y que bien refleja eso de las fórmulas gastadas) fue el del coro de sudafricanos musicalizando lo que sucede con Jim y Lauren, una o dos veces hubiera sido aceptable, pero lo repitieron tanto que termina fastidiando. Por otro lado, el  afecto que se tienen Lauren y Jim crece poco a poco cuando los dos se dan cuenta de la empatía que van teniendo sus hijos con ellos; Jim juega con los niños, les enseña a batear, a boxear y a vencer sus miedos, mientras Lauren enseña a las niñas cómo arreglarse, les canta antes de dormir y les brinda el lado femenino que tanta falta les hace.

Jim y Lauren poco a poco dejan atrás el disgusto que se tenían y entienden que los dos tienen exactamente lo que el otro necesita y están dispuestos a seducirse románticamente para poder alcanzarlo. Es precisamente el modo en que muestran el enamoramiento por el que atraviesa la pareja lo más acertado y es lo que prácticamente rescata la película, lo que la hace disfrutable y la salva de ser otro bodrio más de Adam Sandler.

Una película que definitivamente fracasa en su parte de comedia pero que cumple bastante bien y sobrevive gracias a su parte romántica.

Por Luis Arredondo

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