Más famosa por una escena que por toda su filmografía, la alguna vez voluptuosa actriz sueca Anita Ekberg ha fallecido. Con 60 películas tras de sí, la mayoría de ellas con roles como una mujer sensual e intimidante, Ekberg dejó su mayor legado en una secuencia del clásico de 1960 del gran Federico Fellini, La Dolce Vita, donde asombra a un cínico Marcello Mastroianni cuando ella, que interpreta a una estrella internacional, decide tentarlo al meterse a la Fuente de Trevi en Roma.
Aquella escena es parte de nuestro imaginario cultural, de tal manera que muchos quienes no han visto la película conocen la escena porque la vieron parodiada o introducida en algún documental sobre la historia del cine. Ni antes ni después tuvo la Ekberg un momento tan grande, aunque continuó su carrera con cintas de explotación poco recordadas, como La monja homicida (Suor Omicidi, 1979) o La brigada del inspector Bogart (Casa d’appuntamento, 1972). Aunque no volvió a brillar como en aquel momento, no es exagerado decir que pocas han brillado tanto. Descanse en paz, Anita Ekberg.