‘La llegada’: El misterio del entender

Nuestra cultura se ancla en la comunicación, la transmisión de ideas como el primer indicio de progreso en cualquier civilización, pero el progreso alcanzado por la especie humana ha llegado al punto en que ha hecho de la comunicación, entendida como el entendimiento y conexión con otra persona, como algo prescindible e incluso indeseable. El contacto virtual ha multiplicado ese vínculo a millares al mismo tiempo, pero ha entorpecido y empobrecido la interacción en el proceso. Este es apenas uno de los tantos temas que toca con éxito La Llegada (Arrival, 2016) el nuevo filme del cineasta canadiense Dennis Villeneuve (Sicario, 2015).

En el filme, la lingüista Louise Brooks (Amy Adams) es reclutada por la milicia estadunidense para establecer un código verbal o escrito para poder comunicarse con una de las 7 totémicas aeronaves espaciales que han aterrizado misteriosamente en diferentes puntos de la Tierra. ¿Ominosa amenaza o titánica bendición? El filme de Villeneueve se mueve en terrenos ambiguos para explorar el tema de las llegadas extraterrestres con el candor de El día que la tierra se detuvo (Wise, 1951) balanceada con una rica variedad de ideas y conceptos que parecen permearse desde el trascendentalismo ruso (Solaris, Tarkovski) hasta la impactante fotorrealidad posmoderna (Interstellar, Nolan), sin llegar a ser hermética o melosa.

Villeneuve, un hábil  creador y explorador de laberintos fílmicos (Prisoners, 2013; Polytechnique, 2009), explora cada intrincado rincón de su nueva creación sin perderse o confundirse, refrendando su sofisticada labor en la creación de atmósferas, aquí particularmente aurales más que visuales. Ya habiendo trabajado con el legendario cinefotógrafo Roger Deakins, en esta ocasión Villenueve le da al joven cinefotógrafo afroamericano Bradford Young la oportunidad de crear una imagen de sombrío y misterioso optimismo que es acentuada por el atemorizante score de Johan Johansson, muy reminiscente de las partituras del gran compositor estonio Arvo Part.

Apoyada también en un sutil trabajo por parte de la brillante Amy Adams, La Llegada rebasa la etiqueta del mero entretenimiento (que lo es) para plantear una serie de intrigantes reflexiones en torno a la importancia (o subestimación) que se hace de nuestro mas grande atributo: el lenguaje y la comunicación. Los heptapodos seres que llegan en cada uno de las naves en forma de  cascarones en el filme nos remiten a figuras ancestrales: elefantes, arboles o incluso a axones neuronales y su silencio nos recuerdan que el arma más poderosa existe y  se hace presente cuando somos capaces de mirar y escuchar al otro. Pero aquí no se comete el error de  decirlo, sino que se comunica. Entender es Poder.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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