GIFF | Los hermosos vencidos, carretera sin destino

Los protagonistas de Los hermosos vencidos (2021), Mara (la debutante Tania López) y Daniel (Diego Calva) saben poco uno del otro, su única certeza es que los próximos días tienen como misión transportar un cuerpo a lo largo de la geografía mexicana, un viaje de varios días que les permitirá evitar el acoso de las autoridades (más o menos) y que por fuerza de proximidad da pie a intimar (primero emocionalmente, luego físicamente) entre elllos.

La primera ficción del español Guillermo Magariños, tras varios cortometrajes y el documental Contemporánea (2011), es un road trip mínimo, contenido y sólo preocupado por retratar el encuentro de sus personajes principales. Mara y Daniel no son un par de forajidos legendarios, en el molde de Bonnie y Clyde (Bonnie and Clyde, 1967), o una pareja empujada por la novedad y el deseo de explorar sus cuerpos, a la manera de Delicias turcas (Turks fruit, 1973). Tampoco es ésta la oportunidad de hacer un comentario profundo sobre la situación política y económica de México, como el viaje al infierno de Sin señas particulares (2020), ni un apunte sobre el entumecimiento adolescente mexicano en ciertos sectores sociales, similar a la búsqueda nuevaolera de Gerardo Naranjo en Voy a explotar (2008).

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Mara y Daniel están entumecidos, sí, pero su situación podría ser resultado de cierta inercia generacional. Ambos aceptaron el viaje orillados por su situación económica –es el tercero, en el caso de Mara, y aunque no sabe manejar, nunca lo ha necesitado “porque ya sabes cómo son los vatos”–, sin embargo entre líneas dan a entender que no tenían realmente nada mejor por hacer con sus vidas porque el entusiasmo por seguir con sus días es inexistente (un buen ejemplo de esto es la furia con la que Daniel intenta masturbarse, sólo para seguir con la llanta ponchada a pesar del esfuerzo).

La carretera les permitirá eliminar poco a poco sus barreras emocionales, mientras que el mezcal y la cerveza abrirá la puerta a reflexiones sobre la vida, el ser, el amor y la futilidad de todo lo anterior, expresada a través de máximas propias de una borrachera universitaria –”me rompieron el corazón”, dice Daniel nada más para ser revirado por Mara: “tú sólo quieres panocha”–. Esa espontánea intimidad entre los personajes se consiguió, según explicó Magariños en una entrevista para el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF, por sus siglas en inglés), mediante la improvisación. Tanto el guión como la película se desarrollaron conforme el equipo de producción avanzó en la carretera, partiendo de ciertos elementos fijos –y el trabajo diario–, actores y director tejieron el viaje emocional que vemos en pantalla.

Ese viejo lugar común de la publicidad sobre cómo es más importante el viaje que la meta se convierte en principio y fin de Los hermosos vencidos (¿es el título una referencia a Leonard Cohen?); un par de jóvenes sin futuro tienen la suerte de encontrarse, disfrutar del bucólico camino y así compartir con alguien su gris porvenir.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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