FICUNAM 2013 | Darezhan Omirbayev: Un simple kazajo

En la más reciente edición del FICUNAM, una de las retrospectivas celebradas corresponde a un cineasta que hasta ahora permanecía como un ‘gusto adquirido’ o ‘placer de cineclub.’

Ésta es una oportunidad perfecta para que el gran público se acerque a una filmografía que es prácticamente desconocida no sólo en México, sino en latitudes occidentales. De una poderosa simpleza, gracia y un rigor formal envidiable, el cine de Darezhan Omirbayev (que él mismo definió como “arte urbano”) estará presentándose completo en el marco de las actividades del festival. De su gran cuerpo fílmico, hemos tenido la oportunidad de ver y comentar un poco las siguientes:

Julio (Shilde 1988)

July

Dos niños entran en una calurosa tarde a un cine local para ver una película bollywoodense. Quieren volver a ver la película pero no cuentan con el dinero suficiente e idean un plan para obtener el dinero necesario. Omirbayev presenta en su primer trabajo los que pudieran parecer los vicios de cineastas noveles (niños, poblados y escenarios austeros, la cinefilia truffautiana, etc.) pero sortea todas las trampas que impone el reto del debutante con la elegancia de todo un profesional. Un trabajo de corte claramente autobiográfico que logra una fusión de sueño y realidad casi perfecta en un trabajo que evoca la natural gracia e inocencia de los primeros trabajos de los japoneses Yasujiro Ozu y Mikio Naruse y logra un bello diálogo entre ellos y el onirismo buñueliano. La voz es infantil pero el discurso es de lo más sabio.

Asesino a sueldo (Tueur a Gages,1998)

sueldo

Un hombre trabaja como chofer personal en la capital de Kazajstán, uno de sus clientes es un afamado filósofo kazajo que habla en una cabina de radio pública sobre la descomposición social del estado kazajo posterior a la erosión del comunismo en los vecinos ex países de la Unión Soviética. Al golpear un Mercedes, el joven chofer se ve ahogado en deudas que lo obliga a tomar un préstamo de un jefe de la mafia y para saldar la deuda debe eliminar a un molesto periodista.

El retrato del ciudadano empujado por el sistema hacia acciones moralmente reprobables ha sido contado hasta el cansancio y bajo una infinidad de contextos socioeconómicos diferentes. Lo que hace diferente la versión de Omirbayev es la delicadeza de la escena final, que se siente antitética con la recatada tragedia de la que somos partícipes durante la primera parte de la cinta. Más allá de la aparente facilidad de crear un mensaje político de la manera más obvia y explícita, Omirbayev toma la ruta de la sutileza, evadiendo la dura situación de un país en profunda crisis económica y moral y dejando su situación hablar por ellos y hacer una bella elegía de la venta de la moral.

El Camino (Jol, 2001)

jol

Omirbayev continúa explorando historias cercanas a él y su experiencia como cineasta con la historia (de tintes autoreferenciales) de un cineasta que hace un viaje a su pueblo natal mientras recuerda su deseo por la mujer que editó su filme y haber sido descubierto por su esposa en flagrante toqueteo de manos con la susodicha. Omirbayev retoma los problemas tanto creativos como personales que implica la creación cinematográfica a través del viaje de un cineasta (Jamshed Usmonov, cineasta originario de Tajikistán) desde un acto de ‘infidelidad’ retratada al más riguroso estilo del cineasta francés Robert Bresson (omnipresente influencia en el trabajo del kazajo).

Su romance con la editora es significativo, es el deseo profundo de eliminar fragmentos de su propia vida que le parecen irrelevantes o que no encajan dentro de su propia historia, su esposa probablemente es parte de ello. Mientras se realiza una proyección de una de sus películas en lo que parece ser un festival de cine, los rollos son confundidos y una película de karate es reproducida ante la apática audiencia que ante el error se encuentran fascinados y prefieren continuar viendo el karate a la personal historia del acomplejado cineasta. Una road movie atípica e irónica que deshace géneros y construcciones tipológicas con inquietante facilidad.

Estudiante (Student, 2012)

Student

Una libre versión de la obra clásica Crimen y Castigo de Dostoievski en la que un joven estudiante de filosofía comete un crimen para conseguir algo de dinero, al tiempo que contemplamos su silente duelo contra lo que implica su acto. Emparentada en temática con Tuer a Gages, Omirbayev refina aún más su estilo, abriendo en una filmación donde un joven es brutalmente golpeado (o eso imaginamos) después de tirarle agüita caliente en las piernas a la estrella femenina mientras el director (Omirbayev mismo) concede una entrevista con parsimonia y cerrando con una cita directa del Pickpocket de Bresson en los cuadros finales de la cinta, Student condensa los temas centrales del material ruso y los extrapola hasta un punto localista (la Kazajistán actual) mientras que se encuentra en la escuela con sus educadores como seres reaccionarios y los valores pregonados por la familia como insuficientes.

La identidad joven en crisis, que rara vez es confrontada con dilemas centrales que tanto preocuparon a pensadores de antaño, el crimen real poco se distancia de una clase de filosofía, la recepción hacia ambos es la misma, como Omirbayev y los testigos de la injusticia al principio, se busca la reconsideración de los actos, empujar a la praxis mediante el estoicismo, la manera más ágil de confrontación, el desinterés absoluto.

También presentándose están Kairat, una especie de continuación de los temas explorados en Shilde; Cardiograma, una bella historia de amor; About Love, mediometraje inspirado en un cuento de Chéjov; y Chouga una adaptación libre de Tolstoi y su Anna Karenina en la Kazakstán actual.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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