Han pasado más de cincuenta años desde el estreno del debut cinematográfico de Roman Polanski, El cuchillo en el agua (Nóz w wodzie, 1962). El filme fue co-escrito y dirigido por un joven Polanski, de tan sólo 28 años, y aún después de tanto tiempo, este debut conserva una energía visual enorme que apoya una trama que se tensa y nunca afloja.
El cuchillo en el agua es una historia simple, pero efectiva, que da lugar a un paisaje extenso de acciones dentro de un espacio muy reducido. La cinta cuenta la historia de un matrimonio, Andrzej y Krystina, que viaja a la costa para pasar un buen rato en su yate, durante el transcurso recogen a un joven, después de casi arrollarlo, y lo invitan a que los acompañe.
Aquí empiezan a aparecer las intenciones ocultas de los personajes, en especial de Andrzej, pues lo que parece una amable invitación para reparar un error, se convierte rápidamente en una lucha por demostrar que él es el macho alpha. La tensión sexual es otro aspecto importante dentro de este trío. Krystina se convierte en el centro de la lucha, los dos hombres compiten por su atención, y ella pasa por diferentes estados de ánimo, que van desde la simpatía hasta el desprecio por la poca madurez de sus acompañantes. Ella es el premio en la competencia entre
Los personajes desarrollan su historia en espacios limitados y bajo circunstancias extremas, que van de un filo del espectro emocional al otro. Los actores se enfrentan en una hora y media de lucha. El blanco y negro ayuda a darle a la cinta un aire de clase y fuerza, además de que agrega una omnipresente tensión a cada toma. El manejo de la cámara es excelente y hace que esta primera cinta, grabada con escaso presupuesto, siga presentando una calidad muy buena. Cada una de las tomas tiene un propósito y sugiere muchos significados, lo que no se puede decir del diálogo.
Los diálogos de los personajes muchas veces son raros y no tienen nada que ver con la tensión, enojo o atracción que se da en las interacciones del trío. La historia se mueve a un paso que parece lento, pero que revela intensidad con cada toma y acción corporal, mientras los tres personajes se acercan los unos a los otros en un curso de colisión.
La trama encierra a estos tres personajes y nos permite analizar a detalle las relaciones que se van formando entre ellos, desde esa hostil primera impresión en el camino hasta el desenlace violento, con todo lo que pasa entremedio. La competencia entre el joven viajero y Andrzej va aumentando poco a poco. De una manera casi clandestina, las acciones de los dos hombres se van tornando cada vez más violentas, la lucha por capturar la atención de la mujer más marcada y viciosa, hasta llegar al punto de quiebre, que como muchas de las acciones anteriores se disfraza y mantiene bajo la superficie acciones más oscuras.
Es imposible obviar todo lo que rodea Polanski fuera de sus trabajos como director cuando se ve una de sus películas. Como muchos otros creadores, su obra está integrada y relacionada con lo que sucede en su vida personal. Los eventos que no son proyectados en la pantalla simplemente no pueden ser ignorados. Esto se aplica a todos los hechos de su vida, no sólo a los pasajes más escandalosos y publicitados.
La relación entre estas dos partes que conforman a Polanski es complicada y se refleja en el tipo de historias que cuenta y la forma en que lo hace. Su vida y obra se asientan en elementos minimalistas de inconformidad, de desarrollarse en los márgenes de lo establecido, dando importancia suprema a la independencia. El cuchillo en el agua es una perfecta primera impresión de todos estos temas, de todos los caminos que el director transita para conformar su personalidad.
Por Xavier R. Vera (@SoyXavito)
