Del 2011 al 2012, lo mejor del año en películas según Ricardo Pineda

Difícil tarea la de hacer una lista con los mejores trabajos fílmicos del año para un cinéfilo mexicano: ¿cuáles películas dejamos fuera?, ¿todas valieron la pena?, ¿qué pasa con las que no alcanzamos a ver?, ¿cuentan las primicias de festivales que se exhibirán hasta el 2013?, ¿y las que nos llegarán con años de retraso gracias a la precaria distribución y desinterés de las productoras?

Parece una letanía chocosa y común tratar de curarse en salud, argumentando que la lista que van a leer a continuación tiene una buena parte de producciones que vimos este año en salas, pero que estrictamente pertenecen al año pasado, y que tienen otras tantas que aún no llegan a las salas nacionales incluso hasta después de la primera mitad del año. También debería estar de más advertir al amplio lector de Butaca Ancha el hecho de que éste es un listado personalísimo que atiende a los gustos y aficiones de quien redacta. Sin embargo, más allá de todo análisis estético y sesudo, las diez películas aquí enlistadas son trabajos que por una u otra razón se recomienda ver, ya que sobresalen y tienen uno o varios elementos que las hacen distintivas por encima de la abrumadora e inasible producción fílmica de la industria cinematográfica.

2012 fue a mi parecer uno de los años más ricos y diversos en cuanto a cine se refiere; fue el año del refinamiento estético, el paso hacia delante del 3D como elemento narrativo y no accesorio en algunos casos; fue el año también de las revelaciones y las vueltas de tuerca discretas en la manera de contar historias a través del lenguaje audiovisual.

10.- Batman: El caballero de la noche asciende (The Dark Knight Rises), de Christopher Nolan. Bendito sea aquel al que se le ocurrió la idea de refrescar la tan agotada y accidentada franquicia de cine de superhéroes comisionando a Nolan para darle un toque pasado de ronda a la saga. Pasar a la pantalla grande figurones clásicos de la talla de Spider-man, Superman o el mismísimo Batman nunca ha dado un resultado tan afortunado como la nueva saga del Caballero de la Noche. Para muchos, esta película queda un poco a deber en relación con la entrega anterior, El caballero de la noche (The Dark Knight, 2008), ya que en esta nueva entrega vemos en repetición los recursos que le dieran la apoteótica respuesta de la gente a la pasada, y no hay un villano tan memorable como el que interpretara el fallecido Heath Ledger.

Sin embargo, creo que Batman: El caballero de la noche asciende sigue siendo la mejor película de comics filmada hasta la fecha, y que marca la pauta de cómo es que sí se puede hacer un trabajo rimbombante y lleno de acción como marcan los cánones, sin llegar a la calca y lo burdo. Esta película también nos recuerda por qué somos fieles seguidores de la emoción física que despierta una sala oscura llena de olor a palomitas. Éste es un trabajo popular y ágil en su total dimensión, pero que da un salto hacia adelante para dar en el clavo sobre cómo respetar el espíritu de un personaje legendario sin ser infantil y sin hacer que éste pierda su lógica ni esencia en aras de un trancazo taquillero. Batman: El caballero de la noche asciende cumple con estos requisitos, y además es una excelente película con tensión, solidez en la narrativa y complejidad en los personajes, a excepción, a mi gusto, del que interpreta un teto, pasteurizado y aún verde Joseph Gordon-Levitt.

9.- Operación Skyfall, de Sam Mendes. Cuando lleguen más años y arrugas, los testigos darán cuenta de que hubo un tiempo en que las películas de acción y espías eran buenas y propositivas, y que la franquicia del Super Agente 007 era de las más poderosas en el rubro.

En lo personal, nunca he sido seguidor fiel de la saga de James Bond; su universo lleno de juguetes, clichés y elegancia fue superado desde hace muchos años por los avances de la tecnología y las lógicas más extravagantes en las historias llenas de acción, efectos asombrosos y explosiones. El afán tardío de querer refrescar las películas de Bond me parece que no había sido tan bien expuesto como hasta ahora en Skyfall, una película que nos muestra al James Bond menos solemne de la historia, con una nostalgia a las viejas referencias, un filme lleno de chistes y críticas ante aquellos elementos que ahogaran a la franquicia.

En Skyfall vuelven las coreografías a golpe limpio sin saturados movimientos de cámaras; vemos a un villano que levanta la historia de forma extraordinaria, Silva, interpretado majestuosamente por un Javier Bardem amanerado, exótico y gandalla. Y también es un gusto entregarse a una película clásica de acción, con gusto y sutilezas intercaladas, que viaja hacia el otro extremo de las películas de fórmula, en donde vale más la garra, la energía y la lectura ajedrecística del enemigo, que el despliegue técnico y maquiavélico. Un pasón clásico de estilo y trancazos al más puro estilo Bond, y que tuvo que tocar los estereotipos arquetípicos del personaje sin romper por entero los moldes para volver a poner en el mapa al afamado y siempre seductor agente 007.

8.-Drive, Nicolas Winding Refn. 2012 comenzó con el pie derecho con una película del año pasado que homenajeaba a las road movies más oscuras y de acción como Vanishing Point, con una historia llena de dobles de acción misteriosos, silenciosamente violentos, autos y amores difíciles.

Drive fue una refrescada al viejo cine de media tabla, una película de fórmula exacta y efectos inmediatos a través de la contención de la acción. Tenemos al antihéroe, el galán gandalla interpretado por el célebre Ryan Gosling, un conductor discreto y eficaz enchamarrado en satín blanco kitsch, que viaja por carreteras llenas de mafiosos, luces y soledades atribuladas. Tenemos también a la chica que merece ser salvada y un soundtrack sintético, claramente ochentero, con ese gusto por el neón que posee el músico francés Kabinski.

Drive es ahora una suerte de inmediato referente pop para las nuevas generaciones, pero también una película con tensión, interesante y que homenajea de forma extraordinaria a sus referentes estilísticos.

7.- Una separación (A Separation), Asghar Farhadi.  Drama iraní de desgarradora índole, aunque un tanto más accesible, ya que el relato se acerca a un sector actual y contemporáneo de la sociedad mundial. Se trata de una familia un poco más abierta a la modernidad en un país con los conflictos propios de Irán falta describir de qué va la peli; no dice mucho de la trama. Una separación es una película un poco menos radical que muchos de los filmes iraníes contemporáneos, y más universal por la esencia de la historia misma, que no resta la complejidad y el trabajo actoral de los personajes interpretados.

La burocracia, el peso de la religión en situaciones cotidianas y la falta de perspectivas en donde se vive son los elementos primarios de Una separación, historia redonda y sencilla que merece además un lugar en este listado por ser ese color esencial que brinda Medio Oriente a la tradición fílmica mundial.

6.- The Master, Paul Thomas Anderson. Buenas actuaciones, gran historia de largo aliento y oscuridad como su predecesora, Petróleo sangriento (There Will Be Blood, 2007), y con un manejo de cámara preciso. La nueva película de P. T. Anderson, estelarizada de forma majestuosa por los viejos lobos de mar Philip Seymour Hoffman (Capote, Magnolia) y Joaquin Phoenix (Gladiator, Walk the Line),  es uno de los filmes que no hay que perderse en 2013.

The Master hace una crítica a esas sectas del sur de Estados Unidos que viajan entre la preponderancia del intelecto humano y la charlatanería, y nos entrega un trabajo denso, oscuro y de altos vuelos estilísticos que quizá no tenga la misma recepción que Petróleo sangriento, pero que sin duda es un trabajo memorable en la carrera tanto del director como de los actores.

5.-Amour, Michael Haneke. Una vez más Haneke en la lista de lo mejor. Su fuerte es que sabe explorar el lado más crudo de los seres humanos de forma dura y poderosa; nos hace sufrir a través de la sola exposición de las cosas, como si él fuera sólo un espectador más. Amour nos muestra el lado más doloroso de la palabra misma, a través de la historia de una pareja de músicos de avanzada edad, en las que palabras como dolor o complementación adquieren su dimensión más fiel e intensa.

Uno de los trabajos más elegantes y claros de Haneke, quien con esta película parece mostrarnos una película más discreta y sosegada, incluso más introspectiva. Sin embargo, los elementos crueles y dolorosamente dramáticos que existen en sus películas están ahí, puestos de una manera muy refinada y con un ritmo preciso para meternos de lleno en el cuerpo de los personajes, interpretados por dos leyendas del cine francés: Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva. Amour está destinada a ser una de las películas más memorables del año y de la carrera del director de El listón blanco.

4.- Pina, Wim Wenders. Una de las figuras más emblemáticas de la danza contemporánea, Pina Bausch, nos es mostrada en pantalla con un poderoso documental ficcionado por Wim Wenders (Paris, Texas, Buena Vista Social Club). Pina es una película sin igual, que al lado de Hugo de Martin Scorsese, comienzan a utilizar la tecnología 3D como elemento integral y narrativo de la película y no como un mero accesorio estilístico.

Danza para los que tenemos prejuicios de la danza, Pina muestra a través de puestas en escena en distintas locaciones el trabajo e influencia de esta artista dotada de una originalidad y belleza fabulosa. Testimonios, material de archivo y cronología narrativa son tejidos mediante pasajes dancísticos casi surreales en los que no se escatima en producción y estilo con una sencillez conceptual francamente conmovedora y sin igual.

3.-Detachment, Tony Kaye. Drama desgarrador de un maestro sustituto de un Estados Unidos cruel y desolador.  Detachment es una suerte de ensayo posmoderno del existencialismo humano, interpretado por Adrien Brody, quien da vida a un personaje desencantado que tiene que lidiar con los embates de un pasado familiar que lo sigue atormentando, y un sistema moral y educativo despedazado y pervertido.

El segundo trabajo del director de Historia americana X resulta más sólido y efectivo que su predecesor, y también nos entrega una de las mejores y desoladoras actuaciones de Brody (El pianista, King Kong) a la fecha.

2.- Post Tenebras Lux, Carlos Reygadas. El nuevo trabajo del director de Japón y Luz silenciosa vuelve a dar de qué hablar y trastoca de nueva cuenta los gustos de la gente, enfadando a muchos y ganando más adeptos. Post Tenebras Lux me parece el trabajo más cercano e íntimo del director, en donde vuelve a mostrarnos una historia de epifanías con personajes más reales y comunes.

Carlos Reygadas nos muestra la historia de una familia de clase alta que vive en las afueras de la ciudad como una especie de último recurso por salvarla del deterioro de la misma, filmada bajo este estilo contemplativo y casi documental que imprime el director de Batalla en el cielo.

Me parece que Post Tenebras Lux es una de las mejores películas del año por su complejidad y belleza, y que nos muestra a un Reygadas maduro en su estilo y un tanto más sólido también en sus historias, mismas que siguen requiriendo del poder interpretativo y reflexivo del espectador. Nos encontramos ante una película abierta, pesada, sí, pero igual de interesante y poderosa.

1.- Bestias del sur salvaje (Beast of the Southern Wild), Benh Zeitlin. El sur más negro y crudo de Estados Unidos azotado por el huracán, bajo la óptica de una niña de seis años, que tiene que vivir en un mundo lleno de dureza casi primitiva y de bestias gigantescas a vencer. Bestias del sur salvaje es una historia conmovedora, cruda y llena de elementos que la hacen una de las revelaciones más sólidas del año, así como una gran primera obra de Zeitlin.

Por Ricardo Pineda (@RAikA83)

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