“Antes de que existiera el personaje, nosotros sabíamos qué tipo de película estábamos buscando hacer. Los temas claramente marcaron nuestra investigación y tienen que ver con el poder político, con el ejercicio del poder económico y su relación con el poder político”, declaró Carlos F. Rossini, uno de los directores del documental que exhibe la violencia en el país más allá de los cadáveres y casquillos: El alcalde.
Los creadores del filme que se encuentra en exhibición gracias a la gira Ambulante, explicaron en rueda de prensa que los temas (economía, política y justicia) estuvieron presentes antes de encontrarse con gran suerte a un personaje como Mauricio: “cuando leímos la crónica-perfil escrita por Diego E. Osorno sobre Mauricio Fernández nos dimos cuenta que el personaje tenía todos los elementos que estábamos buscando conjugado en una sola persona”.
“Lo que había de un inicio es que era una película contada desde el poder, lo que no estamos muy acostumbrados a ver. En general tanto los políticos como los poderosos son inaccesibles, ahí es cuando hablan únicamente de lo que uno quiere escuchar. En este caso era un político, un poderoso, pero que hablaba sin tapujos de varios de esos temas y eso es lo que se nos hacía interesante, que eran temas que se hablaban con claridad y con transparencia en el momento que iniciamos con la película, en 2010, cuando únicamente se contaban el número de muertos y poco más”, declaró Carlos F. Rossini.
Así mismo, explicó que Mauricio Fernández, el alcalde del municipio más rico de América Latina: San Pedro Garza García, habla con detalle de los operativos del Gobierno Federal en los que desaparecen tanto los cadáveres como los casquillos, “…entonces está hablando cómo sistemáticamente el gobierno está haciendo desaparecer a ciudadanos mexicanos… un operativo sistemático de desaparición sin enjuiciamiento de ciudadanos mexicanos y eso está como en la sombra sin ser un tema de debate nacional”.
Para los directores, la confianza que el alcalde les dio fue resultado de un proceso y la honestidad con la que plantearon el proyecto:
“Llegamos de la mano de Diego E. Osorno, que lo conoce desde hace 10 años porque desde que era reportero seguía las noticias del municipio y posteriormente lo conoce a partir de varias entrevistas. Había como esa relación de años con Diego por un lado, como dice Carlos, llegamos con la honestidad diciendo: ‘Queremos hacer una película sobre ti, hablas de los temas que hay que hablar aunque no estamos muy de acuerdo con tus opiniones ni tus puntos de vista’. Es muy interesante y es necesario exponer esos temas porque eran temas tabú de alguna manera”, explicó Emiliano Altuna.
Uno de los momentos de tensión durante la producción y grabación de este documental fue el asesinato del jefe de escolta de Fernández. Acerca de la situación que vivieron, Emiliano confesó: “No es que uno sienta miedo, uno no podría trabajar con el miedo… Algo que ocurre inconscientemente es que la cámara es una especie de escudo, o lo sientes como un escudo, la cámara justo te ayuda a ir a lugares, situaciones… es una especie de pasaporte a un mundo desconocido en ese sentido. Tienes que dejar a un lado el miedo o la tensión del momento para seguir adelante porque si piensas siempre en esos parámetros pues no puedes trabajar.”
Para Carlos F. Rossini y Emiliano Altuna, la trascendencia del personaje está en la consecuencia y síntoma de lo que está ocurriendo en el país, “creo que la película es un intento muy honesto y quitado de prejuicios, trata una situación a través de los poderes y sus decisiones ante una situación muy conflictiva. Es una película que intenta un discurso maduro con la audiencia sobre lo que nos pasa como sociedad y para analizar a quiénes les estamos dando el poder para que haga qué cosa”, concluye.
Por Sofía Huerta (@Sophia_Huerta)