El más reciente estreno de Amazon Prime, Sound of Metal (2019), es una de las propuestas más ambiciosas para la temporada de premios que se aproxima: una vital exploración de las capacidades sonoras y visuales del cine. La película, bajo la dirección de Darius Marder, cuenta la vida de Ruben, un baterista de una banda de heavy metal que, súbitamente, pierde la audición.
La actuación del actor y músico Riz Ahmed es una revelación inesperada, recientemente trabajó en papeles secundarios como en Primicia mortal (Nightcrawler, 2014), en la que toma la contraparte moral del personaje de Jake Gyllenhall; también fue el villano en la regular película de Venom (2018); y en su más reciente videoclip The Long Goodbye (2020) es posible notar su habilidad actoral.
Su entrega física y emocional al personaje que interpreta es magistral. Se trata de un trabajo asfixiante, conmovedor y sin ningún tipo de manipulación emocional, porque los gritos y la desesperación se interiorizan, es un silencio más angustiante que el ruido. La masterclass de Ahmed será un tremendo contrincante durante la temporada de premios, durante la cual probablemente competirá con Gary Oldman (Mank) y Hugh Jackman (Bad Education). A diferencia de estos dos, que tomaron papeles biográficos llenos de ambición y alcoholismo, el personaje ficticio de Riz crea un vínculo humano muy íntimo, somos testigos de un quiebre emocional y físico que convierten a esta actuación en un tremendo estudio de personaje.
El resto del reparto entrega también un gran trabajo, conformado en su mayoría no actores pertenecientes a la comunidad con problemas de audición. Su presencia remarca la visión documental de la película, que busca mostrarnos cómo interactúan estas comunidades y enfrentan el abrumador mundo sonoro de la mayoría de nosotros.
El guión está construido mediante una descripción impresionante del deseo humano por mantener la normalidad: actuar como si nada estuviera mal. En una escena, el protagonista está en la oficina de un especialista en audición, quien le explica que su sordera se agravará y debe cuidarse, esa misma noche Ruben toca su batería en otro concierto de metal, aparentemente ignorando el consejo del especialista. Este tipo de auto-sabotaje da, otorgándole un problema emocional cómo lo hemos tenido todos en nuestras vidas.
La pérdida de la audición se expresa mediante el lenguaje audiovisual de la película. Marder fragmenta sus imágenes, metáforas de lo que le sucede al protagonista. La fotografía de Daniel Bouquet se acerca de manera divina a los personajes, logrando que sintamos la recuperación de Ruben ante la pérdida de un sentido tan importante, por ejemplo: el segundo acto que se desarrolla en un centro de recuperación auditiva, la falta de diálogos se convierte en el lenguaje de señas, hay un acercamiento estilo documental a la comunidad en las interacciones que tienen con Ruben. Debe aprender, como el espectador, mediante imágenes. En estas escenas, la cámara es un miembro más de la comunidad que busca una forma de mejorar su audición.
El diseño sonoro de Nicolas Becker –quien trabajó en películas como Gravedad (Gravity, 2013) y 127 horas (127 Hours, 2010)– nos adentra a la pérdida de la audición, cómo se deteriora poco a poco. Es desesperante la manera en que los sonidos exteriores se van alejando mientras nos acercamos a los tendones, la respiración, los latidos del personaje. En un artículo de Variety, Becker comentó que pasó mucho tiempo encerrado casi en silencio y se familiarizó íntimamente con los sonidos de su propio cuerpo. Sound of Metal se construyó con un micrófono pequeño que podía colocarse dentro de la boca de Ahmed para registrar su respiración e, incluso, el sonido de los párpados del actor al cerrarse.
Una experiencia sensorial que logra hacer temblar las fibras del espectador, utilizando los elementos auditivos y visuales a su favor para adentrarnos a un mundo sin sonido y lo desgarrador de dicha pérdida.
Por Alejandro Guajardo (@Alex_Guax)
