El emperador del cine japonés. El más japonés de los cineastas occidentales. Uno de los grandes cineastas de la lluvia… Son muchos los calificativos que tanto la critica como legiones de admiradores usan para expresarse acerca del célebre director Akira Kurosawa (1910-1998) , pero más allá de estar de acuerdo o no con éstos, lo que no se puede negar es que su obra constituye un punto de referencia para todo cinéfilo y es de presencia obligatoria en cualquier cinemateca alrededor del mundo.
El cine de Kurosawa se distingue por un equilibrado balance entre la perfección técnica del montaje y la puesta en escena, el estilizado dinamismo de las escenas de acción de algunas de sus películas más famosas y el profundamente sabio y contemplativo humanismo que es posible encontrar ya sea en el subtexto o como motivo principal en prácticamente toda su filmografía.
Su obra, idolatrada en occidente y, en vida de su autor, prácticamente ninguneada y rechazada la más de las veces en su propio país, nos habla de un autor y director versátil, quién valiéndose de manera magistral de diversos géneros e influencias logró mostrar de manera consistente una misántropa visión del género humano a lo largo de su carrera, una suerte de pesimismo radical en el que, no obstante, casi siempre puede quedar un pequeño resquicio para la esperanza de una recuperación de la armonía de la humanidad con su entorno.
A finales del 2009, The Criterion Collection, con motivo de la conmemoración de los 100 años del nacimiento de Kurosawa, editó un sobriamente vistoso box set de 25 DVDs, el cual contiene la mayor parte de la totalidad de su legado fílmico de 32 películas. Los títulos que componen esta colección son los siguientes:
Sanshiro Sugata (1943). Debut de Kurosawa en la realización. De narrativa simple (rozando la ingenuidad por momentos) esta cinta contiene algunos de los preceptos morales que serán una constante en su carrera posterior.
Lo más hermoso (1944). Ambientada en una fábrica durante la Segunda Guerra Mundial, este intrascendente llamado al nacionalismo puede destacar solamente por tratarse de una concesión por parte de Kurosawa a la cuestionable ideología del gobierno nipón en turno.
Sanshiro sugata parte 2 (1945). Correcta y entretenida a secas. Esta secuela del exitoso film original sirve para demostrar que ni Kurosawa se salvó de caer en los ámbitos del comercialismo más puro y ramplón.
Los hombres que caminan sobre la cola del tigre (1945) Adaptada de una obra de teatro kabuki, este film representa la única incursión de Kurosawa en los terrenos de la comedia. La cinta esta protagonizada por una especie de versión japonesa de Jim Carrey (e igual de detestable). Una obra menor (aunque con una edición brillante) que resulta ser toda una curiosidad en la filmografía de este chingón entre los chingones.
Nuestra Juventud (1946) Contando con la participación de la extraordinaria Setsuko Hara, esta reflexión sobre los turbulentos cambios políticos y sociales del Japón de las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, tiene la particularidad de ser la única película de Kurosawa protagonizada por una mujer.
Un domingo maravilloso (1947). Esta incursión de Kurosawa en los terrenos del neorrealismo a la italiana puede verse como una buena (¿?) muestra de lo mejor y lo peor del director: visualmente estremecedora a ratos, pero con momentos de verdadera pena ajena. (El más claro ejemplo es aquella escena “interactiva” en que la atribulada pareja protagónica se dirige de cara a nosotros como espectadores en busca de apoyo.)
El ángel ebrio (1948). Además de la acertada mirada al entorno social nipón de los cuarenta y el look de Film Noir, esta cinta se destaca por ser la primera colaboración entre Kurosawa, Takashi Shimura y el legendario actor Toshiro Mifune, las dos personalidades masculinas más constantes a lo largo de su carrera.
Perro Callejero (1949). Otro balbuceo previo a Rashomon por parte de Akira Kurosawa. El policía encarnado por Toshiro Mifune debe ser, sin duda, el “tira” mas pendejo de toda la historia del cine. Un argumento que raya en la candidez e ingenuidad totales, hacen de esta una de las películas menos logradas del director, salvable únicamente por su acostumbrada mirada crítica a la sociedad japonesa, aunque nada contundente como lo serán sus obras futuras.
Escándalo (1950). Este trabajo de Kurosawa es la película que precedió a Rashomon, rodada el mismo año. Lo más que se puede mencionar de esta cosa, es la curiosa afinidad que guarda la presente madre con el melodrama mexicano: el asunto alcanza un grado tal de lacrimógeno humor involuntario, que se llega a un punto en que en lugar de estar viendo a los interpretes del film (Toshiro Mifune, Yoshiko Yamaguchi y Takashi Shimura) uno casi podría jurar estar viendo en los papeles principales a Arturo De Córdova, Sofía Álvarez y Carlos Orellana dirigidos por un Chano Urueta más o menos inspirado.
Rashomon (1950). Primera obra maestra de Kurosawa, y el film que, históricamente, tiene el mérito de haber dado a conocer el cine japonés al público occidental. Un clásico ineludible.
El idiota (1951). Esta adaptación de la obra de Dostoievski significó un severo patinón del director a los ojos del público y la crítica tras su triunfo en Venecia el año anterior, debido a lo desconcertante que resulta ver una película japonesa desarrollándose en un entorno esencial e inconfundiblemente ruso. (Paradójicamente, Kurosawa la consideraba su película más lograda.) Para su distribución internacional, los productores mutilaron poco más de la mitad del film; curiosamente, a principios de los 90 en México el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes distribuyó durante algún tiempo en video la versión íntegra de 265 minutos.
Vivir (1952). Regreso de Kurosawa por sus fueros y la confirmación para sus fans occidentales de que el éxito de Rashomon no había sido cosa de la casualidad. Takashi Shimura, quien da vida al agónico burócrata que busca darle sentido a su existencia mediante un último acto redentor, consiguió la mejor actuación de toda su carrera.
Los siete samuráis (1954). Quintaesencial película de Kurosawa, posiblemente la más conocida y exitosa de su obra fílmica. Desde su estreno, se considera a esta extraordinaria cinta como la piedra fundamental del género Chambara (cine de samurais o de sables), a pesar de tratarse de un género bastante recurrente desde los inicios mismos del cine en Japón. Ritmo perfecto, gran virtuosismo en la puesta en escena y posterior sujeto de gran cantidad de remakes. Toshiro Mifune quedó consolidado como la figura emblemática del guerrero samurai con este film. Las carreras de Clint Eastwood y Sergio Leone no hubiesen sido lo mismo sin él.
Vida de temor (1955). Debido a que los recientes eventos en Hiroshima y Nagasaki permanecían muy frescos aún en la memoria colectiva del público japonés, esta amarga reflexión acerca de una de las preocupaciones ecológicas fundamentales de Kurosawa (su temor ante un probable desastre atómico) fue un rotundo fracaso de taquilla en su país; no obstante, a más de cincuenta años de su realización, las todavía impredecibles consecuencias del accidente en los reactores de la planta nuclear de Fukushima, le brindan una inesperada actualidad al film y vienen a demostrar que el cineasta no se hallaba tan errado en sus planteamientos.
Trono de sangre (1957). Este clásico sigue sorprendiendo por la maestría técnica que Kurosawa demuestra a lo largo del film. Notable por su complejidad y su perfección técnica, es una cinta que, plano por plano, sigue deslumbrando por su onírica belleza, las notables actuaciones (estupendos Toshiro Mifune e Isuzu Yamada) y por ser la única adaptación cinematográfica de una obra de Shakespeare (y al mismo tiempo, la más lejana) que verdaderamente logra capturar en sus diálogos e imágenes toda la riqueza y el trágico espíritu de la obra original del bardo inglés.
Los bajos fondos (1957). Esta adaptación de la obra de Maximo Gorki fue recibida con malos ojos por muchos sectores en su tiempo, quienes sentían que después de la versión de Renoir, ya todo estaba dicho. Como en el caso de Los Olvidados de Buñuel, el cineasta japonés fue acusado de formalista y de manejar una estética voluntariamente “miserabilista” de forma irresponsable. (¿?)
La fortaleza escondida (1958). Ante las reacciones de rechazo provocadas por su film anterior, Kurosawa decidió volver a terrenos más cómodos acometiendo la realización de esta gozosa cinta de aventuras de gran habilidad formal y plena de un disfrutable sentido del humor. Era casi una mentada de madre ver que Criterion promocionaba este film en su lanzamiento individual en DVD y VHS con una pequeña calcomanía que decía: “La película que inspiró Star Wars de George Lucas!”
Los malvados duermen en paz (1960). Kurosawa inició la década de los 60 con este misántropo film, lejanamente inspirado en el Hamlet de Shakespeare. Si bien esta mirada critica a la corrupción de las altas esferas financieras no es un trabajo apto para todos los gustos, la pericia habitual del director hace acto de presencia en cada encuadre, tal como lo demuestra la extensa y magistral secuencia inicial.
Yojimbo (1961). Esta adaptación de la novela Cosecha Roja de Dashiell Hammett dio lugar a la primera aparición del cínico y valemadrista ronin Sanjuro (encarnado por Mifune, cómo chingados no). Un estupendo híbrido entre el cine de sablazos y la comedia más corrosiva, en el cual el sensei Kurosawa se da rienda suelta mostrando lo asimilado de, y su pasión por el western norteamericano.
Sanjuro (1962). Tras el madrazo en la taquilla de su film anterior, Kurosawa accedió a filmar esta secuela (por mucho, superior al original) de las aventuras del socarrón personaje. El climático duelo entre Toshiro Mifune y Tatsuya Nakadai es verdaderamente de antología.
Cielo e infierno (1963). Tomando como punto de partida la folletinesca novela King´s Ramson de Ed McBain, Kurosawa elaboró otra de las cintas indispensables de su carrera. Tras su apariencia de cine negro, se halla una demoledora mirada crítica al entorno socio-económico y moral del Japón de los 60. El final es uno de los más estremecedores de la filmografía de este realizador.
Barbarroja (1965). El pensamiento filantrópico del maestro japonés alcanzó su más alta expresión con este film, uno de los más cálidos y conmovedores de su filmografía. Otra reflexión sobre la fraternidad, la esperanza y el aprendizaje maestro-alumno, en la que, en el aspecto técnico, Kurosawa da otra lección de cómo aprovechar al máximo las posibilidades de la pantalla ancha en los espacios cerrados, y de su extraordinaria habilidad para el timing cinematográfico. Desafortunadamente, este trabajo marco también su última colaboración con el actor Toshiro Mifune.
El camino de la vida (1970). Kurosawa se inició en el uso del color con este desconcertante film, pleno de lirismo y fascinante en el aspecto visual, centrado en la desoladora cotidianeidad de uno de los tantos grupos de habitantes marginales de los barrios bajos de la ciudad de Tokyo. La película significó tanto en lo profesional como en lo personal el más severo dolor de huevos experimentado hasta entonces por el cineasta, debido a que, como en el caso de Los Bajos Fondos, la cinta fue un contundente fracaso de taquilla, lo cual provocó el quiebre de su incipiente compañía productora; el público y la crítica japoneses se le fueron encima al realizador acusándole otra vez de insistir en “embellecer” la miseria de los sectores menos favorecidos de la población. Días antes de comenzar la preproducción de su próximo proyecto, el director tuvo un serio altercado con Mifune, cantidad de sucesos que no sólo provocaron la ruptura definitiva con el actor, sino que dejaron como saldo el hacer caer a Kurosawa en una larga y aguda crisis emocional, todo lo cual devino en un frustrado intento de suicidio por parte de Kurosawa a principios de 1973.
Kagemusha (1980). Luego de un lustro de inactividad tras su triunfo en festival de Cannes con Derzu Uzala, Kurosawa, esta vez bajo los auspicios de Francis Ford Coppola y George Lucas, se embarcó en la realización de este espectacular fresco histórico, el cual consagró nuevamente al realizador entre las nuevas generaciones de cinéfilos a nivel mundial. Esta deslumbrante y dolorosa reflexión sobre el poder y los funestos mecanismos para preservarlo, era considerada modestamente por el propio Akira Kurosawa como un mero ensayo previo de Ran (1985).
El cumpleaños (1993). A los grandes maestros también les sale “willis” por el sisí. Desafortunadamente, este fue el caso del último Kurosawa. Plana, aburrida, y llena de un sentido del humor bastante dudoso, este lamentable desperdicio de tiempo marcó el final de una las filmografías más complejas e interesantes de la historia del cine.
Como sucede con todo en esta vida, nada es perfecto, ni están todas las que deben. Por razones de copyright y demás mamadas, se encuentran fuera de esta colección la ya mencionada mínima parte del total; sin embargo, entre las ausentes se encuentran dos o tres que son parte fundamental del discurso “kurosawaceano”, y que por su importancia, para cualquier conocedor del trabajo de este realizador son imprescindibles. Los siete títulos restantes que brillan por su ausencia y que consignaremos a continuación, buscando con ello colmar los ánimos completistas de cualquier interesado en adentrarse en la obra en video del maestrazo nipón son las siguientes:
Caballos (1941). de Kajirô Yamamoto. Inédita en video. En este film, Kurosawa fungió como asistente, encargándose de rodar algunas escenas.
Los que construyen el porvenir (1946). Al parecer, se trata de otro filme propagandístico formado por varios episodios, el cual fue dirigido coralmente por Hideo Sekigawa, Kajirô Yamamato y Akira Kurosawa. Inédita en video, se puede descargar via torrent. Quienes la han visto (entre estos, el imprescindible Donald Ritchie), aseguran que se trata de una cosa bastante mediocre; el mismo Kurosawa siempre renegó de su participación en el film, el cual siempre procuró excluir de su filmografía sin prestarle la más menor importancia.
Duelo silencioso (1949). Este interesante título (sobre un abnegado médico —Toshiro Mifune— que contrae una mortal enfermedad mientras realiza una operación quirúrgica) fue editado en DVD por BCI/ECLIPSE en el 2006. Actualmente se encuentra fuera de la circulación, pero se puede descargar via torrent o conseguir en copia pirata afuera de la Cineteca Nacional.
Derzu Uzala (1975). Ante la ceguera de los productores japoneses, este film (rodado en la URSS y producido por los estudios MOSFILM) marcó el notable regreso de Kurosawa tras el fracaso de El camino de la vida. Una mirada tan serena como estremecedora sobre la relación del hombre con la naturaleza. Se puede conseguir en DVD por cortesía de KINO VIDEO, pero la edición más recomendable es la de 2 dicos editada en Rusia por RUSCICO, con interesantes características especiales, un transfer superior al de la edición norteamericana y sonido 5.1.
Ran (1985). Co-produción franco-japonesa basada en El Rey Lear de Shakespeare, esta cinta se puede considerar la última obra maestra de Kurosawa, y la más violenta y oscura de su filmografía. Notables interpretaciones de Tatsuya Nakadai, Mieko Harada, y una banda sonora excepcional a cargo de Toru Takemitsu. A pocos días de haber anunciado su salida en formato Blu-ray, expirarón los derechos de distribución por parte de Criterion Collection, y ahora sólo puede conseguirse a través de STUDIO CANAL. A pesar de no contar con las interesantes características de la versión Criterion, las ventajas del Blu-ray de STUDIO CANAL son que conserva el interesante documental A.K. de Chris Marker, y que esta presentación cuenta con subtítulos en español.
Los sueños de Akira Kurosawa (1990). Después de la apocalíptica Ran, pocos imaginaban durante el festival de Cannes de 1990 que el director daría una nueva esperanza al género humano con esta fantasía ecológica, producida bajo los auspicios de los incondicionales gringos de Kurosawa, George Lucas y Steven Spielberg. Quizá se trate de un trabajo desigual y redundante a ratos, pero indudablemente cuenta con momentos visualmente fascinantes, por lo que este hubiese resultado el film ideal para cerrar con broche de oro su carrera. Se consigue en DVD por cortesía de Warner Home Vídeo.
Rapsodia en agosto (1991). La distribuye MGM/UA en los yunates y Quality Films en México. Con este recuento de los sucesos ocurridos alrededor de una familia japonesa residente en Nagasaki, la cual recibe la visita de un pariente lejano estadounidense, Kurosawa elabora una nueva reflexión sobre una de sus preocupaciones habituales, la cual provocó la molestia, esta vez, por parte de los norteamericanos, quienes consideraban que Kurosawa estaba poniendo innecesariamente el dedo sobre la llaga sobre un asunto tan espinoso entre las relaciones Japón–Estados Unidos. La secuencia final (de una escalofriante belleza) está considerada entre las mas memorables del cine de los 90.
Regresando al tema principal de esta nota, cabe señalar que, si bien la adquisición de este A.K. 100: 25 FILMS OF AKIRA KUROSAWA se podría tratar de una compra obligatoria para cualquier cinefilo o admirador de la obra de Akira Kurosawa que se respete, esta edición especial de Criterion (seguramente, la más llamativa después de la imponente ESSENTIAL ART HOUSE: 5O YEARS OF JANUS FILMS) padece de las mismas jodiendas que aquejan a aquella otra; como sucede con el box set de Janus, a pesar de su elegante aspecto exterior de estilizada caja de zapatos, el bien documentado librillo de pasta dura y la calidad de manufactura que distingue a la prestigiosa marca, uno no puede dejar de plantearse qué tanto puede valer la pena realmente aventarse al ruedo y hacer el “pequeño” gasto que implica adquirir un ejemplar de esta interesante colección (399 dólares o alrededor de los 6,500 pesos, si se manda traer a México de importación) dado lo que esta realmente ofrece en el aspecto técnico.
Ya se sabe que es más fácil que Benedicto XVI experimente una erección a que los de Criterion accedan a incluir subtítulos en un idioma distinto al inglés, (a pesar de ser el latino un mercado importantísimo para cualquier casa distribuidora de videos en los Estados Unidos) pero tomando en cuenta que son precisamente las características especiales incluidas en las ediciones individuales en DVD el segundo gran aliciente para decidirse a comprar un video de Criterion, no deja de ser frustrante toparse con el hecho de todas las películas que componen este box set carecen por completo de aquellas, bajo el pretexto de que cualquier información adicional viene incluida en el mentado librito, lo que equipara en igualdad de condiciones a cualquiera de los títulos incluidos en esta colección, con las simplonas ediciones de a 49 pesos con las mismas películas distribuidas en nuestro país vía Zima Entertainment.
¿Hacerle al adornado con el “módico” box set conmemorativo? ¿Ir por las ediciones individuales (pero con características) editadas por Criterion? ¿Adquirir los “pinchurrientos” DVDs region 4? El lector (y su bolsillo) tienen la última palabra. En todo caso, cualquiera de estas opciones es válida, ya sea por puro amor al arte o como un estupendo pretexto para quedar bien con la progenitora este próximo 10 de mayo, para acercarse a uno de los más consistentes legados fílmicos de la historia del cine japonés (y universal, por supuesto).