‘Orgullo, prejuicio y zombies’: Adaptaciones para millennials

Burr Steers, autor de “grandes éxitos” que llevaron al “estrellato” a Zac Efron, (como 17 otra vez o Siempre a mi lado) es el responsable de dirigir esta cinta, titulada en México como Orgullo+Prejuicio+Zombies (Pride and Prejuice and Zombies, 2016), adaptada de la satírica novela de Seth Grahame-Smith, a su vez inspirada en el clásico literario.

La idea, por sí sola, puede ser tomada como producto del desmadre. De la ruptura modernista de derribar a los clásicos; ponerle bigotes a la Monalisa y sacrificar así a las vacas sagradas. Sin embargo, hay una característica importante que puede ser analizada a mayor profundidad. El papel de la mujer en esta historia. A diferencia de muchas otras narrativas del género, ya sea en cine, literatura o televisión, donde la mujer es la víctima que corre desnuda, aquí es la heroína. Es el personaje que toma las armas y decide valerse por sí misma, a pesar de que su entorno se lo prohíbe. Ésa es la importancia de tomar una literatura como la de Jane Austen, tan clásica y tan inclinada al melodrama, pues sólo así puede haber una comparativa; un ángulo que nos permita ver lo de “antes” y lo de “ahora” y así saber en qué aspecto ha habido avances y en cuál seguimos cojeando.

Pero no todo es seriedad, la cinta juega también con el fetiche, con el encanto de los encajes y las armas, de los zombies y sus tripas y sangre; además de los besos románticos y los bailes antiguos. Y así, se devela uno de los peores problemas de la película; lo es todo y a la vez nada. Se pierde entre todos sus elementos, es una mezcla sin ritmo que tiene momentos disfrutables, pero que la mayoría del tiempo es un beat sin sentido.

La novela, al igual que la cinta, están llenas de escenas de acción, con chicas de la Inglaterra antigua peleando contra cuerpos putrefactos. Y sí, suena tan maravilloso como se lee, pero la mala ejecución fílmica hace que estas escenas, que tenían todo para volverse clásicas, se pierden en el obtuso andar de una cámara lenta y una coreografía de primaria. No era necesario que el filme cayera en el explotation (aunque vaya que me hubiera gustado) pero peca de poco atrevida. Se buscó una cinta para ver en pareja y se consiguió el objetivo, pues sin duda, es mucho más agradable para ellas que para ellos. Esto no sucede en la novela, donde se logra un equilibrio perfecto entre romance, acción y sangre.

¿Qué aporta Orgullo+Prejuicio+Zombies al subgénero de los muertos vivos? Casi nada, sus zombies, a pesar de contar con el maquillaje de Mark Coulier (dos veces ganador del Oscar) se pierde en el escueto filtro de la post-producción digital. Y aunque se consiguen buenas, y violentas, tomas, homenajeando a Cronenberg, los come-cerebros acaban cayendo a un tercer o cuarto plano; siendo sólo lo que marketing ha llamado gancho. Tal vez lo único a destacar, en cuanto a este tema, es que probablemente, sea la única cinta zombie que termina en boda, cual telenovela.

Cinta milenial por donde se vea, con humor de MTV (de esta época) y personajes a la vez fuertes a la vez sensibles, imaginarios y poco profundos; bastante predecibles, pero que, como ya sabemos, siempre han funcionado. Orgullo+Prejuicio+Zombies termina siendo una cinta atractiva, pues tiene el espíritu de la novela clásica, del canon perdurable que nos hace, aunque no lo queramos, engancharnos en la trama barroca del amor incuestionable (y parafraseando a los Hombres G: la cagaste Mr. Darcy). Cinta para ver en estas fechas románticas, abrazado de tu pareja, bebiendo refresco y comiendo palomitas; sin que te importe mucho que estará sucediendo, a final de cuentas, la sala es oscura y habrá mejores cosas que esta película.

Por Ali López (@al_lee1)

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