Mil películas de viaje submarino: mi road movie con Frank Zappa

Mira hijo, en mis tiempos, decir que te gustaba Zappa significaba que te la sabías. Punto. No a todos les latía Zappa, es normal, la música del bigotón guitarrista de Baltimore es por demás extensa y variada. Mucho más de lo que te imaginas. Si alguna vez leíste algo así como que tu banda de rock era virtuosa, es porque no se toparon con alguno de los discos clásicos de Zappa.

En mis tiempos, hijo, decir que te gustaba Zappa era que te querías hacer el interesante. Porque ya no eran los 60 y a ti te gustaba Pearl Jam o algo así. Luego escuchas el Hot Rats y el 200 Motels, el Chunga’s Revenge y el Baby Snakes, el Joe’s Garage y luego ya no puedes parar.

Primero escuchas el Freak Out! en el cuarto de tu brother, con una nube así de gris. Luego vienen los comentarios de fan: que si con Steve Vai, que si cuando John Lennon, que si el humor en la música, nada de drogas en las giras pero mucho buen sexo, ya sabes, lo de que quería ser presidente y sus películas de a mentis.

¿Te conté que yo fui a Avándaro? Sí, y no me dejaban ir. Desde entonces me vibraba el Zappa, desde The Mothers of Invention y hasta cuando se puso a escribir clásica, ya bien recio con el synclavier. Y pus en ese entonces no había YouTube o esas mamadas, nel. Ni Beta tenía, así que ya sabes ¿no?, yo pensaba que el Frank era acá un tipo mugrosón, más en la onda del Ten Years After o el Emerson, Lake & Palmer de los primeros, Jethro Tull y el resto acá en la mera psicodelia, sobre todo por los primeros de los Mothers y toda la parafernalia. Hasta que un día vi una foto de ese wey en la Piedra Rodante. Igual y tú lo viste por primera vez en la Banda Roquera, la Conecte o La Mosca. Ya ahorita, te digo que ya hay más fotos, pero me sacó más de onda cuando vi que el Zappa era acá narizón, que le latía un chingo el cine y que había tenido el resto de broncas por hacerlas. yo creo que por eso su música muchas veces está pensada como obra conceptual, una historia, o cómo componía para películas ficticias, como hace también John Zorn y otros músicos que son bien completotes.

Tons, te digo. Conforme nos hicimos más rucos, pus cada quien empezó a ser fan de un Zappa diferente, ¿no? Unos se quedaron con el humor más fresco y corrosivo con The Mothers y las colaboraciones con el fabuloso Captain Beefhearth. Otros se fueron más a su faceta de solos y roquerías de la segunda mitad de los 70, o igual del Apostrophe del 74. Pero ya, los más densos eran seguidores del Frank elegante, el clavado con la música clásica, la música por computadora, la crítica política y el cotorreo con la élite judía con sus morros. Pero, ah sí, que yo te iba a contar de Frank Zappa en el cine. Cuando comenzaron a llegar más cosas al tianguis del chopo y el VHS se empezó a piratear más sabroso, ya entrados los 80, pues todos le empezamos a entrar a comprar material del Frank, como locos, queríamos tenerlos todos.

Pero de ahí por la primera mitad de los 90, nos empezamos a dar cuenta que no se iba a poder, a pesar de que estaban los oficiales, que no eran pocos, también estaban los bootlegs, los caseros, los ‘piratas oficiales’, y eso se convirtió en una obsesión colectiva sin fin. Por eso, te digo que te calmes, le fumes y sepas que: 1) no vas a poder ver todo Frank Zappa en material audiovisual, completo. Tiene igual o más que grabaciones encontradas siguen saliendo, y 2) ni te va a gustar todo. Aunque ya que si eres clavado, ahí está YouTube. Date.

Sin embargo, y pa que no te espantes también, hay un par de datos que tengo que revelarte, carnal. Ante la religión Zappa y los derechos de autor, sólo existen diez trabajos grabados y editados, reconocidos oficialmente como la videografía/filmografía de Frank Zappa. Sin embargo, el otro día estábamos con varios amigos, uno que es sociólogo, el otro historiador y su amigo, un músico. Todos marihuanísimos. Zappa estaría decepcionado. El chiste es que ya con registro fechado y todo, desde sus inicios en los 60, hasta su muerte en diciembre del 93, los archivos contabilizados se acercan a los 800, con horas de pietaje, como una carretera que no se acaba. Mucho de ese material cuenta entrevistas, apariciones fugaces, conciertos completos (recomiendo te busques el de Barcelona del 88, está bien poder, era una muestra del exceso que comandaba Zappa, ya fajadito y con ropa nice italiana), y muchas cosillas más.

¿Te dije que Zappa salió en Miami Vice?

A sí, la lista oficial. Pus ya la vi, y no toda está chida, salvo si eres fan, pero recuerda que no es difícil un fan total, lo interesante son los seguidores documentados que saben lo que les gusta de verdad. Ahí te va mi opinión: la película de Frank Zappa que merece ser llamada tal, única e indiscutiblemente (ojo, para mí), es 200 Motels. Sin más. Es una road movies filmada en set, con un guión bien ingenioso, con una historia surrealista, sexy-cómica (y sí, sí le encuentro parecido con algunas del cine de ficheras, sí), y con unos números musicales súper fregones, con un reparto de antología, mano: Ringo Starr en su etapa de ‘me cae que sí sé hacer otra cosa’, la Royal Philharmonic Orchestra en medio de un mundo lleno de groupis, atascados, insanos musicales que se meaban de la carretera que recorren, en donde Keith Moon de The Who es una monja (poquito ácida nomás). Una película súpergringa y crítica de lo gringo, divertida e ingeniosa. Es brutal, es la mejor película de él, al igual que el disco, obviamente.

Otra de la lista oficial es Baby Snakes, en donde unas animaciones medio piratonas pero con gusto e ingenio están intercaladas con números musicales de una de las alineaciones más memorables de su etapa ochentera. En ese entonces estaba el magnífico (así decimos, el magnífico) Terry Bozzio en la batería (pregunta quién es en el Chopo, pa que te zapeen los que venden partituras), pero también traía Roy Estrada, Adrian Belew (King Crimson, sí), Tommy Mars y Peter Wolf. Todos, solventísimos en la práctica, pero con flow, teclados, solos basurones de sus buenos minutos de lira, humor sabrosón y ampliamente disfrutable. Cosa que antes me costaba más con el Does Humor Belong in Music?, del 84, que es un concierto en Nueva York, con intervenciones de entrevista a Zappa, en donde más que opiniones, se explaya en su discurso, qué piensa de las cosas, dirección con cigarro en mano en vivo. Digo que me costaba, porque toda la onda de ese material es que sí le tienes que entender más al inglés para apreciar la música (ya en plan más pop fastuoso hiperdialogado), con la parte de las entrevistas. Es como un muy buen y sencillo (para nada simple o fácil) registro de una suerte de manifiesto zappiano. Acá hay rolas del Zoot Allures del 76 (otro de los perrones) y en sí es un Zappa reversiondo por sí mismo, quizás en algunos momentos como que muy estilizado, pero como en toda obra, son trabajos que hay que volver a ver descubrir que son más geniales de lo que pensábamos.

También de esa lista, el chido es The Dub Room Special del 82, en donde creo que comienza a dejar el ese felling más groovy de su look hippie, previo a parecer junior asoleado de Californa. Este lo tienes que ver, por la alineación padrísima que traía, con Ruth Underwood (hermana del fabuloso Ian Underwood), y la sección de metales que trae, que recuerdan al en vivo Roxy & Elsewhere del 74 (vas intuyendo que la setentera es el punto fuerte, aunque la creatividad de Zappa se refinó y evolucionó a algo más loco después). Las animaciones cuadro por cuadro y las intervenciones cómicas en plan casero, funcionan si uno anda en plan ‘roquero pacheco’, pero más allá, el valor sigue estando en sus letras e interpretaciones. Zappa es pop, jazz, clásico, avant garde, cómico, ácido, analítico, serio sin ser solemne. Y hay videos, para que los fans clavados y especialistas se callen, y comprueben las cosas con esas capturas de momentos, retazos de momentos que vamos armando en una línea de tiempo.

Como podrás darte tinta en las películas que te dije y en la de The Torture Never Stops, que es de un concierto del 82, Zappa era un artista muy capaz, con dotes escénicos respetables, una mente que lograba el equilibrio entre las ‘grandes artes’ y la cultura popular, para traer su obra a la mesa, sin digerir, disfrutable, retadora, ingeniosamente entretenida y dinámica. Qué bueno que están estos DVDs y videos en la red para tomar nota del personaje inigualable y grandioso que es Zappa, hijo.

Hay en la red un registro muy minucioso sobre la videografía de Zappa, pero también está el “ya, quiero los chidos y legales” para quien no sea mucho de andar buscando. Si te gustó mucho Zappa y le agarraste el viaje a su humor y música, no debes perderte el video home Video From Hell del 87, el cual intenta en su edición una ‘psicodelia moderna’ con tecnología de la época. Bueno, ya todos sabemos que pasó con los 80, pero el material no deja de captar en la historia a uno de los mejores Zappa.

¿Te dije que fui a Avándaro? Pues fui con el Frank Zappa, en el coche de mi jefe, venía dándome un son sobre la carretera para Valle de Bravo, el Frank nomás callado, viendo cómo pasaban los árboles, con su narizota, acá, bien sereno, pero con una sonrisa torcida que te daba confianza, parecía griego burgués, o tal vez italiano, sí da el toque de actor cinematográfico. Qué chistoso que cuando estaba pensando en eso, me dijo que quería hacer una road movie, que contara cómo es la vida de un músico en la carretera.

Por Ricardo Pineda (@RAikA83)

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