‘Traición al límite’: Entre la opulencia y la vida del clasemediero

La competencia tecnológica de la que hemos sido testigos durante la última década ha hecho posible que las historias sobre jóvenes emprendedores que, de la noche a la mañana, se convierten en multimillonarios o soldados peleando por lanzar el más innovador diseño tecnológico, no nos sean ajenas ni mucho menos un referente cercano a la realidad que conocemos por los medios de comunicación sobre la rapiña tecnológica y sus grandes frutos.

Traición al Límite (2013), del australiano Robert Luketic, es un homenaje a ese mundo del poder y las mafias que se confrontan en la carrera por la innovación tecnológica,  planteada desde un thriller en el que dos multimillonarios intentarán conquistar el opulento reinado del mercado a través de la destrucción de su oponente.

El actor Liam Hemsworth interpreta a Adam Cassidy, un joven idealista que busca ser reconocido por sus ideas de innovación tecnológica en la compañía en la que trabaja, la cual es una de las dos más importantes en el mercado. Para evitar ser atrapado legalmente, luego de que usó recursos de la compañía en un club, como venganza por su despido, Adam aceptará infiltrarse en las entrañas de la marca enemiga para robar sus secretos tecnológicos.

El joven salta de ser un empleado universitario de clase media a ser el ejecutivo que se viste con trajes caros, vive en un penthouse y sale con la codiciada chica al mando de la corporación enemiga (Amber Heard). De esa manera, Adam estará entre los intereses de los multimillonarios Nicolas Wyatt y Jock Goddard, encarnados por Gary Oldman y Harrison Ford, respectivamente.

Traición al límite vuelve a seguir el patrón narrativo del género, el cual cuenta la historia desde dos perspectivas: el intrigoso relato de un joven manipulado por los intereses empresariales de dos magnates, quien es tentado por la codiciosa vida del ejecutivo exitoso, y el relato de amor que va surgiendo paralelamente con los protagonistas y, que en algún punto, devendrá en un dilema ético.

Muy temprano en el filme se vislumbra que Andy es sólo un móvil que se mueve en razón de  los intereses de dos multimillonarios líderes tecnológicos que pelean por conquistar el mercado. La rivalidad entre los magnates hace una alusión obvia a la competitividad tecnológica, pero más cortés, entre Bill Gates, quien llegó a ser el hombre más rico del mundo, y Steve Jobs, cuya biografía ha relucido en el mundo de la literatura y el cine tras su muerte, aunque con un giro evidentemente más malévolo.

A lo largo de la historia, en la cual no faltan la traición, el poder y el retrato a la vida opulenta, Adam se va transformando en elexitoso personaje que siempre deseó ser y, evidentemente, da la espalda a sus antiguos referentes de vida de clase media, hasta que, herido al descubrir que sólo es una pieza manipulable, comienza a repensar los valores familiares, de amistad y amor que había cambiado por el lujo y el tan deseado éxito.

Traición al límite es una película que retrata, con cierta tensión dramática, la realidad de la que somos testigos entorno a la conquista diaria del mercado de la tecnología y la opulencia que envuelve a ese mundo, sazonada con la nostalgia de un personaje joven que podrá decidir entre vivir en un mundo rapaz lleno de lujos o elegir la vida de una persona común.

Por Alejandra Arteaga (@Adelesnails)

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