Lo que Joan no quiere que sepas de ‘The Cabin in the Woods’

En un mundo como el nuestro es casi imposible guardar un secreto. Con todo lo que se ha desarrollado hasta el día de hoy, resulta casi inútil tratar de esconder algo para que las demás personas no formen parte de ello. Hoy en día vivimos en un entorno en el que la información es equivalente a la velocidad de la luz que se estipulaba como unidad de medida de manera oficial apenas hace casi treinta años. La información viaja de manera tan veloz que las personas están expuestas a ella en cada momento de su vida. Los noticieros aparecen cada minuto en diferentes canales, la radio transmite la información como si se fuera a terminar y el internet es un dios que carga con toda ella en cada segundo que alguien en el mundo da un click.

En  un mundo como el nuestro es imposible guardar un secreto a menos que el que lo resguarda sea una persona casi incivilizada en todo sentido. Hoy en día existen todo tipo de situaciones que pueden arruinar cualquier cosa. En el cine hay trailers y t también hay teasers. La diferencia entre uno y otro es casi nula y circulan por la vida como si se tratara de algo de suma importancia.

En un mundo como el nuestro no hay espacio para las sorpresas y pocas son las cosas que la merecen.

Ver un trailer, leer una entrevista, escuchar un soundtrack antes del estreno de la película o leer reseñas de una cinta antes de verla forman parte del apartado de actividades fáciles dentro de la vida diaria. Sin embargo, uno desea sentir esa adrenalina que circulaba por la sangre cuando, de menor edad, lo único con lo que contaba era el póster de la película en el cine minutos antes de verla o la comidilla de los amigos que tuvieron la oportunidad de verla antes. El esperar una sorpresa se ha visto opacado por el reinado de la tecnología y no hay tiempo para esperarlas. Mucho menos en el cine. No obstante, The Cabin In The Woods es una película que merece regresar a la tradición de la infancia y dejar que ella misma nos conduzca a un escenario en donde las sorpresas abundan y no hay espacio para la predicción. Es una película que rescata lo valioso del cine en general y lo lleva a niveles incalculables que la convierten una de las mejores películas en años para cualquier afectuoso del arte mismo.

El motivo de este texto no es otro sino introducir a nuevos individuos a un culto que se ha formado por sí solo. Un culto que se rige exclusivamente por el monumento de su interior. The Cabin In The Woods es una película que todos necesitan ver, pero  que no todos necesitan conocer. La cinta está llena de sorpresas que la convierten en un clásico instantáneo y para cualquiera que indague acerca de ella antes de verla, resulta una benevolencia arruinada.  Es una película que funciona mejor con los ojos vendados y que si se llega a conocer con anterioridad asesina al factor sorpresa de una manera tan cruel como cualquiera de las imágenes que se llegan a visualizar.

Pocas cintas gozan de algo así hoy en día. Vemos teasers, trailers y teaser-trailers todos los días de la semana y todos los días del año. Leemos entrevistas con actores, directores, productores que no hacen otra cosa sino nublar la vista hacia las sorpresas que la película esconde. The Cabin In The Woods es un ejemplo del porqué necesitamos ser ciegos en muchas ocasiones y del verdadero amor a la verdad esencial del cine. La premisa comparte oraciones con cualquier película de horror de los últimos veinte años y se intersecta, además, con cualquier cinta de comedia en la que pudieran pensar mientras leen este texto. Sin mostrar cualquier tipo de spoiler, la película gira en torno a un grupo de adolescentes que deciden pasar unos días alejados de la sociedad en una cabaña que se encuentra a miles de kilómetros de la civilización. A partir de ahí, la película toma caminos tan frenéticos como inimaginables que llevan al espectador a escenarios que siempre imaginó pero que nunca pensó posibles. The Cabin In The Woods  es un poema al cine en general y una carta de amor a cualquier persona que haya disfrutado de Scream en su momento y que guste de series de televisión contemporáneas como Community o Adventure Time.

La película comparte mucho de las cosas que han sido vitales para cualquier espacio dentro de la cultura pop. Desde las letras de Thomas Pynchon, hasta las mejores escenas de Wes Craven; desde los episodios más emblemáticos de Dan Harmon, hasta los slasher mejores contados de aquella década de oro; desde los momentos más brillantes de Joss Whedon, su guinosta, hasta los panoramas menos afortunados de Drew Goddard, su director. La película une dos mundos que parecen haber sido hechos uno para el otro. El de Joss Whedon que acarrea una de las carreras más increíblemente dedicadas a la cultura pop desde sus inicios en televisión con Buffy, The Vampire Slayer hasta el éxito social que fue The Avengers en este año, pasando por colaboraciones en guiones como los de Toy Story o Alien: Resurrection. Y el de Drew Goddard que fue culpable de varios de los mejores momentos de Lost desde la temporada uno a la cuatro  sin haber recibido el mejor de los reconocimientos, además de catalizar el guión de Cloverfield para lograr la historia memorable que el mundo celebra hoy en día. Son dos de las mentes más infravaloradas de la industria y en The Cabin In The Woods trabajaron como lo hacían en los episodios más memorables de Buffy y ofreciendo mucho más.

La película está llena de referencias que sólo un verdadero dedicado a la cultura pop podría cachar. The Cabin In The Woods es una de esas películas que todo el mundo debería de ver con atención, pero la cual nadie debería conocer. Es una película que rescata muchas de las tradiciones de toda la historia del cine, pero quizá la más importante sea que una película está hecha para verse en un escenario de incertidumbre. Las mejores sorpresas son esas que se encuentran antes de la vuelta de la esquina y las mejores cosas de la vida son las que nunca imaginamos. The Cabin In The Woods  logra todo eso y un poco más, dejando al espectador con una sed más que particular. Una sed de un mundo en el que la información viaja de manera arcaica y en donde las sorpresas son más grandes de lo que uno imagina y mucho más poderosas para el resto de la vida de cualquiera que lo vive en carne propia.

Por Joan Escutia (@JoanTDO)

    Related Posts

    Mis películas favoritas del 2012 por Joan Escutia
    ¿Qué estrena la Cartelera?

    1 Response

    Leave a Reply