‘Lo Imposible’: Manipulación hollywoodense con una pizca de azafrán

La vida cambia en un instante. Hay frases trilladas, lugares comunes y esa línea que acaban de leer. En efecto, la vida cambia en un abrir y cerrar de ojos —seguimos con los lugares comunes—. Estás al pie de una alberca jugando con tus seres queridos y un segundo después una ola descomunal golpea tu cuerpo y destruye todo lo que rodea.

Lo imposible (The Impossible, 2012) cuenta la historia de María (Naomi Watts), Henry (Ewan McGregor), Lucas (Tom Holland), Thomas (Samuel Joslin) y Simon (Oaklee Pendergast), una familia inglesa que se encuentra en pasando sus vacaciones en Tailandia. Después de un par de alegres días, nuestros protagonistas quedan en medio de una de las más grandes tragedias de la humanidad. El desastre los separa, María y Lucas tendrán que sobrevivir, mientras Henry, Thomas y Simon los buscan.

Que la familia en la que se inspiró la cinta pase de ser española a inglesa no es la imposibilidad a la que hace referencia el título. Tampoco al hecho de que en tiempos de crisis españolas se hayan juntado 30 millones de euros para filmar un largometraje de estas dimensiones, ni que en su primer fin de semana de estreno en la península ibérica haya logrado más de 10 en taquilla.

J.A. Bayona demostró buen oficio en su ópera prima, El Orfanato (2007), y en su segunda película como director lo confirma. El español tiene una excelente técnica, la cual pone a servicio de la historia y que luce, sobre todo, en las escenas en que la ola aplasta todo lo que se le ponga enfrente.

En ese apartado hay que destacar la labor del mexicano Eugenio Caballero como encargado del departamento de Diseño de Producción. Anteriormente había desempeñado el mismo cargo en El laberinto del fauno, Los límites del control, Rudo y Cursi, entre otros filmes. Caballero exprimió hasta el último centavo de su presupuesto y el resultado pantalla compite con las más grandes producciones de Hollywood, las cuales generalmente tienen para el gasto más de 100 millones de dólares.

Al parecer lo imposible de The Impossible era narrar un suceso de estas magnitudes sin caer en las convenciones patentadas por los grandes estudios, el énfasis se pone en el melodrama y, hasta cierto punto, termina por convertirse en una tragedia de gente blanca rodeada de morenitos buena onda. La cinta es una sucesión de oscar clips ejecutados con maestría en busca de que la temporada de premios llame a la puerta.

A pesar de eso, Bayona y su equipo logran generar gran empatía en los espectadores. No exagero cuando digo que el 90% de la concurrencia en la sala del cine reaccionaba a lo que veía en pantalla como si de un partido de futbol se tratara. Pateaba, se quejaba, mentaba madres. Lo Imposible es una película que se siente en las vísceras —como buen melodrama—, si uno no quisiera aparentar ser un hombre tan bragado seguramente hubiera gastado más de una caja de pañuelos viendo cómo esta familia sufre en pantalla.

El horror, después de todo, fue real y la desgracia sucedió. Bayona lo retrata de manera brutal (JJ Negrete dixit), pero sincera, no había muchas otras maneras de hacerlo.

Por Rafael Paz (@pazespa)

 

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