La fama no es para todos. La mayoría de nosotros estamos condenados al anonimato extremo, sin que ninguna huella de nuestro paso por el mundo quede en la memoria colectiva. Ese es nuestro destino. No somos profetas ni estrellas de rock. Nuestro legado será efímero. Esto no es más cierto que en el caso de Brian, una persona normal que nació en el pesebre al lado del de Jesús de Nazareth, la persona más famosa en el mundo, después de The Beatles, para convertirse en un predicador olvidado.
Los Monty Phyton son conocidos por su falta de miedo a burlarse de cualquier cosa, y en La vida de Brian lo hacen no sólo con la religión, sino con la moral, la política y todo lo que queda en medio. Su humor se caracteriza por moverse de lo surrealista e inteligente a lo físico y escatológico con facilidad. La tropa cómica le hace a todo.
El individuo y la falta de sentido común de las figuras de autoridad son temas centrales, no sólo de esta cinta, sino de todo el trabajo del grupo cómico. Temas muy serios para un grupo disparatado de británicos que usan como mayor argumento el sarcasmo y otras formas de humor.
La película es un mecanismo de defensa contra las muchas veces que el cristianismo, y la religión en general, ha servido como un vehículo de intereses y acciones que contradicen sus mismos principios. Los Monty Python usan la comedia para clavar profundamente sus numerosas críticas en el costado de todas las personas que usan el símbolo de la cruz como una herramienta.
No hay pasaje evangélico que se salve. Ningún milagro se escapa de la certera mira cómica del grupo inglés, que realizó una cinta más históricamente correcta que muchas otras películas que retratan la vida de Jesús. En el camino embarran no sólo al cristianismo, sino al concepto de religión organizada. O tal vez no.
Es posible que esta película, que parece resaltar todo lo malo que sucede dentro del cristianismo, sea un gran homenaje a las enseñanzas que predicaba Jesús. La cinta ha sido censurada por cristianos alrededor del mundo, de manera errónea, creo yo, en el pasado. Nadie puede olvidar el debate televisivo entre Michael Palin y John Cleese, en el equipo de los Python, y Malcolm Muggeridge y Mervin Stockwood, por parte de la escandalizada derecha religiosa (que obviamente sabían lo que es mejor para todo el público).
Pero incluso ahora conocedores de teología como el Profesor Richard Burridge nombran a la cinta como un gran vehículo para el mensaje cristiano. Un cambio de tono radical del que tuvo que enfrentar la cinta durante el año de su estreno (1979). Tal vez el grupo de cómicos británicos estaba adelantado a su tiempo (de esto a mí no me queda duda); tal vez las bromas y los chascarrillos fueron blancos muy grandes y sencillos para los miembros religiosos, que incluso llegaron a comparar al grupo con Judas Iscariote; tal vez el verdadero mensaje pasó por encima de todas las personas que alguna vez vieron la película y se sintieron ofendidos o se rieron a pata suelta, mientras le agradecían a Dios el hecho de ser ateos.
Lo que critica The Life of Brian es el fundamentalismo, las mentes cerradas y el dogma sistemático, conceptos negativos en cualquier grupo u organización, sea o no religioso. El grupo de cómicos simplemente quiere que la gente piense por sí misma, se ría un poco y viva su vida, no la de los demás. Esto queda ejemplificado de manera genial en la última escena de la cinta, quizá la más icónica, pues toma uno de los eventos principales de la fe cristiana, se burla abiertamente y lo transforma en un acto musical. Pero no cualquier acto. Always Look on the Bright Side es una canción brillante en su sencillez, pero más aún en su mensaje, que parece resumir de manera perfecta el viaje de Brian (y tal vez el de mucha gente) por la religión y la vida.
Por Xavier R. Vera (@SoyXavito)
