Hace muchos años la palabra vampiro evocaba la imagen de un noble europeo, de facciones atractivas y dueño de un castillo gigante. Ésa era la imagen del conde Drácula, la cual se fue trastocando con el paso de los años y con películas como Blacula (1972), Near Dark (1987) o The Lost Boys (1987) —incluso El vampiro teporocho (1989)— hasta llegar a Crepúsculo (2008) y sus derivados, donde el chupasangre ha pasado a ser un adolescente brilloso y de melancólica presencia —un verdadero ‘monstruo’ despiadado—.
La ópera prima de Genndy Tartakovsky, Hotel Transylvania (2012), es un nuevo paso en la re-imaginación del personaje amante de morder yugulares, en esta ocasión empacado para que los más pequeños de la casa lo disfruten.
Mavis, la hija de Drácula, está a punto de cumplir 118 años y su deseo de conocer el mundo la convierte en una chica muy ansiosa. Su padre le tiene pavor a que su retoño recorra el globo, una mala experiencia hizo que construyera un hotel alejado de la civilización y exclusivo para monstruos, pero un humano vendrá a romper la monotonía que impera en el hostal y su presencia podrá en peligro los planes de Drácula, alejando a Mavis de su protector padre.
Si fueron niños en los años 90 el nombre de Genndy Tartakovsky quizá no les sea tan familiar, después de todo que niño se fija en los créditos después de su caricatura favorita. Tartakovsky es el creador de El laboratorio de Dexter (1996-2003), donde el protagonista era un niño genio y padecía a su sofocante hermana Dee Dee.
Aunque Tartakovsky es el director su mano y estilo no se sienten al 100%. Solamente hay algunos chispazos de su sello, como un par de pulgas que se encuentran de luna de miel. Esto quizá se deba a que él no se encargó de escribir el guión, eso fue responsabilidad de Peter Baynham y Robert Smigel.
Hotel Transylvania tiene un aire a sketch de Saturday Night Live para infantes, lo cual no debería de sorprendernos: Smigel ha trabajado en el late show desde 1985 y varias de las voces en inglés han pasado por el programa (Adam Sandler, Andy Samberg, David Spade).
Al igual que La Era del Hielo 4, Hotel Transylvania parece haber sido hecha con el único objetivo de entretener a los niños, sin agregar profundidad a lo que se les trata de enseñar, contrario a lo que hacía Tartakovsky en sus animaciones para televisión. ¿Será que Pixar nos mal acostumbró a las cintas animadas con sustancia?
Como todo padre el conde Drácula deberá entender que su hija ya no es una niña, que tiene que dejar que vuele del nido. No puede protegerla más, es otro viudo sobreprotector con crisis de la mediana edad.
Hace mucho que los vampiros dejaron de aterrorizar a las multitudes, ahora los domingos también animan fiestas infantiles.
Por Rafael Paz (@pazespa)
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