‘F for Fake’: El arte del engaño

La oda al engaño de Orson Welles, F for Fake, nos interna en el mundo de las falsificaciones y las personas que viven de este arte, no importa si son cineastas, pintores, escritores o el espectador mismo.

Welles narra la historia de Elmyr de Hory, quizá el más grande falsificador de arte de todos los tiempos, pero al mismo tiempo la estructura y narración de la cinta nos hace preguntarnos ¿es realmente Elmyr un ladrón? ¿No es el cineasta al mismo tiempo ladrón de la realidad?

No existen grandes diferencias entre Elmyr de Hory o cualquier director, el cine no es más que capturar la realidad mientras escapa con el tiempo, congelar una escena, plasmarla en celuloide y repetirla una y otra vez para revivirla, a pesar de que nunca podrá existir nuevamente.

Cómo acusar a Elmyr de delincuente, si sus trazos son igual de exquisitos, inclusive mejores que los originales. Son tan buenas falsificaciones que todos los expertos de arte de cualquier museo los aceptan y elogian.

Mentir es una hábito innato en el ser humano. Mentimos para sobrevivir y mimetizarnos con el medio en que nos desempeñamos, la realidad es un juego de apariencias y el arte es la extensión del engaño.

Inclusive Orson Welles se inició engañando a su audiencia, su salto a la fama se da después de esa legendaria transmisión de La Guerra de los Mundos, el terror causado por el relato llevó al público a pensar que realmente unos marcianos se entrevistarían con el presidente Roosevelt y paso seguido conquistar la Tierra.

¿Pero, quién es el verdadero culpable del engaño?

Sin duda el engañado que se dice experto en cierto tema, para quienes no es importante la firma sino el resultado de la obra que están apreciando, si son falsas o auténticas no tiene repercusión.

Es necesario tener un gran talento para crear imitar la obra de otro artista, o para absorberla, digerirla y expresarla en algo nuevo. No podemos decir que Quentin Tarantino, Jean-Luc Godard, Woody Allen, George Lucas, Stanley Kubrick, y muchos otros, sean estafadores (aunque hay algunos cineastas que si hacen falsificaciones burdas, ¿verdad, 500 días con ella?).

No era el mismo neorrealismo Italiano, un intento por reproducir la realidad tal y como se vivía y respiraba después de las grandes guerras y sus devastados paisajes.

¿Quién se engaña? ¿El que redacta o el que lee este texto?

Por Rafael Paz (@pazespa)

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