Elegía para un rebelde: Nagisa Ôshima (1932-2013)

En una escena de la genial Koshikei de 1968, un hombre que es ejecutado de la manera más estéril y fría por la justicia nipona es declarado clínicamente muerto por el médico y unos cuantos minutos después resucita de su breve sueño para destrozar el sistema penal japonés con encomiable naturalidad. Nagisa Ôshima fue un director japonés que se impuso a los dogmas dictados por sus gente contemporánea a él (Kurosawa por ejemplo) o por titanes que dominaron la escena antes que él (Ozu y Naruse quizá los más importantes).

Parte  fundamental de la ‘Nuberu Bagu’ (nueva ola japonesa) de la cual la erudición de  Donald Richie ha dado cuenta en varias obras y abarca a directores tan importantes como Koji Wakamatsu y el recién venido a México Yoshishige Yoshida, Ôshima se consagró como un provocador ‘de a deveras’. Nunca conforme con ningún canon estético o ideológico, gran parte de su obra vibra con salvajismo tremendo dentro de una rigurosa composición, como si la pantalla estuviera conteniendo a un animal salvaje,  evitando que ataque directamente a su audiencia. Ôshima siempre demostró envidiable maestría para manejar a esas bestias y embelesar y polemizar a su limitada, pero cautiva audiencia.

De manera breve, e introductoria, presentamos 5 obras que a criterio de quien escribe, son obras que más que indispensables, muestran el amplísimo rango y registro en la filmografía de este rebelde nipón, negado a morir, siempre regresando una imagen brutal de su sociedad y su tiempo, disecciones clínicas pero pasionales, elogios a la controversia y hasta una personalísimo recuento de la historia del cine japonés:

1.- Koshikei (1968)- Death by Hanging

Un hombre condenado a muerte por violación y homicidio es ejecutado de manera casi quirúrgica por el sistema penal japonés. Una vez completada la ejecución y habiendo sido declarado muerto por el médico, el hombre  (únicamente conocido como ‘R’) resucita y genera una brillante polémica entre cada miembro participante de la ejecución, dado que el hombre no recuerda su crimen, es tarea de cada miembro presente en la ejecución, representar el crimen en cuestión.

2.- Taiyo No Hakaba (1960)- The Sun’s Burial

Reminiscente de clásicos similares como Los Olvidados de Buñuel o Mean Streets de Scorsese o cualquier cinta de la trilogía de la posguerra de Rosellini, la cinta se lleva a cabo en los barrios bajos de Osaka una banda de jóvenes asalta y roba de manera indiscriminada, además de entrarle a la prostitución y el robo de identidad. Una desesperada visión de la juventud nipona después de la Segunda Guerra Mundial que tanto obsesionó a Ôshima, de la cual recomendamos ampliamente el boxset editado por Eclipse de The Criterion Collection.

3.- Ai no Corrida (1976)- In the Realm of the Senses

Probablemente la obra más conocida de Ôshima, censurada en Japón por mostrar genitales masculinos en pantalla y las escenas de sexo explícito, esta cinta se encontró rodeada de controversia y se convirtió en un mito entre chavillos calenturientos que buscaban en el art house pornografía gratuita (estilo la cinta sueca I am Yellow) que dices que la viste nada más porque manoseaste la caja del VHS en un Videocentro. La cinta, ubicada en 1936 y basada en la historia real de Sada Abe,  retrata a un hombre y una mujer con desmesurados impulsos sexuales en un contexto de ascendente imperialismo y control gubernamental. El hambre de poder como la lujuria más destructiva.

4.- Ninja Bugei Cho (1967)- Band of Ninja

Ôshima le entra el anime japonés filmando páginas del cómic del mismo nombre, haciendo uso del lenguaje cinematográfico para dinamizar el papel con asombroso virtuosismo. Basada en en la tira de Sanpei Shirato del mismo nombre, narra la historia de un niño que busca venganza por la muerte de su padre, haciendo migas con un ninja renegado (of all people). De acuerdo a los especialistas, parte fundamental de la cultura pop nipona en los 60.

5.-Nihon Eiga No Hyaku Nen (1994)- 100 Years of Japanese Cinema

Comisionado por el British Film Institute, Ôshima fue seleccionado para hacer un recuento del cine japonés con motivo del centenario del medio cinematográfico, que entre muchas otras celebraciones incluyó la cinta  Les Cent et Une Nuits de Simon Cinema de Agnes Varda y el filme ómnibus (de varios directores) Lumiere 100Ôshima nos sorprende entregando un trabajo que no cae en el lugar común y no selecciona el canon japonés, cosa que habla del gusto de un hombre ante una cinematografía tan rica como la japonesa, un informativo y personal elogio de Ôshima hacia el cine japonés.

Desgraciadamente, este icono de la rebeldía estética y formal, no encontró el modo de hacer frente a la más grande convención de nuestros tiempos: la muerte.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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