Presente y futuro: Abramovic en el cine

Cuando se habla del arte contemporáneo, en especial en una vertiente tan intrincada y en apariencia compleja como la del performance, el calificativo en exceso positivo puede alejar a quien tiene prejuicios o no se encuentra tan familiarizado con este tipo de expresiones. Decir ‘provocativo’, ‘sumamente sensorial’ o ‘controvertido’ puede resultar un lugar común actual, mismo que provoca cierta rasquiña en una buena parte del público del arte, el cual puede preconcebir alguna imagen llena de despliegues corporales extremos y carentes de sentido.

En esta vía, el más reciente documental de la varias veces llamada ‘abuela del performance’, la yugoslava Marina Abramovic (1946), es un registro fiel y primigenio, me atrevería a decir ‘necesario’, para entender el performance como lo conocemos hoy en día. Marina Abramovic: The Artist is Present (Matthew Akers, Jeff Dupre, 2012), es un documental que hace un recorrido a través del trabajo de esta emblemática artista, teniendo como eje la frase que da título al filme: el artista es el presente.

Es el tiempo presente, el momento, el instante y la actualidad, el énfasis primordial de la narrativa en este documental, lo que contribuye a acercarnos el trabajo de Abramovic de una manera digamos más intuitiva e inmediata, y menos sobreintelectualizada o abigarrada.

Durante los primeros treinta minutos, vemos a una Marina Abramovic que va explicando las motivaciones principales de su trabajo, a través de entrevistas a las que les da la vuelta para explicar una arista siempre humana y distintiva de su proceso creativo; desde de dónde se inspira hasta los criterios que emplea para montar una pieza, lo cual deja ver la solidez y la necesidad del arte como motor del cambio humano, a través del ángulo extremo de la yugoslava, que incluye laceraciones a su cuerpo, extremos de la paciencia y los límites del autoconocimiento.

El documental es un acierto en varios sentidos: funciona como un registro fiel nunca antes grabado de la yugoslava, como un referente ineludible del performance, y como un trabajo fílmico que nos habla de uno de los momentos clave de esta influyente artista.

Durante la segunda parte del filme seguimos viendo los atisbos al pasado pero con secuencias del montaje de la retrospectiva de Abramovic en el MoMa, la cual tiene el mismo nombre de la película, ocupando buena parte en un clásico de la artista: sentarse en una mesa para mantener la mirada fija frente a los espectadores que ocupan la silla contraria, con resultados conmovedores llenos de catarsis, lágrimas, belleza en los rostros, tristeza o simplemente un detalle que los cambia en ese momento preciso.

Marina es una mujer que lleva en su trabajo una impronta genuina y más que especial, lleno de dramatismo en muchas de sus obras, abstracto y abrumador en ocasiones, pero que es más energético y sensitivo en la mayoría de sus casos. Definitivamente, Marina Abramovic: The Artist is Present es uno de los mejores documentales de arte contemporáneo a la fecha, que hay que ver no sólo para entender las lógicas del performance o del trabajo de Abramovic, sino también para acercarnos a eso que a veces desdeñamos por ser en apariencia ininteligible e inaccesible, pero que muy probablemente nos habla de nosotros mismos más que otras expresiones, o al menos de una forma más honesta.

Por Ricardo Pineda (@RAikA83)

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