‘El regreso del héroe’ y la mentira de las apariencias

La farsa, en sus diversas representaciones, es un medio útil para representar las flaquezas de un sistema social, político y de la sobrevaloración de algunas virtudes humanas. El regreso del héroe (Le retour du héros, 2018) retoma dichos elementos, añadiendo al contexto histórico como telón para enfatizar al heroísmo como una característica apreciable por una sociedad, capaz de obviar a los defectos personales y exaltando desmedidamente las capacidades de un individuo.

En Francia, a inicios del siglo XIX, el Capitán Charles –Grégoire Neuville (Jean Dujardin)– es llamado a acudir a la guerra tras pedir la mano de Pauline (Noémie Merlant), quien lamenta su partida al punto de enfermar con gravedad. La ausencia motiva a que Elisabeth (Melanie Laurent), hermana de la joven, escriba cartas que se hacen pasar por Neuville con el propósito de animarla. El plan funciona hasta que el verdadero capitán reaparece en la localidad.

Acostumbrado a entremezclar humor con contexto histórico como el embrollo aristocrático en Molière (2007), el realizador Laurent Tirard utiliza a la farsa como la idealización del héroe por parte de una sociedad acostumbrada a vanagloriar las proezas bélicas y apreciar el honor en un campo de batalla, influenciada por las apariencias. Neuville, tras una larga ausencia y afianzado como un galante figura heroica, regresa como desertor del ejército, ocultando su verdadero estatus y aliándose con Elisabeth para desplegar una serie de mentiras para ocultar la cobardía militar y las mentiras de ella realizadas a Pauline, surgiendo una relación predecible que se convertirá en algo más que en una mutua conveniencia.

El relato, autoría del propio Tirard, utiliza el slapstick como medio para crear complaciente comedia y hace hincapié a la mofa de la mentira, el conservadurismo sexual, los falsos rumores y el culto a la personalidad, así como la frivolidad de la clase alta. Sin embargo, no está exenta de los clichés del género, ofreciendo predictibilidad en el desarrollo de los hechos y en la consolidación de un romance anunciado desde el inicio de la trama.

A pesar de que El regreso del héroe peca de convencional, se aleja en demasía de la hilaridad de una farsa política y no cuenta con suficiente agudeza como en la perspectiva de La muerte de Stalin (The Death of Stalin, 2017), logra entretener lo suficiente, reforzada en gran medida por la química entre Jean Dujardin y Melanie Laurent.

Por Mariana Fernández (@mariana_ferfab)

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