Diarios de Sundance 2022 – Segunda parte

Es curioso cómo a medida que un festival avanza se puede detectar con relativa facilidad la presencia de tendencias, puntos en común y, también, deficiencias o vicios presentes en una forma de entender qué significa hacer cine. La interpretación de dicha acción a veces es tan abierta que el término “película” aplica a una variedad de obras audiovisuales no son necesariamente cinematográficas, pero que se proyectan en una pantalla –de cine o no– como si lo fueran.

Por acá comentamos algunas propuestas del Festival de Sundance 2022 que, como suele pasar, tienen la mejor intención aunque no necesariamente los mejores resultados.

  • 892 | Dir. Abi Damaris Corbin

Hemos visto demasiadas veces la fórmula del civil obediente que explota ante su propia sumisión frente al sistema y decide “no soportarlo más”, cómo tan elocuentemente lo expresó Peter Finch en Network (Lumet, 1976). La furia que desborda individuos ha sido el eje de varias películas, basta con mencionar Un día de furia (Schumacher, 1995) con Michael Douglas como el ejemplo más representativo. En el caso de 892, nos enfrentamos a un veterano de guerra (John Boyega) que se rehúsa a ser totalmente devorado por su enojo e, incluso, en su momento más tenso, es cortés y decente. Quizás ese sea el mayor diferenciador planteado por la cineasta Abi Damaris Corbin frente a otras películas en las que un hombre trata de obtener justicia o venganza frente a titanes corporativos, religiosos o, en este caso, estatales y militares.

El veterano de guerra interpretado por Boyega amenaza con detonar un banco y un par de rehenes buscando que el gobierno pague las indemnizaciones que le deben. Aunque sigue una ruta esquemática y difícilmente pone condiciones distintas para marcar una distancia frente a otros planteamientos similares, Damaris Corbin entabla una empatía con su personaje central que se refleja en la dinámica que éste tiene con el finado Michael K. Williams, quien interpreta al policía encargado de negociar con el personaje de Boyega, quien a su vez parece canalizar al civil encarnado por Denzel Washington en varias películas de Tony Scott.

892 delimita una distancia muy corta entre honor y terquedad, frontera que puede desquiciar al hombre más obediente. Queda claro que el personaje de Boyega está mucho más interesado en dar un mensaje al mundo que en el pago. ¿Por qué nadie le avisó al pobre hombre que hubiese sido más sencillo hacer una película y estrenarla en un festival?

  • Good Luck to You, Leo Grande | Dir. Sophie Hyde

Hay películas que únicamente sirven como caja de resonancia para sí mismas, es decir: no admiten ningún comentario crítico porque su factura está completamente cerrada. No le preocupa a la película que está haciendo, sino el mensaje que transmite. Eso empuja la necesidad de distinguir un valor social o moral de uno cinematográfico, particularmente en el caso de un proyecto como Good Luck to You, Leo Grande, cuyas dos principales virtudes son precisamente un mensaje (la aceptación del placer sexual pleno a cualquier edad) y un inmejorable canal de transmisión: la actriz Emma Thompson.

Hyde se centra en los encuentros que sostienen una profesora viuda (Thompson) con un atractivo y joven escort (Daryl McCormack), los cuales, conforme avanzan, crecen en intimidad y contacto genuino entre ambos. Aunque en esencia la película se trata de una pieza de cámara, es evidente en casi todas las decisiones detrás de cámara que el peso cae en los actores y la innegable química entre ambos, basta con ver una película como Mass (2021) –pasó el año pasado por Sundance– para darse cuenta que contar con un solo espacio y un grupo reducido de actores no implica necesariamente pensar la película en términos tan planos e inexpresivos como sucede en Good Luck to You, Leo Grande.

El tema de interés aquí está fuera de lo cinematográfico… ¿eso lo hace menos meritorio? En absoluto y tampoco hace de la película algo menos disfrutable –nuevamente, por obra de los actores–, lo que se pone en juicio es una cuestión visual más que temática, por ello resulta muy común encontrarse en Sundance películas con muchos mensajes pero poco cine.

  • Master | Dir. Mariama Diallo

Si en Good Luck to You, Leo Grande nos enfrentamos a un mensaje antes que a una película, en Master todo el peso recae en hacer que una metáfora sea lo suficientemente comprensible y clara, al grado de que su sentido metafórico se diluya en la más llana literalidad. El debut de la cineasta Mariama Diallo toma principalmente una atmósfera tensa y sombría para explorar la experiencia de dos mujeres afroamericanas en un contexto eminentemente caucásico: una universidad en Nueva Inglaterra.

Master tiene a Regina Hall como la recién nombrada directora de la universidad, mientras la joven Zoe Renee interpreta a una alumna recién llegada que enfrenta un ambiente pasivamente hostil y, aunque ambas tienen un estupendo desempeño en sus roles, la película tristemente es tan condescendiente con ellas como lo son los directivos y alumnos blancos y afluentes que pululan en su trama.

Master pretende seguir una fórmula que ha funcionado con éxito en el mainstream contemporáneo: tomar un problema social y hacerlo metáfora, en este caso la hipocresía detrás de las iniciativas de inclusión y diversidad, para extraer de ahí un “terror” que no encuentra en ningún momento la mayor virtud de una metáfora exitosa: la sutileza. Diallo hace tan literal la película que su gran revelación final pierde impacto y se percibe como risible e incrédula, aún si admitimos las licencias propias de “los códigos del género”. Quizás hace falta saber a qué género se dirige la película exactamente.

  • Honk for Jesus: Save your Soul | Dir. Adamma Ebbo

Un mockumentary eficiente depende en gran medida de poder mantener la ilusión de realidad a través de la cámara, es decir, que los principios fundamentales del documental –capturar lo que sucede tal como es– no se vea traicionado. En el caso de Honk for Jesus: Save your Soul, de la debutante Adamma Ebbo, adopta el formato del documental televisivo, popularizado por la amplia tradición de los programas de televisión por cable, para presentar los intentos de un matrimonio de bautistas del sur de Estados Unidos por recuperar a su congregación, antes que su credibilidad.

El rampante narcisismo, opulencia y repelente carisma de figuras que reinan en el género de los documentales televisivos contemporáneos –como la dinastía Kardashian– es replicado estupendamente por la dupla protagonista conformada por Sterling K. Brown y Regina Hall (otra gran actuación en el marco del festival), quienes van perdiendo la dignidad a medida que la película avanza mientras ellos tratan de aferrarse a mantenerla con enorme impulso. Esto resulta en un punto de tensión muy productivo para lo cómico y aunque fácilmente se podría caer en la caricatura, tanto Ebbo como sus actores protagonistas nunca olvidan mantener, ante todo, la fachada de realidad conservando su dignidad, no por Dios, sino por ellos.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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