‘¡De Panzazo!’: una realidad conveniente

Entender que uno, como periodista, está al servicio de la sociedad
y es a ella a quien le debe todo su esfuerzo y toda su lealtad.
Javier Darío Restrepo

No es secreto para ningún mexicano que el sistema de educación pública en el país es deficiente, pues tanto padres de familia, estudiantes, maestros y ciudadanos han transitado por sus entrañas, pero la reiteración de este escenario narrado a través de verdades a medias es francamente un reprobatorio y muy conveniente recurso para contar a través del poder del cine una historia que trivializa un problema mayor y manipula la utilidad del género documental.

¡De panzazo! es el debut como director de Carlos Loret de Mola y el quinto documental de Juan Carlos Rulfo, el hijo del famoso escritor mexicano Juan Rulfo, que pretende sin éxito explicar las deficiencias del sistema de educación pública mexicano a través de testimonios caseros, entrevistas a medias y datos tramposos sobre el rendimiento de los estudiantes de nivel medio superior, superior y básico.

Los testimoniales en el filme –videos caseros que graban estudiantes sobre sus escuelas, maestros y la convivencia con otros alumnos– reflejan algunos de los matices decadentes de la situación actual de la educación pública: falta de recursos, infraestructura en pésima calidad, ausentismo magisterial, métodos pedagógicos inexistentes, etc. Sin embargo, este material no sirve de soporte al fin último del documental: explicar el fenómeno. Es sólo un pálido retrato repetitivo de la realidad que se vive diariamente y que sin un porqué no tiene sentido en el filme.

La película ¡De Panzazo! retoma algunos de los hechos políticos más sonados en el diarismo mexicano en torno al sistema educativo: maestros que abandonaron las aulas para salir a protestar a las calles, el bajo desempeño en lectura y en matemáticas de los estudiantes mexicanos en la escala de la OCDE y la opacidad en el manejo de los recursos sindicales y gubernamentales. Sin embargo, la ambiciosa selección de temas hacen del acercamiento una mirada muy parcial a través de la cual se condena sin argumentación el problema y la razón de su existencia.

La formación en medios de comunicación de Loret de Mola se funde a lo largo del filme con el acercamiento a dos figuras públicas: Elba Esther Gordillo, ex lideresa vitalicia del SNTE, y Alonso Lujambio, entonces secretario de Educación Pública. Pero el periodista extiende sus habilidades de hablar sin decir nada y hacer preguntas que él mismo responde. Por la falta de una misión concreta o la suficiente comprensión del problema, las entrevistas que hace se desploman frente al espectador, quien obtiene de éstas nada más que algunos minutos de filme en los que Loret obliga a sus entrevistados a decir lo que él quiere.

Si la lealtad de un periodista y su esfuerzo está al servicio de la sociedad, como señala el escritor Javier Darío Restrepo, evadir, manipular o realizar sin el rigor explicativo una entrevista, ya sea a un joven estudiante como a un secretario de Educación, es ver al periodismo como un recurso maleable que sirve a otros fines diferentes que a los de servir a informar audiencias. En este sentido, decir a medias también es mentir y basar los argumentos de un documental sólo en los prejuicios de los alumnos sobre la educación que reciben y algunas cifras –que para variar no son inéditas o útiles para el fin de explicar un fenómeno– es entonces dar a un fenómeno una importancia nimia o sólo justa ante los ojos del autor.

Por otro lado, es necesario reconocerle a ¡De Panzazo! el acervo historiográfico que presentó y que hizo posible el cameo en el que Elba Esther Gordillo mantiene el mismo discurso progresista pero cambia constantemente el look de su cabello a lo largo de los años, desde que se convirtió en una figura pública. Además de algunos retratos terribles del desempeño docente: desde profesores ortodoxos que enseñan a repetir hasta los desinteresados que buscan amedrentar a sus alumnos para forzar la disciplina.

Malamente el documental recarga la breve parte explicativa en la opinión de Denise Dresser, Federico Reyes Heroles y Sylvia Schmelkes, quienes hablan desde su sesuda trinchera sobre algunos aspectos del lastre educativo que arrastran los mexicanos, pero que no son ni deberían ser la fuente única de una investigación bien hecha que busca procesar, esclarecer y presentar la información para que cualquier audiencia la comprenda. En este sentido, la pregunta no es gratuita: ¿Qué es lo que realmente aporta ¡De Panzazo! a los espectadores? Sólo un retrato reiterativo de la realidad que viven diariamente y que pesa tremendamente sobre la calidad de vida de los mexicanos.

Por Alejandra Arteaga (@Adelesnails)

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