‘Barry Seal: sólo en América’ y la realidad del sueño americano
Entre otras cosas, el séptimo arte nos ha enseñado que hay ocasiones en las que la realidad supera a la ficción, pues la historia está llena de anécdotas –unas conocidas y otras no tanto– que parecen creadas por ingeniosos guionistas para poder hacer una película que llame la atención de varios cinéfilos que buscan algo que valga la pena ver en su cine favorito.
Lo anterior aplica a la perfección para la increíble historia real de Barry Seal, quien era alguien común y cuya vida cambió inesperadamente cuando la CIA se le acercó para aprovechar su talento como piloto de aviones. Este singular personaje fue el primer mercenario de la Agencia Central de Inteligencia, traficante de drogas, contrabandista de armas, socio de Pablo Escobar e informante de la DEA. Luego de ser arrestado en 1984 por lavado de dinero y contrabando, negoció para testificar contra sus socios colombianos y también reveló que la CIA financiaba grupos armados nicaragüenses con recursos del narcotráfico. Era obvio que en algún momento alguien iba a hacer una película sobre él.
Barry Seal: sólo en América (American Made, 2017) tiene como protagonista a un ambicioso piloto que a finales de los años 70 es contratado por la CIA para volar sobre zonas de Centroamérica en las que operaban grupos guerrilleros, esto con la intención de fotografiar sus actividades desde el aire. Tras hacerse una buena fama por su eficiente trabajo y volverse conocido como el gringo que siempre cumple, Barry va adquiriendo nuevas responsabilidades que lo convierten en uno de los agentes más ocupados del gobierno estadounidense durante la década de los 80.
El sobresaliente desempeño de Barry como piloto provoca que muchas personas comiencen a ponerle atención y una de esas personas es Pablo Escobar, quien se hace de sus servicios para que lleve la cocaína colombiana a diversas partes de Estados Unidos. El protagonista logra trabajar para dos bandos distintos al mismo tiempo, pues trafica droga mientras cumple con los encargos que le hace la CIA y esto hace que grandes cantidades de dinero lleguen a sus manos, incluso llega un momento en el que él solo reactiva la economía de un pequeño pueblo y tiene tanto efectivo que ya no sabe dónde guardarlo.
Al final, el buen Barry Seal se convierte en un caso sumamente exitoso del llamado “American Dream” y demuestra que cualquiera que tenga ganas de triunfar puede cumplir sus sueños en Estados Unidos. El problema para el personaje principal son las consecuencias que con el paso del tiempo debe pagar por sus acciones, pues el crimen siempre paga o al menos eso dicen algunos.
La dupla formada por el director Doug Liman y su protagonista, Tom Cruise, entrega una entretenida historia que combina a la perfección hechos reales con mucha comedia, elementos de thriller policiaco, un toque de drama y personajes con los que es fácil sentir empatía, uno puede entender muy bien por qué fue que Barry tomó ciertas decisiones aun estando consiente de los riesgos que eso implicaba.
La película se sostiene en la buena actuación de Tom Cruise, quien nos entrega a un personaje tan cínico como encantador, en la que es una de sus mejores actuaciones en mucho tiempo. Además, es interesante ver algunos de los capítulos más importantes en la historia de Estados Unidos desde la perspectiva de alguien común que estaba ahí por mera casualidad del destino.