Escarbar en busca de nuevos datos relacionados con La Guerra de las Galaxias (Star Wars) puede ser un ejercicio fútil. Encontrar un equilibrio para hablar de la creación de George Lucas, también. El director de 71 años es un mortal con mucha suerte para algunos, y en la acera de enfrente, es un dios.
Cuando en el 2013 se anunció la llegada de nuevas películas de la saga, comenzando con el Episodio VII: El despertar de la fuerza en 2015, y en las cuales Lucas ocupará un puesto meramente de consulta, moviendo su mano en las sombras ¡como el Emperador! La noticia desató emoción y aversión por igual, provocando el final de amistades, matrimonios y relaciones laborales y no se diga más de un dedo lastimado en el intento de conseguir boletos para la premiere.
Disney y los 4 mil millones de dólares
¿Se han preguntado cuántas cosas pueden comprar con 4 mil millones de dólares? ¿Servirán para dar el enganche del Halcón Milenario? Podrían adquirir El grito de Edvard Munch unas 33 veces y vivir holgadamente con el sobrante. Ése es el número de billetes verdes que desembolsó Disney para hacerse del control de Lucasfilm y los derechos de explotación de La Guerra de las Galaxias. También pasaron a su mando LucasArts, rama de la compañía dedicada a la animación de videojuegos; Lucas Digital; Industrial Light & Magic y Skywalker Sound, titanes de los efectos especiales y la edición de sonido.
Fue un movimiento sorpresivo porque no mucho tiempo atrás la Casa del Ratón había adquirido el estudio de animación Pixar (7 mil mdd) y Marvel Entertainment (4 mil mdd), dos de las productoras cinematográficas más exitosas y rentables de los últimos años.
El mismo día de la compra se anunció la filmación de un nuevo Episodio de la saga, el VII; posteriormente, se confirmaron películas –spin-off, les llaman los gringos– con personajes del universo creado por Lucas que alternarán años de lanzamiento con la historia principal. Si todo sale según lo planeado, a partir del 2015 cada verano habrá nuevas aventuras galácticas en su sala de cine más cercana… hasta el día de su muerte, quizá ni sus hijos lleguen a ver el final.
El plan de negocios diseñado por Disney parece una calca del implementado por Marvel durante la década pasada –con una pizca del desarrollado en Pixar– y que se convirtió en la envidia de todas las productoras: se filman 2 o 3 largometrajes con historias independientes, después una donde los personajes confluyen y se vuelve al paso 1, ya sea con los mismos protagonistas o se introducen nuevos para volver a empezar.
Ésa ha resultado ser una movida bastante redituable si tomamos en cuenta la taquilla de las últimas tres producciones de Marvel: Los Vengadores (The Avengers, 2012) generó poco más de $1,500 millones de dólares; Iron Man 3 (2013), $1,200 mdd; y Thor: Un mundo oscuro (Thor: The Dark World, 2013), $630mdd y contando. Los Vengadores: Era de Ultrón (Avengers: Age of Ultron, 2015), tal vez no recaudó lo proyectado, pero nadie diría que se están muriendo de hambre con los 1,400 millones de dólares recolectados a nivel mundial.
El plan no se detendrá. Gracias a la cantidad de licencias y público cautivo, es seguro que Disney generará ganancias, ya sea con boletos de cine o llenando aparadores de mercancía.
¿Quién disparará primero? Mercadotecnia vs calidad
¿Cuánto está dispuesta a arriesgar Kathleen Kennedy, cabeza de Lucasfilm? Los Episodios I, II y III son una buena demostración de los resultados genéricos que se dan cuando se opta por no aventurarse en la forma o el contenido. Sería interesante ver más géneros cinematográficos en la mezcla, un western sobre Han Solo o un film noir con figuras poco conocidas, un caballero Sith anterior a Anakin por ejemplo. Las opciones abundan gracias a la magnitud el universo creado por Lucas. El anuncio de Star Wars: Rogue One (2016) con su aire de 12 al patíbulo (The Dirty Dozen, 1967) parece ser un primer buen paso.
Es fácil caer presa de los encantos de las promesas de dividendos del plan Marvel. Su gran competidora en el plano editorial, DC Comics, piensa ejecutar un bosquejo similar que culmine con la llegada de La Liga de la Justicia en el verano del 2016, reimaginar la historia de Superman en El hombre de acero (Man of Steel, 2013) fue sólo el primer escalón de un volado millonario.
Sony Pictures no se quería quedar atrás. Después del éxito de El increíble Hombre-Araña (The Amazing Spider-Man, 2012 y 2014) anunció más entregas, pero el estrepitoso falló de la tercera parte hizo que abortaran su bosquejo de tener películas para Venom –el gran antagonista de Peter Parker– y los Siniestros Seis –un grupo de súper villanos con el Dr. Octupus, Electro, entre otros–.
Y así podríamos seguir nombrando estudios con planes de atascar de franquicias los cines. Avatar, El planeta de los simios, Kung-Fu Panda y Jurassic Park son sólo algunos nombres que ya están en la ruleta y no piensan bajarse. Ni siquiera hemos tomado en cuenta a las adaptaciones de literatura enfocada a adolescentes –young adult, según la terminología estadounidense– y su recién terminada saga líder, Los juegos del hambre.
Muchos fracasarán en su intento de crear algo redituable, la competencia abunda y la mayoría olvida que para alcanzar la cima Marvel arriesgó en las apuestas. Pocos confiaban en Robert Downey Jr. cuando le dieron el papel de Tony Stark en Iron Man (2008), varios levantaron las cejas con la contratación de Kenneth Branagh –famoso por adaptar a Shakespeare– para dirigir Thor (2011), o le entregaron las llaves del reino al productor y escritor de televisión Joss Whedon.
Sin embargo, la forma en que administran Pixar no deja mucho espacio a la esperanza. El estudio detrás de Toy Story (1995) optó en los últimos años por desarrollar secuelas o precuelas de su material, arrojando críticas mixtas y cifras fuertes en la venta de productos. En los próximos años el terreno se podría nivelar con el lanzamiento de una historia original por cada segunda o tercera parte lazada por los muchachos de John Lasseter.
La serialidad de la trama también podría acarrear problemas. ¿Cuánto tiempo duraría el atractivo de un héroe incapaz de fracasar? Un tema que las películas de superhéroes comienzan a experimentar y uno de los grandes aciertos de la trilogía original, en el Episodio V, los buenos pierden. Tampoco podemos dejar fuera el temor de ejecutivos a enojar a los fanáticos más militantes. Demasiadas cosas tienen que caer de pie para el adecuado funcionamiento de este crucero intergaláctico.
J.J. Abrams, ¿el elegido de la fuerza?
La leyenda dice que sólo el elegido por la fuerza podrá traer paz y equilibrio al universo. La amalgama Disney/Lucasfilm exploró el mercado y ungió a J.J. Abrams como el hombre encargado de llevar a buen puerto el barco.
J.J. Abrams comenzó a hacerse de un nombre en la industria durante la primera década del nuevo siglo, gracias a su trabajo como productor y guionista de series de televisión como Alias o Lost, la segunda generó todo un culto alrededor del mundo y altos niveles de audiencia.
Su primer contacto con un blockbuster hollywoodense llegó cuando se involucró en el libreto de Armageddon (1998), un largometraje que no brilla por su excelente narrativa. Sería hasta el 2006 que volvería a probar esas aguas, aceptó dirigir Misión Imposible 3 (Mission: Impossible III) sin mucho éxito monetario pero con suficiente atractivo para mantener viva la franquicia.
Paramount Pictures lo premió dándole las llaves del Enterprise. Abrams moldeó el universo de Star Trek (2009), junto a los guionistas Roberto Orci y Alex Kurtzman, para un nuevo arranque que generó el suficiente arrastre con la audiencia ($) e incentivó a la compañía productora a producir una secuela; Star Trek: En la oscuridad (Star Trek Into Darkness, 2013).
Su buen ojo para la cultura/fenómenos pop se confirmó con participaciones en Cloverfield (productor, 2008), la serie Fringe (creador 2008-2013) y su homenaje spielbergiano Super 8 (2011), donde fungió como director, guionista y productor.
Seguramente fueron los 800 mdd recaudados en taquilla por su gran competidora espacial, los que llevaron a ejecutivos de Lucasfilm a seleccionar a Abrams. Además de su abierto fanatismo por Star Wars. Si hizo un buen trabajo como capitán de Star Trek sin ser seguidor de la saga, ¿por qué no habría de lograr lo mismo en una franquicia que sí quiere?
La noche del 16 de diciembre (la madrugada del 17) millones de personas alrededor del mundo comprobarán su la elección fue adecuada o no. El equipo alrededor del Episodio VII parece listo y confiado. Que la fuerza los acompañe…
Por Rafael Paz (@pazespa)