2015: La escalera eléctrica hacia la nada

Probablemente no sea la persona indicada para resumir un año que recuerdo borroso, encerrado en un trabajo que no era de mi agrado durante varios meses, y bebiendo en mis ratos libres. Cuando trato de recordar este año sólo veo flashbacks de filas y filas de personas esperando ser atendidas, y mensajes en mi celular que no recordaba haber escrito la noche anterior.

Dejando a un lado mis episodios etílicos y godinescos, 2015 fue un año cinematográfico muy entrañable… a quién engaño. Fue un ciclo bastante miserable, y todos tenemos buena parte de la culpa. Sí, todos, desde pasar horas pegando memes ridículos en el muro de face, pagando boletos para ver CGI embarrado en la pantalla grande, o alabando cintas aburridas de festival sólo por querer ligar a alguna chica de cabello morado y tatuajes de Hello Kitty. Todos pusimos nuestro grano de arena en este año deplorable. Supongo que algunas cosas buenas pasaron, no las recuerdo bien, pero haré el esfuerzo.

Yo soy zorro uno

El cine de espías vio un año movido, con una cinta de Spielberg, la más reciente entrega de James Bond, y un episodio más en la eterna saga de Tom Cruise y sus complejos de Mesías puede-todo. De todo este grupo, la que más resaltó fue la más ignorada: El agente de la C.I.P.O.L. (The Man From U.N.C.L.E.) del ex marido de Madonna. El señor Guy Ritchie demuestra entender muy bien como balancear la comedia y acción en una cinta salpicada de ese euro spy de los 60s que ya nadie hace. Totalmente lamentable que muriera en taquilla. Desde el reparto bien seleccionado, pasando por la exquisita banda sonora. Vayan y compren el Blu Ray ahora, vayan por que yo sí quiero otra cinta de estas, y no otra infumable película de Tomás Cruz y sus arrugas.

¡Santos protones, Hombre Radioactivo!

Si bien el comentario fue realizado a finales del 2014, fue este año que hizo más ruido lo que el infladísimo Iñárritu dijo sobre el cine de superhéroes, llamándolo genocidio cultural. Robert Downey Jr. dio una respuesta muy a su manera, sarcástica, y los medios adictos al clickbait lo atacaron de racista inmediatamente. Por ahí otros hicieron eco a Iñárritu, y pasaron a culpar al cine de superhéroes hecho en Hollywood de la mala taquilla del cine mexicano.

El argumento de Iñarritu, así como los argumentos de sus cintas, es risible y acartonado a morir. Subestima al público, como siempre lo ha hecho con su cine, aludiendo que éste es incapaz de distinguir la fantasía de la realidad. Hablando más como funcionario que como realizador, achaca a este cine una carga propagandística de la cual carece. Quedando como esos psicólogos amateurs, que todo lo ven como símbolo fálico, o alusivo a alguna ideología política. Para colmo, minimiza el cine de género, lo cual no sorprende viniendo de un seudo intelectual como él, pero que una vez más lo hace ver no como el artista que pretende ser. Un director no puede rechazar ningún genero fílmico, así como un pintor no puede decir que el cubismo es mejor que el impresionismo, o viceversa. Cada forma y estilo tiene su razón de ser, su lugar en este mundo. Uno no anula al otro.

El cine de encapuchados y héroes coloridos ha saturado las taquillas, sí, y su calidad varía demasiado. Obedeciendo a los designios de equipos de marketing y ejecutivos de estudio. Sin embargo, estos juicios vacíos son torpes, y no aportan nada al verdadero debate que debería existir sobre este cine. Pero esto no es nada raro, cada tanto tiempo la cofradía de supuestos académicos y filósofos quieren decidir por nosotros qué sí es arte, y qué no. Sus frases se las termina llevando el viento, y el tiempo le da la razón al cine que resuena con el público, y no al hecho para alimentar egos. Igual de ridículos son quienes usan el cine de género de chivo expiatorio para excusar que sus cintas fracasen en taquilla. Quizá deberían molestarse en ofrecer una obra fílmica que no sea una píldora contra el insomnio. Hablando de eso….

No lloren por mi, yo ya estoy muerto

Cada año tiene su grupo de cintas de “arte”, reyes desnudos diseñados para ser vestidos por críticos de festival, y que fuera de esos circuitos de cine simplemente son películas que carecen de vida propia. Este año tuvimos varias de esas, por ahí está The Assassin, cinta wuxia —películas sobre artes marciales hechas en China— que realmente no es de wuxia, y sí sobre aristócratas de la antigua China contemplando el cielo por varios minutos sin decir nada. El tipo de cinta que sólo le puede gustar a alguien que en su vida ha visto una verdadera película de artes marciales, o que odie entretenerse en un cine. Luego está Una chica regresa sola a casa de noche (A Girl Walks Home Alone At Night), o algo así. Su kilométrico título es tan largo como sus tomas de personajes vagando por una ciudad vacía, por supuesto, en blanco y negro. El haber sido producida por Vice ya debe ser alerta de que esta tontería hipster es aburrida a morir.

También estuvo por ahí La tribu (The Tribe), menos fastidiosa que las otras, pero totalmente dependiente de un truco que no da para mucho (tener actores sordomudos). Sin embargo, ninguna de las ya mencionadas le llega a la pretensión y cinismo del esperpento que fue cierta película mexicana llamada Güeros.

Este largometraje de “correteadas” anuncia abiertamente que no tiene nada interesante qué decirnos o mostrarnos. Que es una tontería hecha con “muertos de hambre” diseñada para impresionar críticos bobos de festivales europeos de “conquistadores”. Dicho y hecho, la película impresionó a dichos bobos, y se llevó un par de premios de Europa, y otros tantos en nuestro país. Entre sus diálogos sacados de alguna barda de “acción poética”, sus insufribles avatares, estereotipos chilangos con dos patas, y una condescendencia absoluta con la audiencia, Güeros es el reflejo más claro de la gran farsa que es el cine mexicano de “autor”, de la farsa que son los festivales de cine de “arte” y que ISIS se está tardando demasiado en venir a volarse en pedazos a este país.

Dormir desnudo bajo una manta que dé poderes sexuales

Por si no lo habrán notado ya, vivimos en la época del clickbait, los medios (des)informativos ya no se molestan en verificar fuentes. Eso es ya una practica del pasado, se trata de llevar a la gente a hacer click en un enlace, bajo la promesa de escandalos amarillistas que resultan ser totalmente falsos. Este año vio varios ejemplos de esta practica, el mas reciente, el rumor de que un oso violaba a DiCaprio en la nueva de Iñarritu. Aunque se queda corto comparado con el ridículo ejemplo que dieron varios medios de su holgazanería al reportar como hecho aquel infame hashtag que pedía boicotear la nueva entrega de Star Wars por supuesto racismo. Una trolleada como solo la comunidad de 4chan puede hacer, fue el verdadero origen de esta falsa alarma que inundo docenas de paginas. Peor aun que la corrección política esta de moda entre millenials mantenidos por sus padres, haciendo que este tipo de controversias artificiales generen atención.

De forma similar los aparatos de marketing cinematográficos hacen de las suyas vendiendo películas nefastas con trailers virales, y pegando frases como “la película mas terrorífica de la historia” ante la ingenuidad del respetable. Ejemplo de esto fue Buenas noches, mamá (Goodnight Mommy), desastroso intento de terror psicológico europeo que con lo único que asusta es con la ineptitud de sus realizadores en esconder un giro de trama que uno adivina a los cinco minutos de iniciada. Mas de uno debió salir mentando madres luego de haberse aventado algo que hace que las cintas de Shyamalan se vean con dignidad, y menos pretenciosas. De las peores cintas del año junto con la no menos ridícula It Follows, otra tomada de pelo del cine de terror moderno, que pareciera tener estándares de calidad ya nulos desde hace ya un buen rato.

¿Qué se cree esa pelona?

Por mas que lo intenté, no pude amar Mad Max: Furia en el camino (Mad Max: Fury Road). La disfruté, sí, pero su guión tan endeble, y sus personajes pobremente desarrollados, me impiden aclamarla
como todo el mundo lo ha hecho. Esto me molesta, por que Hardy es genial como Max, y las secuencias de acción que Miller dirige son algunas de las mas espectaculares en décadas. Sin embargo personajes bastante olvidables, como unas novias con cuerpos de modelos de pasarela, y una pelona poochiesca, me impidieron disfrutar plenamente de esta desquiciada persecución interminable. Quizás con el tiempo le agarre mas cariño, quizás…

Nadie que hable alemán puede ser una mala persona

Afortunadamente mi hígado pudo descansar un poco de tanto alcohol y películas de “arte” de cuando en cuando. Un nuevo talento alemán sorprendió con Der Samurai, un relato propio de una fábula oscura, filmado con precisión e inteligencia. Atípica y difícil de catalogar, el tipo de cine que los festivales deberían estar premiando cada año.

Dicho sea de paso, mención especial también para Bone Tomahawk, excelso western con un Kurt Russell en plena forma combatiendo caníbales. SPL2: A Time For Consequences nutrió mis necesidades básicas de cine de artes marciales. Es una pena que a los chinos ya no les interese ver cine de kung fu, pero si ver películas de Transformers, las cuales ayudan a producir, y mantener en taquilla. Tiempos extraños vivimos sin duda.

Receta de hamburguejas al vapor

De 2016 espero poco, lo nuevo de Shane Black con Maximus y el conductor luce como la clase de noir para adultos que tanto disfruto, más con el humor negro del director de Kiss Kiss Bang Bang. John Wick 2 deberá llenar ese hueco en mi estomago que el cine de Hong Kong ya no llena por las razones mencionadas arriba. Sobra decir que la nueva entrada en la franquicia de Godzilla, volviendo a las pantallas de su natal Japón, es un plato fuerte que no se puede ignorar. Ojalá cumpla lo que su primo hollywoodesco no cumplió en 2014. Generalmente las mejores cintas son las que nadie esperaba, surgen de la nada y nos
agarran por sorpresa. Que así sea, y que una aurora boreal se aparezca en el horizonte, cuales luces del norte, iluminando el panorama fílmico.

Por Rubén Martínez Pintos (@SartanaDjango)