El cumpleaños de Pitufina se acerca y, como es costumbre en esa fecha, está en medio de una crisis existencial; al haber sido creada por Gárgamel y no ser una pitufa original teme que su naturaleza maligna salga y dañe a la familia que tanto ama.
Gárgamel goza de una fama involuntaria en París gracias a la magia que ha logrado desarrollar con la esencia de pitufo que le queda, pero cuando ésta está por terminarse idea un plan, con la ayuda de Vexy y Hackus, Los Traviesos, a quienes creó al igual que a Pitufina: la secuestrarán para poder obtener de ella el secreto de la esencia de los pitufos y poder dominar el mundo.
Papá Pitufo y un grupo de pitufos volverán a nuestro mundo donde se reencontrarán con sus viejos amigos Victor y Grace, con su ayuda viajarán a París para enfrentarse a Gárgamel y rescatar a Pitufina para llevarla de vuelta a casa.
Al igual que su predecesora, Los Pitufos 2 no tiene realmente mucho que ofrecer, incluso queda muy por debajo de lo poco o nada que haya podido lograr la primera parte. Está bien que sea una película infantil, pero los estudios tienen que entender que los niños no son tontos y que deberían de dejar de usar esa justificación de “es para niños” para hacer películas con guiones tan pobres, pero que finalmente les serán muy redituables.
Los personajes nuevos que hay en la secuela son personajes simplones que no aportan nada trascendente a la película. La única que podría salvarse es Vexy, la Traviesa, quien se encarga de convencer a Pitufina de unirse al lado oscuro, pero nada más. Hackus por otro lado es bastante molesto, en teoría debería ser el personaje que a pesar de estar del lado de los malos es gracioso por ser distraído y tonto, pero no se le ve lo gracioso por ningún lado, solamente es muy tonto y demasiado fastidioso (el elegido para doblarlo al español fue Yordi Rosado, dense una idea).
Brendan Gleeson entra a la franquicia como el padrastro de Victor con la intención de darle un toque cómico a la película, pero ahí sí el casting les falló, simplemente hay que verle la cara de malote que tiene Gleeson. No es de sorprenderse que no logre mostrar el carisma ni la gracia que debería tener el personaje. Y finalmente Azul, el hijo de Victor y Grace, que es completamente intrascendente en la historia y que es un claro reflejo del concepto en que los estudios tienen a los niños, ok es un niño chiquito, pero ¿neta los niños chiquitos se portan así?
Tampoco entiendo ese gastado e injusto cliché que tienen los estadounidenses de pensar que afuera de Estados Unidos toda la gente es estúpida, entiendo que hay muchos que así piensan, pero no por eso deben de reflejarlo en su cine; es denigrante el modo en que pintan a los franceses.
De lo rescatable que tiene esta película, al igual que en la primera parte, es Hank Azaria como Gárgamel. Prácticamente Azaria es quien se echa la película al hombro y lucha por sacarla adelante, también peca con varios gags y frases bobas, pero en general lo hace bien y es el único que logra sacar un par de risillas.
También el mensaje que manejan es bueno, Pitufina está preocupada de que su naturaleza pueda más que su voluntad y se “tambalea” entre ser buena o ser mala, pero al final todos somos lo que queremos ser, sin importar de dónde vengamos, sí, ya lo hemos visto antes, pero aquí lo hacen bien.
La película queda por ser un trabajo poco creativo que se ve Sony Pictures hizo para meterse unos millones más a los bolsillos y ya. Obviamente les va a funcionar porque se cuelgan de la fama que aún tienen Los Pitufos y que se reavivó hace dos años con la primera entrega, pero créanme sean o no fans pueden morir sin verla.
Por Luis Arredondo
