‘Ladrona de Identidades’: El aburridísimo parecido entre Jason Bateman y Melissa McCarhty

Sandy Patterson (Jason Bateman) es un hombre de negocios en Denver que está en medio de una crisis laboral, el dinero apenas le alcanza para mantener a su familia, no logra tener un mejor puesto en la compañía que trabaja y su jefe lo obliga a hacer movimientos ilegales en la empresa para su propio beneficio.

Inesperadamente, todo parece mejorar en la vida de Sandy, una compañía nueva lo acaba de contratar, su sueldo se duplicará y recién adquirió un aparente seguro de datos; pero todo era demasiado bueno para ser verdad, Diana (Melissa McCarthy), una estafadora de Florida, acaba de robarle la identidad y ahora todas las tarjetas de Sandy están sobregiradas, tiene varias órdenes de aprehensión y su nuevo jefe lo ha amenazado con despedirlo.

Sandy, en un intento desesperado por recuperar su identidad y todo lo que ha logrado en una vida dedicada al trabajo, se embarca en un viaje a Florida para encontrar a Diana y, después de recorrer con ella casi dos mil millas, entregarla a la policía. Pero Diana obviamente no permitirá que le quiten tan fácil todo lo que ha logrado en una vida dedicada a la estafa.

Ladrona de Identidades (Identity Thief, 2013) es una de esas películas en las que después casi dos horas de soportar semejante “comedia” uno termina por preguntarse ¿Por qué? ¿Realmente era necesario filmar algo así? ¿Cómo demonios ha logrado recaudar 135 millones de dólares en Estados Unidos?

Las crecientes carreras en el género de comedia que tienen sus protagonistas, Melissa McCarthy principalmente por Damas en Guerra y la serie televisiva Mike & Molly, y Jason Bateman por Arrested Development, Quiero matar a mi jefe, entre otras; además de tener como actrices de reparto a la talentosa Amanda Peet, a la sexy Genesis Rodriguez y cameos de Jon Favreau y Jonathan Banks, podría ser una explicación de por qué esta película causaría curiosidad y ganas de verla, pero realmente jugaron sucio con el morbo de las personas.

Pudiera ser que se vaya al cine con la actitud de “voy a ver una película cuyo único objetivo es entretener y nada más”, pudiera ser que uno soporte los chistes bobos de la película (Sandy no es un nombre de mujer, es un nombre unisex), pudiera ser que se pase por alto el ya gastado discurso de “la protagonista no es mala, es la sociedad quien ha hecho así”, incluso se podrían ignorar las historias alternas completamente intranscendentes en la historia, pero ni siquiera la actitud más simplista podría hacer que esta película sea disfrutable.

La historia en sí no muestra nada nuevo, el típico viaje por carretera donde los protagonistas tendrán pleitos, discusiones y peleas y que además deberán enfrentar miles de enredos para poder llegar al destino final. Y para empeorar todavía más el asunto el guión es muy predecible; además la película termina por hacerse larga y pesada por el ritmo tan soso con el que es contada.

A pesar del esfuerzo que hace Melissa McCarthy en su papel de la gordita gandalla y abusiva y el de Jason Bateman como la inocente víctima que se quiere hacer el fuerte, en ningún momento se ve que haya química entre los dos y no logran simpatizar con la audiencia. El papel de McCarthy debía ser de esos donde, aunque se sabe que es la mala del cuento, se quiere que sus actos queden impunes, pero por momentos es tan desesperante que efectivamente se llega a querer que la amarren y le pongan un bozal.

El humor que manejan a lo largo de la historia muchas veces pasa de ser ingenuos clichés a ser ya situaciones de mal gusto (la escena de sexo entre gordos ebrios es bastante lamentable), además de que los chispazos que podrían sacar una que otra risa o mostrar un giro en la historia ya han sido mostrados en el tráiler.

El director Seth Gordon no supo cómo manejar los recursos y los actores con los que contaba. Los cara de malos Robert Patrick y Jonathan Banks fueron completamente desperdiciados, Genesis Rodriguez y T.I. son unos chicos malos muy deplorables, da la sensación que Jon Favreau les hizo el favor de aparecer en la cinta, Eric Stonestreet hizo un tremendo oso, en fin.

Además de los personajes huecos y carentes de la más mínima gracia y el talento desperdiciado Ladrona de Identidades tiene muchos más problemas, demasiados agujeros en el guión, situaciones poco creíbles, escenas de acción innecesarias y risibles, resoluciones de la trama sacadas de la manga, etc. De lo más malo que se ha estrenado en la cartelera por estos días, en verdad créanme cuando les digo que no vale la pena que gasten su tiempo ni su dinero.

Por Luis Arredondo

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