‘La Hummer asesina’: Justicia divina a 5 kilómetros por litro

En el botadero la encuentras como: La Hummer asesina o Manuel Ojeda P.I.

Pregunta por ella así: “¿Tiene algo que pueda ver mientras me agasajo unas lobukis en mi Hummer?” o “Voy del DF a Maravatío, ¿tiene algo que mantenga tranquilos a mis vástagos?” *agite su copa de brandy*

Valor agregado: Comprobar que es más sencillo que la policía halle a Wally que una Hummer en provincia.

Dicen que los designios de Dios son inescrutables. Él castiga y dispone, puede hablar por medio de un ser humano o enviar a su hijo a morir por nosotros, se permite expresarse con zarzas en llamas o camionetas Hummer.

En algún de lugar de la provincia mexicana del cual no quiero acordarme, un junior, sí, un niño rico, es elegido por Dios para liberar al mundo de la plaga más destructiva que ha azotado a la humanidad. Y no, la enfermedad que nos aqueja no es el narcotráfico, ni los políticos corruptos, ni el perreo con mona sabor jamaica, no, señores, el elegido del Señor nos tiene que librar de los indigentes, esos parásitos que ensucian nuestros parques y afean nuestras banquetas. Malditos, malditos sean. Ésa es la historia de La Hummer Asesina (2011).

El videohome es el formato que mantiene vivo al cine mexicano, no hay película nacional que compare su penetración en el público a la lograda por el videohome en territorio estadounidense, gracias a los miles de paisanos que viven del otro lado del Río Bravo. Al ser un formato de bajo presupuesto, equiparable al serie B y el exploitation gringos, el tema que impera es el narcotráfico y las adaptaciones de narcocorridos, sobre todo de Los Tigres del Norte. Cómo olvidar la adaptación de Le compré la muerte a mi hijo (2009).

Ante el poco capital de producción, hay bastante espacio para jugar con las influencias. Así La Hummer asesina bien podría ser la cruza bastarda de Arsénico por compasión (Arsenic and Old Lace, 1944), la Mataviejitas, Silas de El código Da Vinci, el villano de la sexta temporada de Dexter y el Asesino del Zodiaco. Todo esto aderezado con la estética de El prostipirugolfo.

Manuel Ojeda encabeza un elenco de verdaderos desconocidos, todos dignos de aparecer en un video de Calibre 50, aunque es posible que cualquier videoclip tenga más presupuesto que esta cinta. Ojeda es el policía a cargo de la investigación, donde la clave es encontrar una Hummer a mitad de provincia, ya saben que ahí abundan.

La joya de esta corona es el junior que lidera la banda de asesinos, no sólo sus jaquecas harían palidecer a cualquier mujer que finge un dolor de cabeza para evitar tener sexo, sino que en mi experiencia cinematográfica jamás había visto interactuar con tanta convicción a un histrión con una Hummer. El junior acata las ordenes de Dios y se dedica a matar indigentes, además de todo aquel que ose interrumpir su misión divina.

La Hummer asesina tiene el suficiente espíritu trash para encarnar un perfecto botadero. Sus balas que cuando impactan sueltan un flamazo como de chinampina, el rostro del asesino cuando está por humedecer con sangre de indigente su bat, la torpeza del cuerpo policiaco comparable a la de los tiras de The Untold Story (Bat sin fan dim ji yan yuk cha siu bau, 1993), ese filtro blanco cada que la Hummer transmite los mandatos divinos y el final más inesperado desde El Resplandor de Kubrick, hacen de este largometraje una joya de 30 pesos que no puede faltar en su colección de DVDs.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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