“Hay algo muy animal” en la adolescencia: Jazmín López sobre ‘Leones’

Un grupo de jóvenes recorre un paraje sin rumbo fijo. Juegan, charlan, caminan. Su viaje parece no tener un fin más allá de pasar el tiempo juntos, ¿qué misterio guardan? Ése es el secreto detrás de la cinta argentina Leones, la ópera prima de la directora Jazmín López.

La película llegará a algunos puntos del circuito alternativo (Cineteca Nacional, Cine Lido, Cinemanía Loreto, La casa del cine) a partir del próximo 20 de diciembre después de un exitoso paso por el Festival Internacional de Cine de la UNAM (FICUNAM), el 33 Foro Internacional de la Cineteca y el Riviera Maya Film Fest (RMFF).

Tuvimos oportunidad de sentarnos a platicar con la joven directora sobre sus influencias, el público de festivales, las malas críticas, sus próximos proyectos, el influjo de la Nouvelle Vague en el cine argentino y el difícil paso de la adolescencia. Esto fue lo que nos dijo…

Jazmín López, directora de ‘Leones’

Jazmín López, directora de ‘Leones’

Butaca Ancha (BA): Hay una mezcla de citas en la película. Desde Antonioni a Godard, pasando por El sexto sentido de Shyamalan. ¿Cómo se cruzan esas referencias que parecen no tener puntos en común?

Jazmín López (JL): Está buena la pregunta. De hecho nunca me la hicieron, nadie reparó en ese diálogo mientras hacíamos la película. A mí me interesa bastante el popmodernismo, todos los tiempos conviviendo, todos juntos. Lo cierto es, cuando yo vi esa película (El sexto sentido) tendría 17 o 18 años; no me voy a olvidar de la experiencia. Si ahora la viera de vuelta, no sé qué me pasaría, pero el impacto que tuvo sobre mí esa película fue enorme y por qué negarlo. Tal vez no a nivel formal, quizás a nivel de cómo se construye la historia. Sin duda algo de eso está en mi.

BA: Varios cineastas argentinos de tu generación están fuertemente influenciados por la Nouvelle Vague. ¿A qué crees que se deba?

JL: Debe haber miles de razones. Cuando me preguntas por qué hay tanto cine en Argentina, pienso que tiene mucho que ver con la historia de la literatura argentina. Sobre todo de esa época de los 60, 70. Me refiero a Borges y a Cortázar, una inspiración bien profunda en el lenguaje con el que se está tratando. Está en las letras de ellos, las imágenes y los sonidos en el cine de la Nouvelle Vague. Yo creo que hay una fascinación muy grande cuando el arte se hace cargo del lenguaje.

Por un lado eso, por otro, también, hay algo más práctico e interesante. La facultad de cine acá hace mucho hincapié en ellos. En ese cine, en ese tipo de teorías e investigaciones. Muchos de mi generación hemos mamado esto desde muy jóvenes: sales del colegio y entras con 18 años a la facultad. Te produce una fascinación incomparable. Yo recuerdo las primeras veces que veía una película de Godard y no entendía nada de la existencia, el estudio, el tratar de ver un poco más allá. Empezar a entender más la palabra, conectarse más con lo que él buscaba.

BA: ¿Hay diferencias en cómo el público recibe las películas en festivales y con el que las recibe en su corrida comercial?

JL: Sí, creo que hay una brecha muy grande que hay que sondear de algún modo. Creo que en México funciona bastante mejor. En Argentina, cuando van al BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente), van con otra actitud, preparados para ver otro tipo de películas. Preparados para odiar una película, pararse, irse y tomarlo como un error.

En salas comerciales, acá (Argentina) no hay un sello editorial. Entonces en el mismo cine pasan Shrek y Leones. Mucha gente va a ver Shrek y no hay entradas; terminan yendo a ver la película que está en el mismo horario. Ven mi película, obviamente frustrados; están esperando cine pochoclero —también me gusta y lo disfruto, sobre todo el de animación. Cuando tengo ganas de ir a ver eso, voy y lo veo; cuando tengo ganas de ver una película que me va a dejar algo más, voy y me tomo el tiempo de verla. El problema acá es ése: no hay sellos editoriales. En este teatro se ve este tipo de cine y viceversa. La música ha logrado algo así: cuando vas a ver a Madonna le dan un estadio porque sabes que va a ser ese tipo de música; cuando es música clásica vas a un lugar de este tipo de música. Estoy esperando el momento en que el cine sea así, para que sea más ameno para el público y para la película.

leones2BA: Es tu ópera prima, ¿cómo maneja un director primerizo las críticas negativas?

JL: Recibí de todo. Desde las más alabadoras hasta las más destructivas. De todo tipo. Es bastante fuerte, sobre todo en Argentina fue bastante duro. Cuando estuvo en el BAFICI se estrenó en la Sección Internacional y había mucha expectativa; había pocas películas argentinas compitiendo. Entonces, muchos críticos, algunos que yo seguía, fueron muy duros con la película. Es muy fuerte, porque uno sigue a esos críticos y piensa alguna expectativa de cómo la van a recibir. Fue todo, hubo críticas maravillosas y críticas muy destructivas. La experiencia en Argentina me pegó más que en otros lados.

BA: ¿Tienes algún proyecto en puerta?

JL: Estoy escribiendo; los primeros día de enero me voy de scouting. Si Leones era cóncava, ésta será convexa. Va a ser casi enteramente en un interior. Me estoy proponiendo generarme un desafío; si tuviera que ponerme a filmar planos-secuencia, no sé si sabría cómo hacerlo pero tendría algunos tips. Tengo ganas de volver a ponerme en un lugar incómodo. Algo que no sé cómo se hace. Fue una de las claves de Leones, lanzarme a hacer algo intuitivo a nivel práctico. Requerirá cierto oficio que quiero correr otra vez.

BA: Leones habla de la adolescencia, ¿hay algo salvaje en ser adolescente?

JL: Sin duda. Hay algo muy animal, es una idea de Borges, no mía; él decía que los animales son inmortales porque no son conscientes. Por ende ese león que ves siempre va a ser bebé. Como si no creciera. Hay algo en la adolescencia, tal vez de la primera relación con la idea de muerte. En la niñez no hay mucha relación con eso, ese cambio a ser adulto es esa aceptación: la vida va a tener un fin en algún momento. ¿Cuál va a ser? Ese paso a la conciencia todavía es una ameba en la adolescencia; por ende es el momento más representativo del salvajismo. El niño es muy fácil verlo como parte de la naturaleza. El adolescente tiene un cuerpo listo pero su madurez mental no está lista.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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