‘Gente de bien’: Persona buena dinero malo

Si estuvieran endeudados y estuvieran a punto de perder una casa que han intentando remodelar a lo largo de meses y encontraran en su sótano un maletín con mucho dinero, ¿tomarían el dinero? ¿Lo tomarían a sabiendas de que quizás es dinero malo y ustedes son buenos? Esa es básicamente la premisa del thriller Gente de bien (Good People, 2013), del cineasta danés, Henrik Ruben Genz, cuyo guión está escrito por Kelly Masterson, basado en una novela del mismo nombre de Marcus Sakey.

La historia llevada al cine por Masterson —mejor conocida por su célebre guión Antes que el diablo sepa que has muerto (Before the Devil Knows You’re Dead, 2007), la última película que dirigió Sidney Lumet antes de morir—, se centra en las penurias económicas de una pareja de jóvenes estadounidenses (James Franco y Kate Hudson) que buscan rehacer su vida en Londres. Para ayudar con los gastos rentan una habitación en el sótano de su departamento. Su inquilino, un hombre malacara, muere de sobredosis y deja oculto un maletín con dinero. La historia por supuesto involucra a la policía y a dos bandos criminales: un elegante mafioso francés que se equipara a la figura de Genghis Khan y un par de matones británicos, ambos buscando desesperadamente el dinero.

Good People intenta vendernos la idea de qué pasaría si buenas personas quisieran usar dinero que proviene de distintos crímenes como el robo, el asesinato y el tráfico de drogas, para rescatar su relación y su estatus financiero (están a punto de perder una casa que heredaron). Uno de los argumentos centrales es: “la gente es mala, no el dinero”, muy parecido al argumento que se usa con el uso de armas en Estados Unidos, que asegura que “la gente mata personas, no las pistolas”. Sin embargo, hay un truco oculto en ambas aseveraciones y es que tanto el dinero como las armas son herramientas que detonan —se ha visto a lo largo de la historia— lo peor de los humanos. En el caso de esta película se intenta mantener la idea de que el matrimonio protagónico no se corrompe en ningún momento, sino que se reinvindica al enfrentarse a los criminales.

Henrik Ruben Genz había trabajado el género del thriller de manera exitosa en Terribly Happy (Frygtelig lykkelig, 2008), sin embargo, en su debut en el cine angloparlante se queda tibio. Quizá por el poco desarrollo de personajes o por el dibujo maniqueo de su premisa. Las sorpresas son breves y nada deslumbrantes y los personajes están poco explorados, ya que se desperdicia su gran capacidad. Por ejemplo, el personaje de Omar Sy, cuyos diálogos desconcertantes ofrecen un personaje de altura que se diluye conforme avanza la trama.

En resumen, Good People puede ser un filme entretenido que sobrevive por la inesperada química entre los protagonistas y especialmente por la aceptable actuación de Hudson, sin embargo, como thriller fracasa y queda a deber. En última instancia lanza preguntas interesantes sobre el curso que toma el dinero y si es posible realizar buenas acciones con dinero que ha significado ganancia y pérdida en un proceso criminal. Pareciera que la cultura se construye así: sobre la barbarie y la falsa creencia de que podemos ser más que sólo violencia y enfrentamiento. La película plantea que lo único bueno que podemos hacer es comprar una casa, pagar nuestras deudas, tener hijos y que un thriller pretenda perpetuar esa idea aburre y decepciona.

Por Davo Valdés de la Campa (@Davovaldes)

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