A diferencia del time loop usado en el thriller surcoreano El día, donde era más que un recurso narrativo y fungía como una alegoría sobre la venganza, el bucle temporal de la original Feliz día de tu muerte (una producción exitosa de Blumhouse) concluyó cuando la carismática joven Tree (Jessica Rothe) logró sobrevivir al día de su cumpleaños, una vez que descubrió la verdadera identidad de su victimaria en un plot twist que eliminó cualquier posibilidad de que el loop significara algo adicional.
Feliz día de tu muerte presentó a una protagonista que componía totalmente el rumbo de su vida al verse amenazada en una situación extraordinaria, explorando temas como la valoración de lo que a veces consideramos mundano y la redención, pero en general no pretendió ser nada más que un buen rato de misterio, suspenso, romance juvenil y, sobre todo, un divertido juego con base en romper las convenciones del slasher.
Ahora, a menos de dos años del estreno de Feliz día de tu muerte, ¿cómo expandes una trama que había llegado a una conclusión? ¿Cómo logras reincorporar el recurso del time loop aún cuando Tree había podido despertar en el tan deseado día siguiente?
Feliz día de tu muerte 2 inicia con un escenario prometedor, incluso arriesgado considerando que el protagonista pasa a ser Ryan (Phi Vu), el inoportuno, vulgar e hilarante roomie de rasgos asiáticos del novio de Tree, Carter (Israel Broussard). Un día después del cumpleaños de Tree, Ryan es asesinado por alguien con la misma mascara de bebé, y así da inicio otro loop que nos lleva al primer escenario intrigante porque Tree entra al quite para ayudar a Ryan, siendo una total experta en vivir una y otra vez el mismo día. Feliz día de tu muerte 2 está obligada a darle sentido a la situación doblemente extraña y es aquí donde la secuela empieza a perder todo el misterio que en buena medida hizo entretenida a la primera parte.
El director y guionista Christopher Landon decide darle una explicación “lógica” al time loop, la cual si bien resulta ser insulsa, abre la película a muchas otras posibilidades, a tal grado que en un punto nos viene a la mente algo reciente como Spider-Man: Un nuevo universo porque, de pronto, estamos lidiando ya no sólo con un misterioso asesino enmascarado salido de cualquier slasher ochentero, sino con otras dimensiones.
Sin embargo, resulta casi una paradoja que una secuela que inicialmente toma un rumbo diferente, más allá del obvio recurso del loop, termine aterrizando en algo común que hacen las segundas partes: repetir lo visto en su antecesora. Aquí literalmente porque nos encontraremos siguiendo otra vez a Tree durante ese día de su cumpleaños que ya había superado tras repetidos y dolorosos intentos.
No podemos olvidar que estas películas siempre han apostado por un tono humorístico, así que crear toda una explicación con tintes de ciencia ficción sólo para llevarnos a experimentar esencialmente un remake de la primera parte es parte de ese lado absurdo. ¿La variante? Tree estará reviviendo su cumpleaños pero inmediatamente notará pequeñas grandes diferencias al estar en un universo paralelo.
Inconsistencias en la trama (esos famosos plot holes) a un lado –es un hecho que aparecen tras la explicación del bucle temporal–, Feliz día de tu muerte 2 pasa de la mezcla de terror y comedia a un territorio más cercano a El efecto mariposa, protagonizada por Ashton Kutcher, con Tree y la oportunidad de elegir su destino final, decisión que asimismo conlleva un sacrificio. Si el personaje de Kutcher entendía que en ningún desenlace era posible estar con su amiga (Amy Smart) sin terminar afectándola, Tree tendrá que lidiar con una decisión importante que involucra a su madre (Missy Yager) y a su novio Carter.
Así, Feliz día de tu muerte 2 usa su loop y multiverso para comentar directamente sobre hacerle frente al pasado, asumir las tragedias como algo que también nos forma y, al final del día, seguir adelante con nuestras vidas. Es una secuela que intenta ser más conmovedora que su predecesora, empero, sus métodos son familiares y, en un multiverso aparentemente complejo, se esconde una trama central que no sólo juega a ser un remake de la primera parte, con todo y sus gags de calidad variada, sino que tiene un desarrollo simple y una resolución insípida. Ni hablar de la escena post-créditos, la cual hace pensar que vendrán más loops y explicaciones ridículas porque en Blumhouse Productions les gusta ver billetes verdes multiplicarse una y otra vez.
Por Eric Ortiz (@EricOrtizG)