Distrital: ‘Better than Something – Jay Reatard’

Jay Reatard era un músico, no muy conocido, pero sí muy prolífico. Jay Reatard tenía una personalidad complicada, todas y cada una de las bandas en las que colaboró terminaron separándose. Jay Reatard era controversial, se le odiaba o se le amaba, a veces las dos. Jay Reatard murió a los 29 años, estaba muy emocionado por no haber entrado al club de los 27. Jay Reatard falleció debido a una combinación de alcohol y cocaína, una recaída después del mayor periodo de su vida sobrio. Jay Reatard era intenso y visceral, punto.

Se puede ver todo esto y más en el documental: Better than something- Jay Reatard.

El proyecto nació como un corto que acompañaría el lanzamiento del último disco de estudio del músico, Watch Me Fall, y se distribuiría por Internet, pero se transformó por completo debido a la repentina muerte del artista.Durante una semana los directores Alex Hammond e Ian Markewicz siguieron a Reatard en su día a día en su ciudad natal de Memphis.

La espontaneidad de la entrevista se presta para muchos momentos de reflexión por parte del músico, tachado hasta el cansancio como una persona explosiva e incluso inmadura. Queda claro a lo largo de la cinta que la persona conocida como Jay Reatard no es más que un personaje creado a partir de la necesidad de una persona para expresarse y encontrar una forma de salir adelante.

La contradicción viviente que es Reatard se desenvuelve en la pantalla y se va colocando en contexto. Todo ha tenido un poco de influencia en él, la ciudad, su vida familiar, su enojo, su adicción al trabajo. Se pueden ver todas las facetas que componen en verdad a la persona que nació con el nombre de Jimmy Lee Lindsey Jr. para después transformarse en Jay Reatard a los 14 años, edad en que comenzó su carrera musical.

A la par de todo esto se intercalan entrevistas con familiares, amigos y colegas, e imágenes de presentaciones en vivo con las diferentes bandas en las que Reatard llegó a tocar. Todo ello ayuda a completar la imagen como persona real, alejado de todos los excesos y comportamientos clichés asociados con los músicos.

El documental deja un sabor agridulce y sobre todo planta la duda de cómo es posible que alguien pueda habitar dos campos tan opuestos del ser: la destrucción y la creación, de forma tan natural. Un vistazo en el existir de alguien que apachurró muchas vidas en tan sólo 29 años.

Por Xavier R. Vera (@SoyXavito)

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