De cines viejos y cineclubes

Las grandes cadenas de exhibición cinematográfica han venido a matar una vieja tradición de la cinefilia mexicana: el generar cariño y fidelidad por un cine. ¿Qué diferencia hay entre un local del norte o del sur de la Ciudad de México? Ninguna, la decoración y las películas que se presentan son las mismas. La homogeneización impera.

Por otro lado, los reproductores caseros y portátiles también han provocado la pérdida de otra tradición: el cineclub. Antes –gracias a la dificultad de conseguir cierto tipo de material–, universidades, centros de estudios, museos y muchos otros lugares, se daban a la tarea de organizar cineclubes. Sitios donde los cinéfilos podían convivir y discutir sobre las cintas que les apasionaban, aquellas que aburrían, carreras de directores, actores y cualquier otro tema relacionado. En pocas palabras, hablaban de cine y lo gozaban en grupo.

La pérdida de estas dos tradiciones de la cinefilía mexicana, nos ha llevado a dedicar un especial al tópico. Nuestros cines está dedicado a recordar y proponer, a buscar que las costumbres no terminen, esperando que ver películas no se convierta en una actividad solitaria, de disfrute individual. Buscamos iniciar una conversación que nos lleve a discutir aquello que más amamos: el séptimo arte y las maneras de disfrutarlo.

Esperamos que lo disfruten…

De churros, cines y Tacubaya

Es el año 1989 y es el cine Hipódromo, emblema de la colonia Tacubaya, por aquél entonces famosa por ser territorio de Los Panchitos y otras bandas juveniles conocidas por sus sanguinarias peleas, inhalar churro y fumar chemo (¿o era al revés?); por ser el barrio que acunó a Javier Solís; y claro, por el cine Hipódromo, ubicado en el edificio Ermita. Este lugar, conocido como “el triángulo de Tacubaya” por la forma de su terreno, fue alguna vez ocupado por la casona de descanso de una familia adineradísima: los Mier y Pesado…. Seguir leyendo.

Aquellos cines de los que nadie tenía ni idea

Pero, ¿y los cines de nuestros papás, abuelos, bisabuelos y hasta tatarabuelos? ¿Qué se hizo de ellos? La respuesta probablemente más rápida y certera es: desaparecieron de la faz de la ciudad y del recuerdo. Algunos edificios existen todavía pero ya no como cines y por lo tanto la referencia se ha perdido. Por ejemplo, aun existe la construcción que alojó la Droguería Plateros y que hoy es un restaurante. También existe la Casa Borda, magnífico edificio donde se ubicó el afamado Salón RojoSeguir leyendo.

Mirando al cine Teresa

Fundado por el Sr. Guillermo de Teresa, quien, aparte de pertenecer a una antigua familia de hacendados y terratenientes, parecía tener una rara (pero afortunada) fijación por crear salas de cine (como lo atestiguaron también los edificios, también de su propiedad, que albergaban los famosos cines Cosmos y Goya) el enorme cine Teresa inició sus actividades en el año de 1926. Ubicado en la entonces avenida San Juan de Letrán, actualmente el Eje Central Lázaro Cárdenas, en la Ciudad de México, el gigantesco recinto contaba con una capacidad inicial para más de 6,000 espectadores… Seguir leyendo.

¡Deja la botella, cácarooo!

¿Quién no ubica al “cácaro”, ese entrañable personaje anónimo que tenía a su cargo ni más ni menos que la responsabilidad de la correcta proyección de las películas en las salas de cine de antaño y que recibía tremenda chifladera si llegaba a sucederse algún desperfecto durante la función? Junto con las rechiflas pertinentes, era común escuchar gritos a cuello pelado:“¡Cácarooo, deja la botella!”, “¡Cácarooo, suelta a la boletera!” “¡Cácarooo, la pantalla se incendia!”, “¡Cácaroooo!” Seguir leyendo.

El cine como se ve hoy en el CCU

Entre 1976 y 1980, bajo la dirección de los arquitectos Arcadio Artis Espriú y Orso Núñez Ruiz-Velasco, se llevó a cabo la construcción del Centro Cultural Universitario de la UNAM. Con el paso del tiempo, este espacio (sede, entre otras, de la reconocida sala de conciertos Nezahualcóyotl), en el que convergen las más variadas manifestaciones artísticas (dígase conciertos, exposiciones, obras de teatro, danza, talleres, cursos…y cine, (of course!) , se ha convertido en uno de los puntos de referencia más importantes del quehacer cultural en la Ciudad de MéxicoSeguir leyendo.

Hacer un cineclub “bien”: No basta con la difusión, hay que invitar al diálogo

¿Por qué a alguien le interesaría hacer un cineclub? ¿Por moda? ¿Negocio? Cualquiera que sean las respuestas, el cineclubbing está posicionándose como una alternativa más para apreciar cine en el DF. Museos, universidades, centros culturales, bibliotecas y parques han convertido sus espacios en salas de proyección para el análisis, discusión y consumo del Séptimo Arte… Seguir leyendo.

El cine y El Elefante

El auditorio José Vasconcelos, alias “El Elefante”, digamos que fue el cine que alimentó mi afición de forma gratuita por cerca de ocho o nueve años más, cuando ya iba con boleto pagado y por pie propio, aunque con un gran descuento, en el que acababa pagando entre doce y quince pesos por función. Durante toda la secundaria y buena parte de mi preparatoria, el José Vasconcelos representó cerca del 80% del cine que veía… Seguir leyendo.

Chiquito y jodido, pero bonito: extrañando al Pecime

Entre los años 70 y principios de los 80, existían cuatro diferentes puntos de referencia para todo aquel cinéfilo capitalino inconforme con la oferta comercial existente en las salas cinematográficas del D.F. Para los espectadores más conocedores, mamilas y exigentes consumidores de puros art films, la cita obligada era en la primera Cineteca Nacional de Avenida Churubusco y Calzada de Tlalpan; en la Cuauhtémoc, el cine-club del IFAL, en Rio Nazas 43; así como las recién inauguradas salas Julio Bracho y José Revueltas en Ciudad Universitaria, mientras el espectador nostálgico de las grandes superproducciones hollywoodenses de antaño encontraba su refugio en las instalaciones del gigantesco cine Bella Época de la colonia Condesa. Sin embargo, aquellos cinéfilos autodenominados vanguardistas eran el tipo de fauna que frecuentaba el hoy prácticamente olvidado cine Pecime, ubicado en Av. Universidad, a las afueras del metro Coyoacán… Seguir leyendo.

El cine Odeón

El hecho que vino a terminar de manera definitiva con la existencia de este inmueble, referente en su tiempo de la colonia Guerrero y de la ciudad misma, fue la construcción de los Ejes Viales que para este caso se abrieron camino ensanchándose la calle de Mosqueta y su continuación al poniente José Antonio Alzate, derribándose así en un gran tramo todas las edificaciones de la acera norte de estas calles incluyendo al viejo cine. Esto ocurrió a finales de los años 70… Seguir leyendo.

Entre libros y películas te veas: el cine Bella Época

En el inmueble se proyectaban los últimos estrenos procedentes de Hollywood y solían darse programas dobles dedicados a tal o cual artista o director de la época, con las infaltables (en ese entonces, claro) programaciones de matinée dedicadas a los enanos del hogar. Irresistible la tentación, antes o después de la película, de echarse unos sándwiches acompañados de un gaznate, fumar un cigarro y tomarse un cafecito entre tanto ornamento tan mamón… Seguir leyendo.

Un viaje a la China

No está bien iniciar esto con una mentira. Nunca he estado en la China. He visto muchas fotos, reportajes, he leído mucho acerca de ella, sus 7000 años de civilización, las complicaciones del “Gran Salto Adelante”. Hoy, que volteas cualquier objeto y dice “hecho en China”, te recuerda lo grande e importante que es y que fue. Siempre fue misteriosa, aún hoy lo es. Y siempre ejerció una fascinación enorme en todo el mundo. En México es histórica desde los tiempos de la Nao de la China, en que ésta nos trajo maravillas orientales, desde sables con forro de marfil (samuráis), bolas de la vida también de marfil, hasta sedas, papalotes, papel, pólvora y recetas de comida. La comida china hoy es casi mexicana. No pasa más de un mes y volvemos a comernos un chow mein… Seguir leyendo.

Cinematógrafos del centro: todo empezó con un cineclub…

Todo empezó en una oficina pequeña en la que se programaban funciones de cine y se intercambiaban películas de 16 mm en 1960. Así inició la Filmoteca de la UNAM: con un inmueble pequeño y la idea de Manuel González Casanova de organizar la primera incursión formal del cine en el círculo universitario en México. La UNAM inauguró tres espacios para proveer cine y cultura en la zona centro de la ciudad: Cinematógrafo FósforoCinematógrafo del Chopo y el Centro Cultural Universitario (CCU) TlatelolcoSeguir leyendo.

Teatro mágico sólo para locos, o ese palimpsesto llamado cine Ópera

Sexagenario, cacarizo, sin techo y vacío en su interior. No, no me refiero a cualquier politiquillo mexicano, estoy hablando del cine Ópera, esa mole imponente que se asoma por la estrecha calle de Serapio Rendón, en la colonia San Rafael. Como todo anciano que se respete, puede contar, a quien se anime a escucharlo, cientos de historias y, como sucede también con quienes llegan a tal edad, son pocos a quienes les importan… Seguir leyendo.

10 notas sobre otros cines emblemáticos del área metropolitana

Seguramente el recinto cinematográfico más conocido en Ciudad Satélite, desde principios de los años 70 hasta mediados de los 80, cuando este coloso de poco más de mil 200 butacas cerró sus puertas. Algo que lo caracterizaba y lo distinguía del resto de los cines del rumbo era su enorme pantalla para proyecciones en 70mm y su tecnología de punta (orgullosamente, se ostentaba cómo el único en México en contar con la certificación THX de George Lucas). Actualmente, el lugar es una sucursal más de Office DepotSeguir leyendo.

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