No todas las películas navideñas celebran la época con la alegría y el espíritu de compartir característico. Varias la abordan de formas más perturbadoras, cambiando al simpático Santa Claus por algún otro ser malvado. Krampus (Krampus: El Terror de la Navidad) se agrega al popular subgénero del “terror navideño.”
Con la efectiva fórmula que combina terror con humor negro, al estilo de Gremlins, el director Michael Dougherty narra la historia de una familia disfuncional estadounidense que se convierte en el blanco de una maligna criatura durante Navidad. Conocida como Krampus, esta criatura suele aparecer en compañía de sus perversos ayudantes para castigar a los que se olvidan del espíritu navideño.
De acuerdo a una antigua leyenda europea, Krampus es un ser de apariencia demoniaca que emerge del inframundo para castigar a los niños que han sido malos; esto se ejemplifica muy bien en la película cuando un niño – decepcionado y enojado por culpa de su familia – pierde por completo la fe en la Navidad, dándole la espalda a lo que creía sin remordimiento alguno.
Krampus llega para torturar y capturar a una familia cuyos integrantes ya tienen muchos problemas (las víctimas no son las mejores personas del mundo). Mientras el monstruo se encarga de causar miedo y desesperación , la familia decide enfrentarla con los recursos que tienen a la mano; esto provoca un divertido caos en el que también aparecen juguetes diabólicos, duendes demoniacos y hombres de jengibre con tendencias asesinas.
Krampus se burla por completo de las fiestas navideñas y de las familias que no suelen tener éxito al intentar celebrarlas debido a la mala relación que existe entre ellos. La cinta es perversa, entretenida, cuenta con personajes sumamente graciosos y tal vez pondrá incómodos a algunos con sus situaciones exageradas; y es que lo único que importa es reírse con el sufrimiento, tal vez merecido, de los protagonistas.
