Óscar es el pequeño mono de dos años que protagoniza Chimpancés, la última película de Disneynature que retrata la interacción de dos manadas rivales de chimpancés en la Costa de Marfil, al oeste de África. Los directores Alastair Forthergill y Mark Linfield llevan a la pantalla una película visualmente hermosa que muestra la infinita capacidad que tiene el documental para integrar la belleza visual de la realidad a través de la narración de historias.
El género documental es arduo por su naturaleza periodística. Este género simula un proceso más cercano a la investigación de hechos concretos y, a veces, muy específicos, que a la construcción de escenarios imaginarios, como, por ejemplo, sí se hace en la ciencia ficción. Por esta razón, el objetivo básico del cine de conmover audiencias, transmitir mensajes y entretener se conjuga con la gran tarea de informar haciendo del documental un gran reto cinematográfico.
La historia del chimpancé Óscar es el ejemplo perfecto de como un tema tan específico como el de la convivencia de una especie de primates puede ser llevado a un plano sensible con la elección correcta de una historia y la manipulación artística de la imagen. Además de que Chimpancés, con su carácter documental, deja para la posteridad un retrato impresionante de la exuberante Costa de Marfil, uno de los más variados espacios geográficos en el mundo.
Bajo situaciones (y climas) poco controlables, Alastair Forthergill y Mark Linfield pasaron tres años de su vida documentando, descubriendo y persiguiendo a los chimpancés; ardua tarea que hace al filme una obra suficientemente interesante de ver. Imaginen que si un director orienta y exige a sus actores ciertos elementos para lograr una escena, los documentalistas sólo tienen la opción de esperar a que la acción se desarrolle frente a su lente e intentar – y rogar– para que el momento logre quedar registrado.
La construcción visual de la historia y la figura de Óscar hacen de Chimpancés una película sensible y visualmente estética que mantiene cautivas a las audiencias de cualquier rango de edad, incluso a los niños –en quienes Disneynature pensó para la realización de este filme– pero que cuenta con un nivel profundo de contenidos e introduce un tema muy específico con suavidad y gracia.
A pesar de que la narración que Tim Allen hace en el filme no es una muestra de las capacidades artísticas del actor, los recursos con los que cuenta el documental sí son suficientes para entregar una buena película de 78 minutos. La mezcla de imágenes impresionantes de la naturaleza con un conjunto de sonidos incidentales hacen de este filme un maravilloso documental en el que el espectador puede sumergirse y dejarse llevar sin problemas.
Chimpancés es la obra más completa que el cine independiente de Disneynature ha llevado a la pantalla grande hasta el momento. El documental logra mantener la tensión de la historia en el pequeño Óscar al tiempo que introduce al espectador con fina sutileza a la increíble magnificencia natural de la Costa de Marfil y al mundo de los chimpancés explotando los confines artísticos de la imagen y el sonido.
Por Alejandra Arteaga (@adelesnails)
