‘Canta Chamo’: mil chones de amor cercan Venezuela

En el botadero la encuentras como: Canta Chamo/ Siempre te Amaré/ Secuestro en Acapulco

Pregunta por ella así: ¿Tiene la de Los Chamos?

Valor Agregado: María Antonieta de las Nieves en plan Chilindrina adolescente maldosa.

Buena parte de la cultura televisiva de los 80 en México se la pasó experimentando con los refritos tropicalizados de éxitos ya probados, y aberraciones llenas de luz y chaquira. A inicios de la década, Menudo era la ‘boy band’ latina por excelencia. Las niñas que comenzaban a despertar sexualmente encontraban en los pubertos rizados con nombres extravagantes la válvula de escape perfecta para proyectar sus sueños húmedos más ponedores, bailando desgañitadas.

El mercado prometía ser jugoso y Venezuela sacó su versión para triunfar en 1980 con Los Chamos, ¿en dónde más? En México, el lugar donde todo pegaba. Los Chamos era una grupo conformado por los hermanos Winston, Walter y Will, y por Enrique, Gabriel y Argenis (¡Argenis!), que vivieron el pináculo de su carrera con el tema “Canta Chamo”, que fue una versión en español de “Crazy Music”, one hit wonder setentero del duo disco francés Otawann.

Para 1983, Los Chamos (que en Venezuela es algo así como, sí, chavos) habían vendido dos millones de copias de sus discos tan sólo en México. En Venezuela llenaban estadios por varias fechas, y en el resto de América Latina tenían una fama relativamente respetable.

Rafael Baledón dirige una comedia de enredos de cábula y bajo perfil, en donde el grupo anda de gira al lado de nuestra jarochita hermosa, Yuri, quien se avienta sus números rocker, pop pre tecnoso, con letras edulcoradas, que iban bien con Los Chamos “el grupo que le cantaba al amor”.

Todo va de rechupete en Acapulco, la casita de fin de semana de la familia Televisa, hasta que las cosas se salen de sus cauces: un integrante del grupo pierde durísimo ante los encantos de la intérprete de “Dame un beso” y “Qué te pasa”, otro más es secuestrado bajo las influencias de un padre rico de una niña obsesionada con Winston, Carlota, interpretada por María Antonieta de las Nieves, que sólo matiza los recursos de La Chilindrina, llevándolos a un exagere teen, absurdo y sin sal. Otro integrante más decide ayudar a una madre de dos niños y una hija lisiada, a quien le paga la operación.

El integrante secuestrado es puesto en libertad y todos se quedan con un recuerdo grato de la gente mexicana. Los Chamos por supuesto cantaban tan bien como un adolescente al que le está cambiando la voz (la balada pujadita de La Academia y La Voz México le deben bastante a grupos como Los Chamos), y pese al recurso de venta que fue Canta Chamo (la película es lo de menos), Los Chamos pasaron al olvido en cosa de un par de años más.

¿Por qué ver Canta Chamo? Por Yuri siendo Yuri y ‘haciendo’ un personaje (Rosita), lo mismo que con Los Chamos, Lucila Mariscal (sí, recurre a Lencha), María Antonieta de las Nieves y un muy deslucido César Bono. El acento venezolano, las ganas desesperadas de ser Menudo, la falta de identidad dentro de un mundo que refritea de forma bastarda los productos culturales, hacen de Canta Chamo uno de esos bocadillos adictivos que saben feo. En películas como ésta se encuentra la semilla de cintas como Cambiando el destino de Magneto o las que quieran de Garibaldi, Alejandra Guzmán o cualquiera de peripecias de cantantes salidos de la televisión.

Lo efímero de la fama y las nostalgias sin sentido han traído a Los Chamos de vuelta en el mapa, tras el revival que tuvieron artistas como Timbiriche o los mismos Menudo, con un resultado igual de incipiente pero extremadamente local. Muchas se preguntan si es una broma o una banda nueva. ¿Quién va a ser el valiente que la programe en un ciclo de cine realmente transgresor en sus formas? Ja.

Por Ricardo Pineda (@RAikA83)

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