‘En primera plana’: Iglesias de 8 columnas

El dilema central en el periodismo,
e
s que no sabes lo que no sabes.
Bob Woodward

El periodismo parece ser una profesión tan indispensable como devaluada. Se vive un tiempo en el que hay una ávida búsqueda de información y un abrumador flujo de la misma, pero una ceguera total en cuanto al trabajo de investigación que respalde la validez y certeza de tales datos. La brevedad de nuestra era parece no permitir la confirmación de los hechos y como se hace patente en En primera plana (Spotlight, 2015), tampoco hace perdurable la indignación por los mismos, demandando acción inmediata a problemáticas longevas.

La película narra la historia del equipo “Spotlight” del diario Boston Globe, que a inicios de la década pasada recibieron la tarea de escribir sobre casos aislados de pederastia por parte de sacerdotes católicos en Boston, hallando una red de encubrimiento y operación de macabros alcances, cuyas lindes llegaban al mismísimo Vaticano. El laureado filme, dirigido por el inconsistente cineasta Tom Mccarthy (The Visitor, 2008), cuya cinta previa fue Zapatero a tus zapatos (¡!) con Adam Sandler, es un elegantemente perspicaz retrato del oficio periodístico como una iluminadora herramienta que devela la suciedad más recóndita oculta en las grandes instituciones públicas, sea el gobierno, la farándula o en este caso, la Iglesia Católica.

Apoyado en un sólido y agudo guión, que en ningún momento se ostenta como condescendiente y que prescinde de las poses de artificial inteligencia, haciendo uso de una amena seriedad que es inherente al mejor periodismo. Estas mismas virtudes se extienden al fenomenal ensamble de actores que componen el elenco, liderados por el anclaje moral de Michael Keaton como Walter Robinson; el poder de su equipo, conformado por el brillantemente ordinario Mark Ruffalo, Rachel McAdams y Brian D’ Arcy James, radica en la contención, la contemplación y el silencio más que en cualquier tipo de vanidad histriónica, el protagonismo lo lleva la labor periodística y su objeto de investigación.

En el filme, McCarthy hace un énfasis de carácter nostálgico y casi fetichista en el periodismo físico, el material tangible: papel, pluma, tinta, cuadernos, almanaques, hemerotecas y repisas llenan las escenas de En primera plana de una riqueza analógica reminiscente de otros grandes hitos del cine y periodismo estadunidense como All the President’s Men (Pakula, 1976), The Front Page (Wilder, 1974) o el clásico Park Row (1953) del gran Samuel Fuller, filmes que, además, comparten una visión candorosa sobre la ética periodística, un trabajo que en la más valiente de sus facetas, es capaz de obviar intereses y convertirse en un acto de profesional humanismo, haciéndonos saber lo que no sabemos, pero si llegar a la veracidad de un crimen tan rampante toma su tiempo, aun más tiempo tardará en llegar el castigo, sobre todo para los dueños del mismo.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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