Una pizca de softporn y el embrujo del botadero

En el botadero la encuentras así: Dangerous Seductress (1992)

Pregunta por ella así: Oiga había un capítulo de ¿Le temes a la oscuridad? que censuraron en Nickelodeon… ¿lo tendrá de casualidad?

Valor agregado: Brujería de Indonesia, lencería digna de Lina Santos o Rossy Mendoza y recordar Los Angeles en su mejor momento ever: los 90.

El cine de vena popular cuenta con aspectos distintivos que le permiten portar orgullosamente el folklore sin necesidad de pasteurización o cosmetización para exportación al mercado global. Ejemplos de ese genuino exotismo abundan en las peculiaridades que el cine de Kollywood o Bollywood pueden ofrecer a estas latitudes, siendo el cine popular de Indonesia uno de los más singulares.

Como parte de una fiebre por la producción de cine oriental de corte popular, algunas productoras en Estados Unidos y Canadá se dieron a la tarea de importar talentos provenientes de aquellos lares para enriquecer lo que se veía, parcialmente, como una industria en la que hacer cine era excesivamente caro y la demanda de cine de género iba en aumento.

Una de las figuras prominentes del boom indonesio es H. Tjut Dalil, quien dirigiera la disparatada chabacanería de Mystics in Bali (1981) y la mítica Lady Terminator (1989) en la que una antropóloga es maldecida por una hechicera marina a través de una anguila eléctrica que entra por su vagina. Riesgo al que cualquier miembro de la comunidad científica está expuesto.

Pero una pieza aún más curiosa aparecería con la siguiente película de Djalil: Dangeorus Seductress (1995), una volátil mezcla de las sensibilidades del softcore de los 90, que inundó los sueños húmedos de toda una generación, con la magia negra y el demonismo proveniente de Indonesia.

En la película, ambientada en Los Angeles, una banda de ladrones termina cercenada por un accidente de auto dentro de un cementerio, pero su sangre resucita a una antigua reina malvada, ella emprende una búsqueda frenética de picositos encuentros sexuales que terminan en copioso baño de sangre.

El asunto se complica cuando el curvilíneo demonio posee a una mujer que es víctima de violencia física y sexual por parte de su pareja, sin embargo para su fortuna, su hermana –otra espectacular modelo de lencería de encaje–, recibe en su cumpleaños un libro de hechicería (junto con uno de cosmética para verse mona) de manos de un… hombre… de color… negro.

Ahora lo único que la modelo debe de hacer para salvar a su hermana es oficiar un exorcismo. Imaginen a Lina Santos en el papel del Padre Karras. ¡Misa diaria!

La película esta tan poblada de desnudos y sexo soft, como de rapaces mutilaciones y pirotécnicas torturas, que rivalizan en ingenio e hilarante maroma con las de A Chinese Torture Chamber Story (1994). Incluyendo un homenaje muy cuquis a la muerte de Piper Laurie en Carrie (1976).

La inventiva de los chafas efectos visuales sólo es superada por diálogos, caracterizaciones y escenas que hacen parecer cualquier capítulo de los Power Rangers obras de García Lorca dirigidas por John Woo. Lo que en suma crea una peligrosa seducción: el embrujo del botadero.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

P.D. Si quieres ver esta película, escríbenos y te la contamos completa. =)