Una entrevista sobre ‘Paciente 27’: horror humano y mexicano

“La intuición me dice que no todo tiene que ser efectos para contar una historia. A veces el efecto distrae de lo que realmente toca esa esencia que provoca el temor o el horror. En Paciente 27 el suspenso es abordado desde algo humano”. La actriz Itzel Enciso habla de Paciente 27 (2014), película que protagonizó y que significó un gran esfuerzo para todos los involucrados debido a los reducidos tiempos que disponían para filmar en las locaciones utilizadas y el bajo presupuesto para elaborar el filme. De cualquier modo, dichos factores no fueron impedimento para emprender la aventura de filmar una película que ahonda en un género no muy explorado en México: el horror.

El director del filme, Alejandro G. Alegre, en compañía de los actores principales, Itzel Enciso y Marcos Duarte, se reunieron con Butaca Ancha un domingo por la tarde para platicar de su filme, por lo que terminamos siendo el pretexto para que se reencontraran tras un año de haber terminado la filmación del largometraje y para recordar tanto los momentos gratos como las complicaciones que atravesaron al momento de llevar dicha historia del libreto a la realidad.

Alejandro sabe que es difícil vender géneros muy estereotipados por Hollywood en México, como lo es horror, por lo que compartió qué es lo que lo motiva a dirigir un filme de esta naturaleza a pesar de esas adversidades. “Todo parte del gusto propio. Me gusta el cine de género, pero no el cine de género que está categorizado como cine de serie B; más bien el cine de autor. Películas como Following (1998), de Christopher Nolan, o Pi: El orden del caos (1998), de Darren Aronofsky, son películas muy baratas, pero hechas muy en serio. Igual El amanecer de los muertos (1978), de George A. Romero. A pesar de estar hecha con dos pesos está realizada muy en serio y además contiene una crítica social muy clara. Es parte de eso por lo que trabajo con géneros no muy recurrentes en México: por la fascinación por los directores que con pocos recursos logran hacer algo como contar tan bien una historia”, asegura el director.

Por su parte, los actores comentaron un poco sobre el reto de interpretar a sus personajes y cómo fue que éstos los conquistaron lo suficiente para sumarse al elenco. “Yo no estoy tan familiarizada con el género de horror. Fui con un poco de desconfianza para que Alejandro me explicara más del proyecto y lo que me dio seguridad fue que es una de las personas más concretas que he conocido en mi vida y se involucra mucho en lo que hace. Al principio pensé que iba a ser algo medio hippie, pero mi percepción fue cambiando mientras filmábamos la cinta”, afirma Itzel.

El protagonista Marcos Duarte recalcó que tiene una estrecha relación laboral con G. Alegre “Ya había hecho una película parecida antes (Infectados, 2011) con Alejandro, además de otros cortometrajes, y me comentó que tenía intención de hacer este filme. A mí también me encanta el cine de horror. No es un género que la industria y público acepte fácilmente en México; la vía más factible es a través del cine independiente porque la industria del cine en México se mueve de otra forma. El proyecto me llamó la atención. Mi personaje (llamado César) es fuerte emotivamente, se enfrenta a emociones encontradas y es difícil representar eso cuando tu personaje ha vivido cosas que tú no has vivido. Lo más laborioso fue encontrar el personaje e irlo desarrollando sin juzgarlo”

En el caso de Duarte, apropiarse del personaje no fue tarea sencilla, ya que tuvo que adelgazar y lograr el aspecto demacrado que éste requería. “No había considerado principalmente a Marcos para el papel porque él tiene un handicap muy alto; es atlético, joven, entero y está en buena forma y yo necesitaba a alguien que se viera más looser“, confiesa el director que le dio el voto de confianza a Duarte, uniendo fuerzas de nueva cuenta con el histrión. “Su personaje tiene un aire incómodo en su entorno. Esa es la premisa del personaje: está en situaciones que le incomodan todo el tiempo”. Alejandro coincidió con Marcos en que el hecho de filmar la película en orden cronológico (tal y como en su momento se filmó Y tu mamá también) ayudó bastante para lograr la evolución por la que atraviesa el protagonista.

“Es realmente loable la caracterización de Marcos. Todo el tiempo estaba metido en el personaje. aAveces ni quería hablarle porque parecía que era de esos actores que estaban en trance y si le hablabas se quedaba loco”, recuerda Enciso, que también aportó su granito de arena, ya que ella se encargaba de todo lo referente al maquillaje y vestuario que concertaba a su personaje. “Isela es en parte como una antítesis mía: es muy seria y miedosa, pero está muy bien porque así ya no estoy en mi zona de confort interpretando a las locas que me van como anillo al dedo”, comparte riendo la actriz, sin dejar de señalar que por momentos llegaba a tener conflictos con su personaje: “Uno de los rituales que teníamos era que inventamos historias para los personajes y me servía mucho. Tenía un poco de conflicto con Isela porque la percibía muy cobarde, pero empecé a comprenderla a partir de las preguntas y llegué a un punto en el que comprendí que Isela no le tenía miedo a la muerte en sí, tenía miedo de morir sin que le diera tiempo de hacer lo que desea y de ese modo me reconcilié un poco con ella. Ella tiene miedo a no vivir y eso cambia todo el sentido”.

El director G. Alegre contó la historia de cómo fue que nació la idea de realizar esta película. Su hermano y habitual productor le mostró un video (un creepypasta, para ser precisos) cuya historia transcurría en Rusia de los años 40 y le animó diciéndole que podían prestarle una locación similar al lugar en el que se desarrollan los hechos de dicha historia. Evidentemente, Alejandro optó por tomar la esencia de dicho argumento y adaptarlo para que el relato tuviera lugar en el México actual, por lo que terminó construyendo una historia original que bebía de la premisa de ese corto.

Filmar en una locación prestada fue igual de desafiante que conseguir los efectos que tiñen de horror el filme, pues los cortos tiempos de los que disponían para grabar junto con las largas jornadas de filmación hicieron de dicha experiencia un “rodaje maratónico”, tal y como Alejandro recuerda, puesto que tenían que utilizar el fin de semana para rodar de corrido sin tregua alguna. “Los viernes se tenía que acomodar todo para la filmación, los sábados y domingos filmábamos de corrido y cuando terminábamos que podía ser el domingo a las 12 de la noche o 2 de la mañana se tenía que dejar el lugar como estaba (principalmente el productor, su hermano, se encargaba de dicha labor), por lo que era algo muy cansado”

“A Alejandro seguramente le resultaba agotador porque has de saber que es muy hiperactivo para dirigir. Dirigía en el suelo, se trepaba a las mesas… poco le faltaba para dirigir desde el techo”, bromea Duarte, quien fue el que más indicaciones recibió del director al ser el histrión que más primeros planos sostiene en el filme. “Aunque eso habla muy bien de él, porque busca ser muy preciso y es muy conciso para lograr lo que quiere. Uno de los retos del filme en parte fue conseguir la atmósfera. Lo bueno es que como ya había trabajado en cuatro ocasiones con Alegre entendía más o menos lo que quería, estaba más familiarizado que los demás con su forma de dirigir, así que eso fue de mucha ayuda.”

“Tengo una forma de dirigir un tanto complicada porque digo las cosas a medias y mi as fue Marcos porque él ya entiende lo que quiero, entonces ponía la línea en el set. Igual procuro que los actores colaboren y aporten sus ideas cuando estamos desarrollando alguna situación o una escena. Yo creo que el cine es un arte colectivo; si alguno de los participantes no está en sintonía, no se llega a ningún lado”, admite el realizador.

“Algo que admiro mucho de Alejandro es que es alguien que sabe escuchar el espacio y aprovecharlo, incluso él utilizaba la luz natural para filmar las secuencias. También es un tanto obsesivo”, reconoce Itzel, quien recordó con cariño una anécdota en la que el director visualizó cuadro por cuadro las escenas de algunas películas como Los infiltrados (The Departed, 2006) y Buenos muchachos (Goodfellas, 1990) con tal de lograr el efecto de romper una botella, literal, sin un peso.

“Tenía que averiguar cómo lograr ese efecto sin dinero porque ya no teníamos más presupuesto. Con dinero es fácil porque compras la botellita especial para ese truco y la armas, pero era dinero que ya no teníamos, fue un poco retador lograr algunos efectos en ese aspecto”, recuerda el director, que de todos modos se las ingenió para conseguir efectos que despertaran el temor del público como cualquier buena película de dicho género.

Tanto el director como los actores se sienten satisfechos porque, a pesar de las carencias económicas y el cansado proceso de filmación, el objetivo planeado fue conseguido y esperan que la gente se entregue a la escalofriante atmósfera de esta historia, que de seguro perseguirá en pesadillas a los espectadores más susceptibles al terror. “Sé que la gente que está ávida de ver algo underground la va a ver y la va a disfrutar. Esta película tiene ángel (que de hecho tiene un actor que se llama Ángel), es de esos hijos que no reniegas”, asegura Duarte, quien espera que la gente se dé una cita en Feratum: Festival Internacional de Cine Fantástico, Terror y Sci-Fi para ver esta historia que ya ha flechado a algunos curiosos por su tráiler.

“No pido al público que la valoren con clemencia por ser una película de bajo presupuesto porque sé que a la gente eso no le importa; el público lo que quiere es que le cuenten una historia. Eso se logró”, concluye Alejandro, quien espera que la película se distribuya por otros canales para que pueda ser visualizada por la mayor cantidad de gente posible, que también formará parte de la programación del Salty Horror Film Festival 2014. “A veces se cree que el cine se tiene que hacer con millones y yo creo que no es así. El producto tiene mucho compromiso y no se desperdició ni un peso ni un segundo en la producción para conseguir esta película que creo es algo interesante”

Paciente 27 espera conquistar a aquellas personas que buscan ver algo diferente y romper esa barrera que tiene el público con el horror mexicano, pues a fin de cuentas la magia del cine hace que las historias más inesperadas ocurran en aquellos escenarios en los que transcurren nuestras propias historias que construimos en nuestra vida diaria.

“El mérito de esta película es que la construcción se haga con poca producción, pero que se compense con la gran pasión que todos pusieron en el proyecto. Hay un gran compromiso en lo que hicieron tanto Alejandro como su hermano y es muy loable, ya que la creatividad volaba a partir de lo que se tenía al alcance”. Con esas palabras, Itzel consigue que muerda el anzuelo de la curiosidad y que espere ansioso para visualizar esa película hecha con tanto espíritu. Acto seguido, me despido de ellos y mientras me alejo, observo cómo siguen conversando… una hora no es suficiente para rememorar tantos recuerdos ligados a un proyecto en el que los tres funcionan como los latidos que dan vida a tal historia más allá de los sets de filmación.

Por Víctor López Velarde Santibáñez (@VictorVSant)

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